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Estoy viejo para el ciclismo que propone Chris Froome

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Chris Froome - Team Sky JoanSeguidor

La forma de correr de Chris Froome sí que es única

Etapa de gala en el Tour de los Alpes, ya sabéis la carrera que marca el cambio de paso, todos pensando en el Giro y Chris Froome en liza.

Etapa con final en Alpe di Pampeago, una subida que es un suplicio, una recta infernal, empinadísima en la que los ciclistas no progresan.

Permitidme este tweet para explicar, lo que tratamos de explicar

Kern Pharma

Que Chris Froome se quede en el inicio de los puertos es algo que no nos causa sorpresa.

Acostumbra a hacerlo muchas veces, sobre todo cuando no está en el Tour.

En la Vuelta a España es un clásico, recuerdo aquella vez en los Lagos cuando casi cedía un minuto para acabar amenazando la victoria de Nairo Quintana arriba de la cima astur.

De estas nos ha dado muchas, pero lo de Alpe di Pampeago roza el surrealismo.

¿Dónde mira Chris Froome?

Hace unos días un ciclista que pudo vivir el ciclismo de hace quince años y el de ahora me venía a decir que «el ciclismo de ahora me desconcierta, cuando yo corría el equipo que tomaba el mando acababa desfondado y debía tomar la responsabilidad cuando tocaba. Hoy tienes equipos que salen a tope y llegan delante».

Algo así nos ha ofrecido el Team Sky en Alpe di Pampeago.

Cuando al inicio de la subida Chris Froome flaqueaba, tenía tantos compañeros, seis si no me fallan las cuentas, que le cerraban, en fila india, la desventaja con los mejores.

Sinceramente, nunca había visto nada igual, como tampoco ver cómo, consumida una parte de la subida, trepan por la izquierda todos juntos y acaban tirando para su líder.

Un líder, Chris Froome, que no mira a los rivales, ni sus caras, ni sus piernas, ni sus movimientos.

Chris Froome sólo mira el manillar, quiero creer que al SRM, donde se le encienden las luces cuando se excede en los vatios.

Es un ciclismo casi de bolsa, hace números, calcula lo que le hace falta y lo aplica: tantos vatios, tan arriba llego.

Y así, quema etapas el bueno de Chris, quien en sus inicios era un manojo de nervios y a veces precipitación en cada ataque que lanzaba, en cada decisión que tomaba.

Hoy Chris Froome corre  monitorizado.

https://www.facebook.com/TeamSky/videos/10156454086809873/

Ha ganado Miguel Ángel López, algo que se daba por descontado, y un tal Iván Ramiro Sosa Cuervo se ha puesto delante.

Colombiano, veinte años…

Imagen tomada del FB del Team Sky

INFO 

El Hotel RH Ifach es la casa del ciclista en Calpe 

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Ciclismo antiguo

El rampante león de la bandera de Flandes

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Flandes bandera JoanSeguidor

El león llena la bandera amarilla de Flandes

Flandes, amarillo, por otro lado: Tres colores verticales visten la bandera belga: negro, amarillo y rojo.

Repartidos equitativamente, en tercios, cada color tiene su qué. El negro viene de la armadura, el amarillo por el color del león de las armas y el rojo procede de la lengua y dientes de ese león. No siempre fue así. Hasta hacer su enseña una réplica de la tricolor francesa, ésta era horizontal y con ésta combatieron el rodillo de los Austrias en el siglo XVIII.

Bélgica es un país que alcanzó la independencia en 1830. Sus colores vienen heredados de la heráldica de Brabante, la región central de un país polarizado por dos vertientes muy opuestas en todo: Flandes y Valonia.

Kern Pharma

En la primera la vida es rural y vecinal, la otra es industrial y afrancesada. Ni mejor, ni peor, diferentes.

Sin embargo son cuatro las grandes regiones belgas.

En medio, Bruselas, color púrpura y flor de lys en medio, flor amarilla por cierto.

Al sur, encajada en montañas, al final de las Árdenas, territorio hostil y bélico, la región alemana, también llamada Limburgo, con león desafiante, casi flamígero rojo y nueve rosas, tantas como ayuntamientos.

Encima de ésta Valonia, la patria de la Lieja y la Flecha.

Su bandera es un gallo, semi protectorado francés.

La bandera de Flandes es otro cantar, harina de otro costal. La verán mucho estos días. Prácticamente sondeará el camino de los pelotones desgajados por estas carreras dibujadas por el demonio. Curva, viraje, giro, contra giro, pasarán mil veces por el mismo lugar, por el mismo cercado, primero bajando, luego en transversal, después subiendo.

Un laberinto en medio de la nada, de pequeñas colinas que fueron atravesadas por la metralla de dos guerras mundiales.

Ciclismo en Flandes Koppenberg JoanSeguidor

El león negro sobre fondo amarillo es la bandera de Flandes y casi diría que la del ciclismo.

Sólo algunas otras se podrían medir a ella, la ikurriña vasca, inspirada en la Union Jack, y la luxemburguesa –la civil, que es de franjas azules horizontales con león rampante coronado y con dos rabos- muy frecuente en los muros que van a Lieja cuando los Schleck guardaban opciones de victoria.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

La bandera flamenca echa raíces en 1302 cuando Pieter de Coninck la desplegó en la batalla contra los franceses en la ciudad de Kortrijk. Hay dos versiones de esta bandera, adoptada como la oficial flamenca hace poco más de cuarenta años.

Una, la formalmente establecida en los libros, que es amarilla con un león negro y la lengua roja. La otra no diferencia la lengua del rampante animal, que también es negra, porque de esta manera se omite el vínculo con Bélgica.

Esta es la más usual en la Ronde, en Harelbeke, en la Kuurne, en la Het Nieuwsblad,… es la bandera independentista.

La categoría del león flamenco es tan grande que dos ciclistas fueron apodados con tan viril etiqueta. En los años cincuenta, mientras Italia se relamía las heridas de la guerra entre Coppi y Bartali, el tercer hombre, Fiorenzo Magni, hacía historia en Flandes. En la década pasada Johan Museeuw se ganó también el apodo. Ambos fueron leones, y no unos leones cualquiera, leones de Flandes.

Imagen tomada de deronde1.wordpress.com

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Ciclistas

Iván Ramiro Sosa, el colombiano de los de antes

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De entre los colombianos Iván Ramiro Sosa es el más «escarabajo»

Cuando ganó su segunda Vuelta a Burgos comentamos de Iván Ramiro Sosa

Iván Ramiro Sosa es como aquellos colombianos de los ochenta, no es como los que conquistan otras carreras en la actualidad, que ganan sprints como Hodeg o Gaviria, grandes como Bernal, o se hacen mayores a base de fe y calidad como López.

Pero tiene pegada, ese duende de los grandes escaladores de ayer y de hoy, que cuando te miran a la cara sabiendo que te van a hacer año, te lo hacen.

Kern Pharma
Ciclobrava – 400×100 Landing

 

El Tour de Provence fue un «sota, caballo, rey» de Grenariers, otrora Ineos, una carrera cuya suerte pasaba por Chalet Reynard, a medio camino hacia el Mont Ventoux.

Con la rueda marcada de Julian Alaphilippe, el alborotador de la primera jornada, los ingleses sabían que el tema pasaba por la pinza sobre el francés.

Como en la Milán-Turín de hace dos años, pero al revés, Egan Bernal hizo la contención, Iván Ramiro Sosa abrió brecha.

Buena noticia para un par de colombianos que las necesitaban posiblemente más que nadie.

Egan Bernal por los motivos que ya sabemos: ganador muy joven del Tour, la campaña pasada no fue la suya, la peor defensa del Tour que recordamos y un abandono que se impuso imprescindible.

En el caso de Iván Ramiro Sosa, el confinamiento, nos confirmó hace unas semanas Goga, no le sentó bien para medir el punto de forma necesario, le hizo llegar pasado a la competición, siendo intrascendente en la Vuelta en favor de Richard Carapaz.

Cruz 400×400

 

Total, que la Vuelta pasó sin pena ni gloria, como el tiempo para el colombiano más colombiano que hay ahora mismo en el World Tour, como dijimos un puñal cuando la carrera mira para arriba, ligero y evanescente, un ataque le vale para abrir brecha y subir como los ángeles.

Está claro que el Tour de Provence no es París-Niza o Tirreno, pero es un asidero, una forma de ratificar que el trabajo está siendo bueno y va adelante.

Iván Ramiro Sosa pasó un 2020 para olvidar, ya está aquí de nuevo, ahora cabe esperar que mantenga ese dulce de forma y se capaz de darnos parte de lo que llevamos tiempo esperando.

Imagen: FB de Le Tour de la Provence

 

 

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Ciclismo de carretera

La Volta 100 será el 2021

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Coronavirus ciclismo

El próximo marzo podremos disfrutar de la Volta 100

Hace un mes exactamente, hablábamos con el mentor de la Volta, Rubén Peris, sobre la carrera que debería estar celebrándose, y no era cualquier edición, era la Volta 100.

De aquel ratito, sacamos en limpio que era casi grotesco hablar de una carrera ciclista con el panorama que nos rodeaba y que iba a ser casi imposible ver la Volta en este 2020.

En efecto, la carrera pasa al 2021, el 2020 tendrá un hueco en blanco, como en otras grandes y tristes fechas de la humanidad, desde las Guerras Mundiales a la Civil, es lo que hay, estamos en un momento histórico, de esos que hacen socavones en los anales.

Kern Pharma

«Tenía claro que no queríamos hacer la Volta a cualquier precio. No tendría sentido hacerla coincidiendo con Tour, Giro o Vuelta, compitiendo por los mejores corredores y las audiencias televisivas. Tampoco nos planteamos un formato recudido de días. Por eso creemos que la opción más sensata era pasarlo a nuestras fechas habituales el año 2021» dice Peris en la nota de la organización.

Pues es, ejercicio de realismo, entre malabares de organizaciones de meter la patita en un calendario que ya veremos si se reanuda.

El mundo no se acaba aquí. cabría decir, por la salvaguarda del ciclismo y su viabilidad futura, con equipos pendientes de un hilo.

Como dijimos aquí todos pierden, todos perdemos «hay que arrimar el hombro».

Leemos que hay dos equipos que tienen la continuidad garantizada para 2021, incluso con este parón, espero que no sean los únicos, todo se está complicando, muchas cosas se pierden, pero el mundo sigue girando… 

— escrito el 27 de marzo— 

Que la Volta no se esté corriendo estos días es algo muy relativo con el panorama que nos rodea

Hoy la Volta 100 tendría haber estado por Manresa, localidad histórica para el ciclismo catalán y la carrera, cuna del Masferrer muchos años y sede de multitud de eventos relacionados con el ciclismo durante el tiempo.

Hoy la Volta 100 habría consumido sus dos llegadas en alto, una contrarreloj y nos habría dado días de emoción que la emergencia nos ha robado.

Por eso, porque extrañamos la carrera que vimos pasar por casa, desde la mirada de un crío inquieto y abrumado por la caravana ciclista, quisimos darle un telefonazo a Rubén Peris, el alma mater de la carrera…

Rubén ¿qué tal todo?

«Bien, bien, encerrados, pero bien, es lo que nos toca estos días»

¿Cómo habías imaginado la Volta 100?

«La verdad es que la imaginé diferente a cómo ha sucedido, la verdad, pero si te soy sincero ahora mismo lo que me interesa es la salud»

Cierto

«Se está parando todo, no sólo la Volta, es un problema enorme. ¿La Volta 100? pues ya la haremos cuando podamos«

En todo caso, me gustaría volver al inicio y preguntarte cómo habías imaginado esta Volta…

«Pues especial, cómo no, habíamos puesto grandes ilusiones y ganas. Era la edición 100, y lo seguirá siendo, se haga cuando se haga. Nosotros cumplimos 100 años en 2011, pero ahora es la edición 100, sea este año o el próximo. Tendremos más tiempo para prepararla y la haremos con las ilusiones intactas»

Viendo el tiempo que está haciendo estos días, la nieve habría sido protagonista

«Sí, habríamos tenido problemas tanto en Port Ainé como en Vallter 2000. Te mentiría si no te dijera que no he mirado el tiempo durante la semana, pero sinceramente, le doy la importancia justa. No ha podido ser»

Ciclobrava – 400×100 Landing
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Miro todo tipo de calendarios para lo que pudiera ser esta temporada y no veo la Volta

«Hay que ser realistas, es muy complicado que la carrera se haga en 2020. Cuando el calendario se normalice, que no sabemos cuándo será, se comenzará a encajar todo, pero es que es mucho lo que se está cancelando y no es lo mismo buscarle sitio a una clásica que a una vuelta de cinco o siete días como la Volta o la Itzulia. Giro a parte, veo perfecto que no se quieran perder los monumentos, pero nosotros somos conscientes de nuestra realidad»

¿Qué te parecen todos esos calendarios que leemos por doquier?

«Es loable que se hagan, pero son eventuales, nada oficial. Además hay que contar con los organizadores. ¿A mí me interesaría una Volta en octubre o noviembre? posiblemente no, ni a mí ni a mis patrocinadores. Y no es sólo la Volta, son muchas más. Luego está la televisión y la plataforma que esté interesada en retransmitir la carrera fuera de sus fechas»

¿Ha sido doloroso renunciar? ¿Está siendo doloroso destruir tantas cosas hechas estos meses?

«Claro que es doloroso, pero ojo, no estamos destruyendo, hemos decidido no continuar, que es diferente»

Pero entiendo que una carrera como la Volta mueve muchos compromisos, personas, dinero en definitiva ¿no será sencillo gestionar todo eso?

«No lo es. Nosotros dijimos el día 12 de marzo que aplazábamos la carrera, pero ya antes, en vista de los acontecimientos, fuimos ralentizando las cosas, para que el daño fuera el menor posible. Estos días trabajamos desde casa para ir poniendo cosas en su sitio, negociando cupos hoteleros ya reservados, por ejemplo. Habrá cosas que tendremos que pagar, obviamente. Espero que, en un mes, podamos reunirnos y ponerlo todo en común»

¿El daño a la organización ha sido grande?

«Ha sido un daño importante, pero tenemos el apoyo de las administraciones y no vamos a amedrentarnos. Somos una entidad muy basada en el voluntariado y tenemos margen. El daño en importante, pero en estas circunstancias todo es relativo y si todos arrimamos el hombro, saldremos adelante»  

Ciclo 21 – 400×100

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Ciclismo antiguo

Tour 1986: La hazaña de Chozas tuvo el preludio de Sarrapio

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Eduardo Chozas Tour 86 joanSeguidor

Días antes de Chozas, Sarrapio dio la campanada en el mítico Tour 86

Este tercer lunes de confinamiento Teledeporte nos trae aquella famosa etapa del Tour de 1986 que acabó con la monumental victoria de Eduardo Chozas en Serre Chevalier, arriba del Col de Granon, la llegada más alta de la historia del Tour, hasta entonces.

Si el domingo disfrutamos de la cabalgada de Perico con Hinault, esta vez toca Eduardo Chozas, un ciclista enorme, con un palmarés que lo dice todo, en una edición mítica, de esas que marcan un antes y un después en la historia del ciclismo.

Pero días antes de la victoria de Eduardo Chozas en el Tour 86, hubo una que fue también icónica, la de Angel Sarrapio que Jaume Mir, auxiliar esos días en Teka, nos contó en el libro que tuvimos el honor de escribir sobre su singular historia…

Kern Pharma

Pasaron los años, diez exactamente. Mir en otro Tour, Mir en el Tour de 1986. Su labor ahora era para el Teka, el equipo de su amigo Santiago Revuelta, otra de las personas de su vida, que cuyo nombre muchos años después sigue presente en cualquier sobremesa. En aquel Tour, el famoso de LeMond e Hinault, con este manteniendo la zozobra hasta el final sobre si sería fiel a la palabra dada, corría con Teka un asturiano de Arenas de Cabrales que destacó siempre por sus largas escapadas. Tras sufrir un accidente gravísimo en la Vuelta a Asturias en el 84 se rehizo y protagonizó, al año siguiente, una cabalgada en solitario de 200 kilómetros camino de San Remo, y a las pocas semanas ganó en solitario una etapa de la Vuelta a España en Sant Quirze del Vallès.

Era Ángel José Sarrapio y su nombre aún resuena en la Francia más chovinista como el español que engañó a un francés de la forma más sutil que se recuerda. “Hay días que se aparece la virgen”, le dijo el asturiano, el percherón, a Javier de Dalmases cuando cruzó primero la meta del entonces incipiente parque de Futuroscope, mientras era aseado por Mir. Sarrapio acababa de ganar la décima etapa del Tour, ante la incredulidad de todos.

La historia fue la típica de una jornada de transición. En el kilómetro 60 de etapa, el asturiano se unió a la rueda del francés del Fagor Jean-Claude Bagot para hacer camino hacia el nuevo parque temático en los aledaños de Poitiers. La ventaja rápido superó los cuatro minutos y en esos guarismos se movería casi hasta el final, aunque condicionada por la caída en el pelotón de un nombre importante como Robert Millar, que calmó los ánimos de la caza, sobre todo del Panasonic holandés.

La cosa iba bien, todo normal, hasta que el director del Teka, José Antonio González Linares, viendo que iban a llegar escapados, aconsejó a su corredor que fuera conservador en los relevos hasta prácticamente omitirlos. La jugada empezaba a ser redonda: Sarrapio racaneaba porque sabía que Bagot estaba cerca de ser líder y este, aunque se desgañitara, no sacaba más de su compañero.

A 20 de meta Sarrapio, quien desde días antes venía arrastrando una bronquitis, empezó a hacer lo que se llama “teatro del bueno”, fingiendo fatiga extrema, sacando los pies de sus rastrales, realizando estiramientos y poniendo cara de ir extenuado. Aquello fue la gota que colmó el vaso de la confianza de los franceses, que dijeron a Bagot: a tope hasta meta.

Fue tan buena la escenificación de Sarrapio que en el coche de Fagor, imprudentes ellos, empezó a correr el champagne a tres kilómetros de pisar la recta final. Mientras, González Linares a lo suyo: “Ángel, los dos sois un plomo al sprint, haz que vas mal y tendremos una oportunidad”. Y Sarrapio volvía a poner cara de circunstancias mientras estiraba los muslos. Bagot se giraba, lo miraba, y siempre, casualmente, Sarrapio se tocaba la rodilla o resoplaba.  Bagot, mientras, echaba toda la carne en el asador, se arrimaba hacia los laterales de la carretera, que le diera el aire. Se abría hacia el otro lado, imploraba un relevo: el de Cabrales, con cara de circunstancias, que no entraba, no entraba. Luego otra vez a “meterle cuneta”.

Cuando la cámara de meta enfocó a los dos escapados en la larguísima recta que llevaba hasta las mismas puertas de Futuroscope, todos dieron por ganador a Bagot. El francés tensó primero, pero Sarrapio respondió. A menos de un kilómetro volvió a acelerar: Sarrapio ahí, presto.

La broma se acabó cuando Sarrapio, no contento con seguirle, le tomó la aspiración y le dio el último relevo a unos 200 metros de meta. “Coup de théâtre”, que gusta decir en Francia. El españolito se cargó las ilusiones del galo el día de la fiesta nacional. “¿Cómo infravaloró de esa manera Jean-Claude al español?, ¿cómo midió sus fuerzas teniendo en cuenta la llegada en alto?”, se preguntaban, si bien conviene aclarar que, aunque la etapa era tenida por llana e intrascendente, la meta picaba para arriba, como se suele decir.

“¡Ángel, Ángel, has ganado, has ganado!”, chillaba Mir mientras no paraba de saltar. Sarrapio, vacío por el esfuerzo, deambulaba entre la gente en la meta expuesto a un ambiente muy poco amistoso. Mir se percató de que allí las miradas eran cuchillos y las manos podían salir a pasear con facilidad cuando se dirigió a Lévitan, el mismo que años antes le había echado efímeramente del Tour, diciéndole: “Felix, Felix, que hemos ganado, etapa para Teka, etapa para España”. “Merde d’Espagne!”, le clavó el responsable de la carrera.

Mir, helado, calló y tiró para el podio. El ambiente era muy tenso. “¿Cómo es posible que nadie se diera cuenta del peligro de Sarrapio?”.  “Vámonos de aquí, que estos te matan”, le dijo, entre gritos de “gitano” y “ladrón”. Ahí estaba también, con piernas afiladas y polo tricolor, José Ramon de la Morena, con su micro de la Cadena Ser, intentando sonsacarle unas palabras al ganador.

El asturiano había engañado con todas las letras a Bagot, quien además se quedó con las ganas del liderato, que le quedó lejísimos a final de la etapa. Curiosamente Bagot era gran amigo de Maurice De Muer, el que fuera jefe de Mir en el Bic. Preguntado por Sarrapio en L’Équipe, Mir recordaba su gesta en la Vuelta del año anterior y tiró por la vía del coraje: “Es un luchador nato”. Se habían olvidado de la casta del asturiano.

De vuelta al hotel, salvadas las entrevistas y las ceremonias de podio, el equipo se sentó alrededor de la meta para cenar con ganas de gresca. Querían el bigote de Mir, y este no pudo negarse. Tras Viejo y Ocaña, le tocaba el turno a Sarrapio, pero este le dijo: “Tranquilo, Mir, porque no tengo intención de raparte el bigote”. Sí, el asturiano, “un trozo de pan” para muchos, le indultó.

Aquel Tour tuvo otro momento estelar para el Teka de Revuelta: fue la jornada del col de Granon, la que marcó el cambio de paso entre LeMond e Hinault y coronó a Eduardo Chozas, ganador por mucho tiempo de la etapa de Tour que acabó a mayor altitud, a más de de 2.400 metros, por uno de los contrafuertes del Galibier.

Extracto del libro «Secundario de lujo»

Imagen: Demarraje Web 

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