Connect with us
Leaderboard 1 XX
Leaderboard 2 XX

Mundo Bicicleta

Mont Tauch: La cima que vio el drama cátaro

Publicado

en

DT-Swiss 1024×14

El Mont Tauch no es un pico, es el buque insignia de una alargada montaña 

Unas cubas gigantescas en acero inoxidable, en pie y alargadas, resplandecían bajo un sol radiante. Un efecto sorprendente. Esta fue mi primera visión de este bello rincón del departamento francés del Aude, ubicado en los Pirineos Orientales, en la región del Languedoc-Roussillon, donde se ubica mi próximo reto: el Mont Tauch.

Había partido desde Estagel enfilando el manillar de mi bicicleta dirección Paziols, pedaleando por una deliciosa carretera en plena Ruta de los Cátaros, saboreando y no devorando los kilómetros, entre cientos de hectáreas de viñedos y castillos en ruinas salpicados en el espléndido paisaje, enclavados en lo alto de rocas, viendo pasar los siglos y mudos testigos de un pasado esplendoroso.

Hace casi mil años estas tierras estaban bajo el dominio de un pueblo cristiano pero no católico, pacífico y no guerrero, y que sufrió en la Edad Media la más sangrienta cruzada por su expansión y sus cada vez más fieles devotos seguidores, algo que empezó a ver con preocupación el Papa Inocencio III. Fueron perseguidos, sacrificados, quemados y extinguidos de la faz de la Tierra hace unos 700 años. Creyentes del Bien y el Mal, los cátaros vivían en estos castillos “tocando el cielo con las manos y con los pies separados del suelo”, como el que estaba contemplando desde esta loma: el castillo cátaro de Aguilar, dominando la llanura de Tuchan a unos 400 msnm, población a la que hora me dirigía sobre mi montura a la conquista del trono del diablo: el Mont Tauch.

Kern Pharma

A estas alturas del pueblo de Paziols, a pocos kilómetros de Tuchan, distingo arriba y a lo lejos el macizo de Hautes Corbières, del que el Tauch, inquietante, es el punto más elevado con sus 917 metros de altura. Como su nombre indica (Tau, “cabeza”) el Mont Tauch no es un pico, es el buque insignia de una alargada montaña de unos 50 por 20 kilómetros de ancho y, mientras pedaleo dulcemente entre colinas ondulantes, se me aparece imponente como la proa de un barco, surcando las olas representadas por las montañas de menor altura que la rodean.

Sigo pedaleando entre un mar de viñas. No en vano estoy inmerso en tierra de vinos, una vasta extensión de 1700 hectáreas donde se produce el rico caldo de esta región: el Fitou, un vino tinto que obtuvo la DOC en 1948, fundado precisamente en Tuchan en el año 1913, fruto de la unión de cientos de viñadores que entendieron que lo mejor era formar cooperativa, huyendo del individualismo. Así, bajo el lema de que la unión hace la fuerza, los pueblos del Haut Fitou (Tuchan, Paziols, Villeneuve y Cascatel) y del Fitou Maritime (La Palme, Caves, Treilles y Leucate) crearon la cooperativa Mont Tauch, de talla XXXL, uniendo una tierra que arranca desde el mismo nivel del mar para remontar este macizo montañoso originado en el Terciario cuando hace 65 millones de años la placa Ibérica se plegó sobre el continente europeo.

Shimano – Leaderboard 1024×300

“L’Enfer du Mont Tauch”

Siguiendo esta mágica carretera, rodeado de un silencio sorprendente, llego por fin a Tuchan, algo increíble pensando que allí abajo, bajo tierra, existe toda una compleja maquinaria trabajando para producir este rico vino rojo. Aunque parezca mentira este pueblo parece vivir ajeno a esta efervescencia, ya que Tuchan aún parece algo perdido en la Edad Media, con sus callejuelas, puentes y edificios antiguos, aunque si de algo están orgullosos sus vecinos es de su equipo de Rugby, nada menos que cinco veces campeón de Francia (la última vez en 1999).

Paro a rellenar bidones en una vieja bomba ubicada en una hermosa plaza arbolada, donde los más mayores aún se sientan en sus bancos buscando el fresco del atardecer mientras charlan y ven pasar el tiempo. No tardo en entablar conversación con ellos. La ventaja del ciclista viajero es que te hace conectar rápido con las gentes del lugar, te hace próximo y cercano ya que de por sí la bicicleta tiene una estética que alimenta y enseguida se fijan en ella. Como siempre pasa en muchas ocasiones, el tiempo es una buena excusa para iniciar una animada charla y me dicen que hoy tendré suerte si quiero ascender el Tauch en buenas condiciones ya que no sopla el viento: la famosa Tramontane, que según me cuentan ruge uno de cada cuatro días, aunque esto hace que también toda esta zona sea muy luminosa y soleada.

Aprovecho para preguntarles si voy en la dirección correcta y me responden que sí, que gire a la izquierda hacia la Cooperativa y que a su altura encontraré el cartel indicador hacia el Mont Tauch, al pie del inicio de la ascensión a 175 m de altura. Les agradezco el “tiempo” que me han dedicado y enseguida me adentro en el vientre de la montaña por un pequeño camino asfaltado en muy mal estado, lleno de baches, hoyos y mucha gravilla suelta.

Los viñedos van dejando paso a matorrales y robles y ya voy barruntando lo que se me viene encima: tremendas cuestas al 15 y 16% que hacen que meta todo lo que llevo: un 34×30, mientras voy superando estos cuatro primeros kilómetros que no dejan de ser una sucesión de montañas rusas. La carretera es muy estrecha, no más de 3,5 m de ancho, y si se cruzan dos coches no caben. Menos mal que el tráfico es inexistente, a no ser que te encuentres con la furgoneta de mantenimiento de las turbinas eólicas que hay instaladas en su cima desde el año 2000 para aprovechar toda la energía del viento y de la que Tuchan se beneficia financieramente sobre la cantidad de electricidad producida.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Llego al cruce de la Capilla, la Chapelle de Nôtre Dame de Faste, un santuario, un lugar de culto y milagros, erigido aquí al pie del Mont Tauch por deseo expreso de unos marineros que, según cuenta una leyenda, durante una gran tormenta, perdidos y en peligro, pudieron salvarse por la aparición de una Luz. Es precisamente en este desvío cuando realmente empieza la parte más dura de la subida: una rampa a la izquierda con el cartel del nombre del monte y que alcanzará el 20% sale disparada hacia el cielo y me llevará en 4 km, a un 11% de media, a la cima del Mont Tauch, salvando en los 8 km de ascensión un desnivel de 729 m con una pendiente del 9% en total.

Todo este tramo es bastante penoso y el asfalto sigue estando botoso y lleno de piedras, y me da la sensación de estar ascendiendo con plato grande, pues la dureza ya no dará ninguna tregua con una serie de concatenación de rampas y curvas de 180 grados que no bajan del 15% de desnivel, hasta que topemos con la valla metálica que impide el acceso a la torre de comunicaciones. Hasta aquí llega la carretera y lo que podríamos denominar asfalto, y no me quiero ni imaginar como debe ser afrontar esta cuesta con el viento del Norte en contra.

No me extraña que a este monte lo bautizaran hace 12 años como el infierno los miembros del Vélo Sprint Narbonnais, cuando lo dieron a conocer a los pocos cicloturistas de los alrededores que se atrevían a desafiar sus terroríficas pendientes, organizando desde el año 2002 al 2010, durante el mes de julio, una marcha ciclodeportiva muy difícil, con un circuito exigente que podría rondar entre los 100 y los 150 km “descubriendo nuevos paisajes y nuevas dificultades para, de postre, ascender el Mont Tauch y explorar tus límites y sentir, una vez atraviesas la línea de meta, esa sensación indescriptible que sólo los iniciados pueden comprender”. La organización recomendaba un 32 x 28. Quedáis avisados.

Por Jordi Escrihuela, desde Ziklo

 

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo
Click para Comentar

Dejar Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Destacado

De Landa a Izagirre, los juveniles de oro en el podio de la Itzulia

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

Ver a Landa e Izagirre en el podio de la Itzulia tanto tiempo después

La Itzulia que acabó en las manos del vigente ganador del Tour de Francia fue un espectáculo de menos a más que tuvo a dos vascos en el podio, Mikel Landa y Ion Izagirre, una estadística singular, tremenda, ¿cuántos ciclistas del lugar quedan en el podio de su carrera World Tour?

Tras verles en el cajón de la Itzulia he querido recuperar este escrito que Unai Yus nos obsequió hace casi seis años, cuando Mikel Landa se quedó a las puertas del podio del Tour tras ayudar a Chris Froome….

Cuando Mikel Landa se queda a un solo segundo del podio en París, después de hacer el Giro de Italia, resulta que todo el mundo lo conoce, todo el mundo sabe y de él y, por supuesto, señores, esto es España, todo el mundo opina y sienta cátedra sobre él.

Kern Pharma

Al igual que Landa, muchos, muchísimos niños jugaban a ser ciclistas e incluso algunos soñaban con serlo. Personalmente conozco a bastantes corredores vascos que, allá por 2006 y 2007, eran juniors, unos juniors con una ilusión tremenda, con los que tuve la suerte de trabajar.

Algunos de ellos, muchos teniendo en cuenta los tiempos que corren, son ahora profesionales. Me dejaré alguno, seguro, pero recuerdo al citado Landa a Ion Izagirre, Peio Bilbao, Garikoitz Bravo, Igor Merino y Jon Aberasturi en ruta más Jonathan Lastra y Omar Fraile, como corredores de BTT.

Ya entonces tenían algo, se les veía calidad, pero, para sorpresa de muchos, no eran dominadores de la categoría ni mucho menos. Como ejemplo, Landa e Izagirre fueron los dos últimos corredores de la selección de Euskadi en el campeonato junior que se celebró en Onda y que ganó el navarro Enrique Sanz. Esto es sólo un detalle, pero da pistas sobre cómo son estos corredores actualmente, buenos compañeros, sacrificados y conocedores del oficio.

Recuerdo a Mikel Landa como lo veo ahora, un tío con una clase descomunal, no como el corredor más autodisciplinado, no era un chico al que le encantara entrenar, pero tenía un don. Un don, una chispa que a día de hoy ha pulido con trabajo.

Mikel Landa es lo que era, un tío al que no le importaba sacrificarse por sus compañeros pero, ojo, tirado para adelante como pocos y que le gustaba ser líder cuando se sentía bien. Un tío con carácter, un líder en el grupo con sus chistes, sus gracias, un crío que no se callaba ni debajo del agua, que a veces se pasaba de la raya, que resultaba irrespetuoso, pero que generalmente lo hacía con un sentido, con un fin. Un tío, que podrá equivocarse o no, pero que no da puntada sin hilo.

Izagirre era otro talento natural, el del pedaleo fácil, al que le daba lo mismo una carrera de carretera que una de ciclocross, un chaval al que le veías pedalear y decías: “¡Qué clase tiene!”.

Al igual que Landa y que todos los corredores vascos, un junior de maduración lenta que todavía jugaba a ser ciclista era Peio Bilbao, un año más joven, el diamante, el niño flaco, desmadejado, con perfil de escalador y callado pero que lo mismo se te metía en una escapada por el llano y te la liaba.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Jon Aberasturi, un velocista que nació en el lugar equivocado, triunfando en Asia, ahora. Este ya era de los míos, como fui yo, un currante, un chaval con algo menos de talento natural pero con una capacidad de trabajo y sacrificio fuera de toda duda.

En este grupo metería a Jonathan Lastra, también a Omar Fraile, el niño que se hizo atleta remando en la ría de Bilbao, a Igor Merino…. Otros muchos, tan talentosos y trabajadores como estos, y hablo sólo de los nacidos en Euskadi, se quedaron por el camino, entre ellos Aitor Ocampos, medalla en aquel campeonato de España de Onda.

Por tanto, está claro que a la cumbre del ciclismo profesional se llega por varios caminos, pero, los dioses del Olimpo, los cracks, sólo son aquellos que tiene un brillo especial, un duende, un don….para hacer magia en bicicleta.

Por Unai Yus

Imagen tomada del FB del Team Sky y Team Baharain

INFO

Las gran fondo by Rose Bikes…

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Mundo Bicicleta

Col de Turini, del motor al Tour

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

El Col de Turini estará en el cierre del Tour en la Costa Azul

En el cierre del Tour 2024, la jornada penúltima, con entrada y salida por el mapa de los Alpes Marítimos, hará alto en varios puertos y entre otros el Col de Turini

Los puertos de la Provenza y la Costa Azul, situados estratégicamente en la entrada de los Alpes marítimos, o en la salida, según cómo se miren o dependiendo de la carrera y de cómo los afronten, siempre han sido respetados y admirados, y siempre han sido sinónimo de batalla en sus cuestas, aportando su sal y su pimienta a competiciones como el propio Tour.

Podemos hablar del arco de Sospel y su trilogía de Niza: puertos como Braus (1002 m), Castillon (706 m) y La Turbie (480 m), continuando por otros como el Espigoulier (728 m), el Esterel (314 m) y sobre todo el gran Turini (a 1607 m), que han sido escenarios donde los adversarios continuamente se han tanteado y en muchos de ellos han habido luchas decisivas, llegando incluso algunos corredores a hacerse con el maillot de líder en estas cuestas en las que sus cunetas suelen estar abarrotadas de gente.

Kern Pharma

Citar los puertos provenzales es evocar lugares donde las rampas se retuercen y giran sobre sí mismas, donde las curvas las marcan los arbustos, donde los ángulos agudos se muestran sin contemplaciones, mientras los corredores caracolean, girando sus cabezas buscando la carretera y siempre intentando seguir los muros de contención para evitar el precipicio.

Por eso estos cols siempre provocan muecas entre los participantes, algo, por otro lado, bastante normal en Niza, la capital del Carnaval galo.

Y llegamos al Col de Turini…

Como Turini, que vuelve a la competición, sobre dos ruedas sin motor, nada menos que después de 46 años de haberlo hecho por última vez, en 1973 y en el Tour, con victoria para de uno de los nuestros que supo «encarrilar» muy bien su pedaleo dirección a su cima.

Estamos hablando, en efecto, del recordado Vicente López Carril, un histórico del ciclismo español.

Así, podemos decir que el corredor gallego fue el último ciclista en coronar el puerto en primera posición, en una edición en la que quedó 5º de la general, después de haber hecho podio el año anterior.

De esta manera, Turini, más reconocido y popular en el mundo del rally porque en él se disputa uno de los más famosos del mundo como es el mítico Rallye de Montecarlo, cambia el motor por los pedales y en el que los ciclistas, ese próximo 16 de marzo, habrán de acometer más de 30 lacets, horquilla sobre horquilla, curvas cerradas, giros de 180º, en una exigente ascensión de 15 km con una pendiente media del 7,3% y donde probablemente se decida el ganador de esta edición de la París-Niza.

Una espectacular subida y en la que, por esas fechas, suele ser habitual que haya presencia de nieve.

Ya veremos.

Los aficionados, ese día, descubriremos un puerto para el ciclismo de ensueño, una de las carreteras serpenteantes más escénicas que existen, para disfrutar mientras contemplemos un paisaje de fantasía, ascendiendo por la ladera de la montaña y con hermosas vistas al mar Mediterráneo.

Un puerto de cine.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

El Turini fue, cómo no, todo un descubrimiento de Jacques Goddet, «una sensacional novedad» como él mismo exclamó cuando lo dio a conocer como primicia en el Tour de 1948 «con su interminable pendiente».

A pesar de haber entrado muy poco en las competiciones de ciclismo (Tour del 48 con victoria para Louison Bobet, del 50 para Jean Robic y la recordada del 73 de López Carril), en sus curvas se han escrito épicas páginas de la historia de la ronda gala, como en aquella etapa de la edición del 48, cuando Louison Bobet, que había abandonado el año anterior, estuvo a punto de hacer lo propio el día antes en San Remo, ya que se encontraba enfermo, pero durante aquella jornada, provocado por un ataque de Roger Lambrecht, que era nada menos que su delfín, Louison resucitó.

Acompañado y ayudado por un gran Apo Lazarides que protegió eficazmente el maillot amarillo de su líder y amigo, y además alumno de Vietto, se escaparon a siete kilómetros de la cima para lanzarse después a tumba abierta a pesar de los cuatro kilómetros de descenso pedregoso.

Louison Bobet triunfó finalmente en Cannes recuperando siete minutos a Bartali.

El italiano, su adversario más peligroso, se encontraba en ese momento a 21 minutos.

Como curiosidad, el prestigioso L’Equipe, al dar la novedosa noticia de la inclusión de este bonito puerto en la París-Niza de 2019, publicó una foto errónea del Turini en sus páginas, confundiéndolo con el no menos bello y escénico Col de Braus, conocido como el «alambique», el «tirabuzón», «kriss malayo» o simplemente «cric», algo que para ser el célebre diario no deja de ser algo bastante imperdonable.

La legendaria generosidad de René Vietto

¡Ay! Si el pobre René Vietto levantara la cabeza…

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Ciclismo antiguo

Mende siempre será la cima Jalabert

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

Aquel día en Mende, Jalabert puso en jaque el quinto Tour de Indurain

Ese año 1995 estaba siendo el año de Jalabert, la brutalidad más grande jamás vista y Mende entraría en la geografía del éxito del francés.
Cuando hablamos con él durante el confinamiento, la verdad es que le daba bastante igual que le llamaran «cima Jalabert

Mende, dia D ¿qué te parece que llamen al lugar Montée Laurent Jalabert?

«Si te soy sincero me da bastante igual, quizá hubiera tenido sentido llamarle así al año siguiente pero…»

Mende es un lugar insertado en el Macizo Central francés que sea como fuere para los siglos quedará como la cima Laurent Jalabert.
La inequívoca figura del mejor ciclista galo de los últimos 20 años fue aquel día de julio del 95 el cuchillo que resquebrajó la resistencia de Miguel Indurain y los suyos en una de las jornadas que quedaron grabadas a fuego en nuestra conciencia.
La pizarra del entonces rosáceo equipo de la ONCE echó humo en aquella travesía por los montes de Lorèze ataviando el mejor ataque que jamás sufriría Miguel. Con la sapiencia de que cerca de meta era tarea imposible importunar al titular del maillot jaune, la cosa quedó en mover la carrera desde lejos, tanto que 200 kilómetros se hicieron cortos.
La fuga que hizo temblar los cimientos del Tour la integraron tres ONCE más otros tantos italianos.

 

Kern Pharma
Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

A Jalabert, aquel día hacia Mende, le secundaba el mejor Melchor Mauri jamás visto junto al australiano Neil Stephens.

Con ellos Massimo Podenzana, Dario Bottaro y Andre Peron. Los seis habrían de abrir un hueco más allá de los nueve minutos.

En Banesto no daban crédito.

Las piernas de los gregarios de Indurain al unísono no enjuagaban el desperfecto. Surgieron entonces varias tesis. A cola del pelotón se fraguaba la ayuda de otros equipos. El manejo de José Miguel Echávarri dio frutos apetecidos para mantener a raya la afrenta de Jalabert.

En la subida final Jaja se deshacía de todos sus rivales.
En la recta del aeródromo, un 14 de julio, al cielo, el de Mazamet sumaba una victoria antológica, algo no visto desde que Chiapucci se armara de valor hacia Sestriere.
A aquellos que nos empañaron la mirada aquel día.
Muchas gracias.
Imagen: Graham Watson

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Mundo Bicicleta

En el Galibier somos como un pálido y vulgar animalillo

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

«En el Galibier somos como un pálido y vulgar animalillo; ante este gigante, sólo podemos quitarnos el sombrero y saludar con modestia»

La frase de Henry Desgrange, el padre del Tour, exclamada en 1911, define a la perfección lo que el ciclista siente cuando se tiene que enfrentar al gigante alpino en un terreno grandioso, inexpugnable hasta aquel entonces, donde incluso los más grandes campeones empequeñecen ascendiendo por su carretera ganada a los hielos, que cubren tres cuartas partes del año alcanzando los siete metros de manto blanco bajo las órdenes del general Invierno.

Territorio hostil, en su cumbre a 2645 metros sobre el nivel del mar reina el silencio y solo nos queda admirar. Y meditar. Por encima de la cota 2000 hay poca vida en sus laderas, quizás alguna marmota que se despereza del letargo hibernal, pero la actividad humana es prácticamente nula. Es el triunfo de la naturaleza sobre el hombre, en toda su expresión, un monumento hecho montaña donde solo llegar hasta allí arriba supone una victoria y ganar, la gloria, tocando el cielo con las manos.

Así debió sentirse Émile Georget -igual que Neil Armstrong cuando pisó la Luna-, al ser el primer hombre en pedalear por el túnel abierto en su cima, porque el francés, a diferencia del norteamericano, no puso pie durante las 2 h y 38 minutos que invirtió en toda su ascensión, «una gesta sin precedentes en los anales del ciclismo», tal y como tituló L’Auto en su portada del 11 de julio de 1911.

Kern Pharma

Siguiendo con la analogía, el mismo diario aquella fecha podría haber definido la épica etapa como un pequeño paso para el ciclista pero un gran salto para el ciclismo mundial y el Tour, que con aquella montaña adquiría una nueva dimensión.

El túnel que la mayoría de vosotros conocéis ya estaba abierto en aquellos años, ya que fue nada menos que en 1891 cuando se construyó para comunicar a los vecinos de la Saboya con los de la Provenza, bajo 90 metros de piedra y roca y 365 de largo, tantos como días tiene el año. Poco se podían imaginar que 20 años más tarde alguien montado en aquel invento reciente sería capaz de semejante hazaña.

Le habrían tachado de loco, de lunático, pero así fue para asombro de los aficionados a este increíble deporte que se engancharon a un espectáculo sin igual en el que los ciclistas «fueron capaces de ser alados y elevarse hasta unas alturas donde ni siquiera llegan las águilas», como también pronunció en su día el propio patrón de la Grand Boucle.

Por aquí volaron Fausto Coppi en el Tour del 52 «escalando como un teleférico deslizándose por su cable de acero» (Goddet), Charly Gaul en 1955, Bahamontes en el 64 o Anquetil dos años más tarde en una de sus mejores vuelos.

El Galibier es un paso de montaña casi tan viejo como la propia Humanidad. Se dice que esta ruta se fue trazando siguiendo los pasos de contrabandistas y vendedores ambulantes que desafiaban el frío y las ventiscas de nieve incluso en verano. Acceder a uno de los otros valles era como hacerlo a la cara oculta de la Luna, a un territorio desconocido, otro mundo.

Sin embargo no fue hasta 1979 cuando el coloso da su estirón definitivo y crece nada menos que 89 metros, alcanzando los 2645 actuales. En efecto, el viejo túnel se resintió de una sus bóvedas y amenazaba con desplomarse de un momento a otro.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Se cerraron sus grandes portalones de madera durante 25 años y se construyó una nueva carretera para cruzar el paso en forma de curvas diseñadas «a la mula», mil metros más de escalada al 10%, convirtiéndose en el tramo más duro de toda la ascensión, siendo Lucien Van Impe, aquel mismo año, el primero en estrenarlo pasando en solitario en cabeza.

Aunque las puertas del túnel fueron abiertas de nuevo en el año 2003, después de las reformas que ya permitían el paso incluso de autocares, el Tour prescinde de él y prefiere el nuevo tramo que lleva a la cima, para disfrute de los aficionados que sienten en aquellas nuevas rampas toda la épica de los esforzados de la ruta que se convierten en gigantes cuando hollan su cumbre, igual que lo seréis vosotros si superáis el miedo escénico del cartel «Col du Galibier: 35 km», saliendo de St Michel de Maurienne. Más que un fuera categoría, un puerto de otro planeta.

Por Jordi Escrihuela

Imagen: Ciclismo Épico

 

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

DESTACADO

Lo + leído

Copyright © 2017 Página propiedad de JoanSeguidor. www.joanseguidor.com y www.elvelodromo.com son propiedad Joanseguidor. Agencia especializada en contenido deportivo, Ciclismo de carretera, BTT Mountain Bike, Gravel o ciclocross y el mundo relacionado con la bicicleta.