Ciclistas
La montaña rusa de Contador mira hacia arriba
El lider, Alberto Contador
Líder destacado del World Tour y ganador de dos grandes carreras como Tirreno y País Vasco, triunfos aliñados con sendas plazas de plata en Algarve y Volta, y todo sumado a éxitos parciales dibujan un panorama presente halagüeño para un corredor que necesitaba buenas noticias como el comer.
Sin ánimo de ser ventajistas, hace pocas fechas firmábamos este post en este mismo blog.
Nos habíamos eco de la portada e interior de la revista Velo Magazine para afirmar que Alberto Contador no estaba acabado.
En el mismo se construían argumentos como las recurrentes adversidades que han sacudido su vida para explicar que 2013 fue un año de transición para este ciclista que en forma es un competidor como pocos hay en su generación. En este cambio de tendencia se barruntan varios puntos.
Todos coinciden en señalar la adquisición de la sapiencia del ex ciclista y ex técnico del Team Sky, Steven De Jongh como clave.
Los métodos de este mentor, que no pasó la prueba del algodón en el equipo inglés, hablan, sobre el papel, porque as particularidades obviamente se nos esconden, de una dieta más idónea, la tranquilidad de las alturas del Teide, donde no sé a qué esperan para organizar un trail con todas las grandes figuras que allí confían su suerte, y entrenos más metódicos.
Es increíble como ciclistas de diez años de profesionalismo demuestren aún que tienen mucho o casi todo por aprender sobre su oficio.
De cualquiera de las maneras a Contador estos cambios le han sentado muy bien. Cambios que han venido apuntalados por un sabor de revancha que desde luego siempre mueve a todo buen competidor y la tregua con el magnate ruso que posee su equipo.
Leyendo entre líneas el arranque de año firmado por Contador encontramos lecturas interesantes
como la crono final de la Vuelta al País Vasco, donde atosigado quizá por la amenaza de Alejandro Valverde, fue el de antaño y sólo superado por un especialista como Tony Martin.
También pasa a los anales su victoria en la etapa reina de la Tirreno, el mejor triunfo que yo le recuerde pues se centró en correr, sin cucamonas ni malos gestos, teniendo sólo la meta y el triunfo como objetivos.
A su vez propinó un buen golpe a uno de sus rivales de nueva generación, Nairo Quintana, una de esas derrotas que sabiendo de la ambición que mueve a estos corredores, seguro que le ha dolido.
Alberto Contador, dominante?
El dominio de Contador presenta también matices. Por ejemplo su principal rival, Chris Froome, no ha estado este año en la disposición de hacerle sombra como hace sólo unos meses.
De hecho el Team Sky ha brillado por su ausencia estos meses de vueltas por etapas y su única oposición ha llegado de la novia de Froome, aparentemente picada por los triunfos de Contador, y la gilipollez de Dany Pate, tuiteando que se comió un chuletón en Irún.
Contador sabe que tiene una fecha en rojo, son los días del Dauphiné, allí donde se cruzará con Froome antes del Tour. Veremos qué pasa.
La Volta demostró que Contador no sabe correrle a Purito
no al menos en la medida de ponerle en apuros. Que el catalán ha crecido en condición y que el madrileño ya no desborda como antes es obvio, pero que Contador no es consciente de que con el líder de Katusha no hay que esperar al final para jugarse los cuartos es un hecho.
Cierto es que la Volta quizá no presentara el mejor recorrido, pero en las etapas pirenaicas hubo opción de hacer daño de lejos, y no lo hizo. Sería por el frío, por el día, por lo que fuera, pero no le probó.
Y por último la estrategia, siempre la estrategia.
Con la Vuelta al País Vasco bien atada no fue de recibo verle tomar riesgos en Arrate.
Él solito se ventiló la única ayuda que le quedaba, la de Roman Kreuziger, cuando sólo tenía que aguantar en trago hasta el santuario pues portando el amarillo, no necesitaba arribar el morro a la cabeza lo más mínimo y tuvo suerte que Valverde, tan elocuente él, no se dio cuenta, porque en la cima eibarresa a Contador se le pudieron haber torcido mucho las cosas y quizá este balance tan espléndido presentara alguna tara.
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Foto tomada de www.eltiodelmazo.com
Ciclistas
Juanpe López, el ciclista que te pone nervioso
Esto de Juanpe López es un paso de gigante, no sólo es una etapa, es todo un Tour de los Alpes
Juanpe López es un ciclista especial, por decirlo de alguna manera.
No me lo toméis a mal, es cercano, sensible y transparente, tanto que a veces poner hasta nervioso.
Pero ello no le quita un ápice de atractivo y alegría a lo que ha conseguido esta semana, ganar una etapa, su primer triunfo, y la general del Tour de los Alpes, lo que era el Giro del Trentino, o lo que es lo mismo, un anticipo de lo que espera en el Giro de Italia.
Juanpe López ha abierto la cuenta en la semana del frío y el mal tiempo en media Europa.
El mismo día que el pelotón tiritaba en la Flecha Valona, él encontró el éxito en la nevera que era el Tour de los Alpes con un ataque de media distancia y la certeza de que si apretaba hasta el final incluso la general podía estar en su radar.
No se equivocó.
Por el camino al triunfo le tocó lidiar con Bardet, O´Connor, Tiberi, Poels y cia en una etapa, la de ayer, en la que le pusieron al límite en más de una ocasión poniendo de relieve una de sus grandes virtudes, llevar el sufrimiento hasta un poco más allá.
Como cuando fue líder del Giro, es increíble lo que se agarra a la carrera, de una manera incondicional como a pocos se les ve.
Nuevo en estas lides sacó otra de sus características, los nervios.
Vivir al lado de Juanpe López tiene pinta de ser emocionante, tomándose las cosas como demuestra tomárselas.
Todo esto lo deduzco por su forma de actuar en muchos pasajes de la carrera, un poco a medias entre Evenepoel, Alaphilippe y el gran Thomas Voeckler.
Qué manera de gesticular, que forma de engancharse con todos y cada uno de los integrantes de cada corte que se ha ido formado.
Según piensa, se mueve y actúa, nada más comanda los grupos, pide el relevo, nada más pierde alguna plaza, deja recados por el camino.
Soy yo o Juanpe es muy "turras" con tantos gestos??? #TotA
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 18, 2024
Ya sé que no nos hemos visto en esas circunstancias, que no somos ciclistas profesionales, pero a veces resulta hasta un poco excesivo.
Pero, como os decía al principio, no me lo toméis a mal, esto es un gran paso, un salto de calidad, no es ganar una etapa, es una general y eso, en este ciclismo, tiene mucho valor.
Ahora, el Giro.
Imagen: Lidl Trek
Ciclistas
5 desenlaces de capo en los monumentos
Ganar en los monumentos es tan complicado, que hacerlo de forma contundente tiene valor doble
Me encanta la expresión italiana de «capolavoro» para retratar esas victorias que dejan huella en el aficionado. victorias que si se producen en alguno de los cinco monumentos valen por dos e incluso por tres, si se logran sin dudas ni titubeos, demostrando superioridad en un entorno de competitividad total.
En estos años creo que han habido jornadas en la que se veía de lejos el ganador.
Los tres Lombardías de Tadej Pogacar o las dos Liejas de Remco Evenepoel están en ese nivel, pero hemos querido ir un poco más allá y recordar esas jornadas en las que el ganador ya se daba por seguro de lejos…
La Lieja 2015 de Valverde
Es cierto que las cuatro victorias de Alejandro Valverde en la Lieja-Bastogne-Lieja han sido para enmarcar, en términos de estrategia y sprint en condiciones de fatiga máxima, pero la que gana en 2015 es una exhibición rotunda.
La forma en la que el murciano controló el desenlace, sabiéndose favorito y vigilado, fue suprema, un punto más en su grandeza.
Les controló desde adelante en el Muro de Ans, dejó hacer a Dani Moreno y a 500 metros de meta se fue a por él, cerró el hueco y se dispuso a lanzar el sprint que acabó ganando.
Parece sencillo, porque así lo hace, pero sin duda que la complejidad de esos momentos explica la enormidad de ganar en los monumentos.
La Lieja 2011 de Gilbert
Ese año había un coco en el pelotón y respondía al nombre y apellido de Philippe Gilbert.
El belga se incrustó entre los dos Schleck y les mantuvo a raya hasta el mismo sprint final.
Nunca hubo opción para los hermanos luxemburgueses, el Gilbert aquel venía de ganar Amstel y Flecha, era favorito y ejerció como tal.
Incontestable.
La San Remo 2019 de Alaphilippe
Está lejos este Alaphilippe de aquel de hace cinco años, pero es que ese ciclista fue superlativo, en especial aquellos días.
Su rueda estaba marcada, venía de ganar Strade y de batir a los velocistas en un sprint de Tirreno, pero ello no fue suficiente para que ejerciera con solvencia hasta la misma Via Roma.
Jugó, literalmente, con los rivales en una carrera que se precia de ser la más complicada de ganar entre los monumentos.
La Roubaix 2015 de Degenkolb
Qué ciclista aquel John Degenkolb en 2015, antes de aquel maldito accidente entrenando.
Ganador en San Remo, dobló Roubaix a las pocas semanas como Van der Poel el año pasado.
Ese día el alemán sacó remató el córner, quedando cortado en un primer término, pero remontando desde atrás, cogiendo el primer grupo y batiéndoles al sprint.
La San Remo 2014 de Kristoff
El noruego tuvo años muy buenos y en especial en ese ciclo, cuando todo le salía.
Su victoria en la Milán-San Remo fue una exhibición de equipo, con un Luca Paolini de excepción en la Via Roma para dejarle sembrado el camino.
Qué poco estético ha sido siempre Kristoff, con ese casco torcido, pero qué jodida fuerza de la naturaleza cuando estaba inspirado.
Este año, en Flandes y Roubaix, he vuelto a tener esa sensación de asistir a algo único y brutal, el control y aniquilación de competencia que ha ejercido Mathieu Van der Poel en ese sentido, ha rescatado esos momentos en los que ganar uno de los cinco monumentos parece la cosa más sencilla del mundo.
Ciclistas
Mola Pidcock, mola mucho Tom Pidcock
El pequeño pero curioso bagaje que está construyendo Tom Pidcock no es desdeñable
He leído de quienes han estado cerca de él que Tom Pidcock es gallo, tiene ego, cierto aire de suficiencia e incluso de distancia.
He leído eso y me lo creo, incluso diría, que lo celebro porque en esa expresión sobrada de ciclista top se prolonga una actitud en carrera que sólo puede gustarte, y al final estamos aquí para valorar a esta gente si son buenos o malos ciclistas, no si en la vida cotidiana resultan más o menos amables.
Tom Pidcock siempre ha sido una estrella, mucho antes de pisar el Ineos y destacar en el World Tour.
Con ese «cuerpo escombro», que diría Alix, ha logrado granjearse éxitos y notoriedad por donde ha pasado, por una forma de correr que no genera indiferencia, más bien todo lo contrario, cualquier amante del ciclismo tiene que estar encantado con lo que hace Tom Pidcock en la carretera.
Él siempre se mueve, arriesga y ataca, e importa más bien poco quién sea el rival.
Lo demuestra cada invierno en ciclocross cuando se mete en las cuitas de Van Aert y Van der Poel, entre los dos, como la cuña que calza una mesa.
Lo evidenció el año pasado saliendo a por Pogacar en Amstel y Remco en Lieja
En ambas ocasiones salió desplazado hacia atrás, pero no se escondió.
Exactamente igual que ayer en la Amstel Gold Race.
Con la duda de Van der Poel activaría el rodillo, él no espero y se metió en una fuga de «mortales», eso es Hirschi, Benoot, Vansevenant…
No escatimó el relevo, tampoco rehuyó algún «ataquito» por si acaso y en el sprint se sacó la espina de esa llegada de hace tres años, aquí mismo, con Wout Van Aert.
A Tom Pidcock le vemos muchas veces a remolque, cerrando huecos, algo descolgado, pero también le vemos y con la misma intensidad que cuando coge el mando y no se deja nada.
Como dijimos el año pasado tras la Lieja es «Juan sin miedo», ha construido un carisma sólido, y apuntalado por la hinchada anglosajona, basado en presencia en carrera y triunfos, pocos, pero muy buenos.
Imagen: FB Amstel Gold Race
Ciclistas
El día y la Amstel que merecía Tom Pidcock
Esta Amstel es un bálsamo para Pidcock e Ineos
Habiendo sido tercero y segundo, a Tom Pidcock no le valía otro resultado que la victoria en la Amstel Gold Race.
Simbólica, en este sentido, la imagen de Tom Pidcock abrazándose con Michal Kwiatkowski en la meta de la Amstel, ganador dos veces aquí, como su los saberes para ganar la clásica de la cerveza se transmitieran en el seno del equipo.
A inicios de año, nos preguntamos en este mal anillado cuaderno cuál sería el día grande de Tom Pidcock este año.
¿Cuál sería su Alpe d´Huez o Strade Bianche en 2024?
Pues bien lo ha sido la Amstel Gold Race, la carrera que le negó fortuna a Tom Pidcock mediante dos fuera de serie.
Hace tres años frente a Van Aert, en un photofinish muy discutible y el pasado ante Pogacar, intratable.
Esta vez Pidcock fue el más listo de la clase.
En una jornada en la que Mathieu Van der Poel no pareció en su prime, se apresuró a sacarlo de la ecuación rápido.
En estas carreras hay un momento en el que si Van der Poel no se ha ido solo, el tema se revuelve y el pronóstico se torna incierto.
Así, fue, en un corte de cortes, Pidcock se metió con gente que no racanea como Vansevenant, Hirschi y Benoot para hacer hueco y jugarlo todo al sprint final, sabedor que es muy fuerte en estas lides.
Su victoria es agua de mayo caída en abril sobre el palmarés de un Ineos que ha dado un claro paso atrás en su presencia en el pelotón, que yo no hegemonía.
Es el tercer triunfo, ojo del equipo inglés, pero qué triunfo, toda una Amstel Gold Race que el equipo británico ya tenía en sus vitrinas, una carrera que un soplo a un equipo sin duda en apuros.
El imperio sigue de pie…
Imagen: @Eltiodelmazo
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5 desenlaces de capo en los monumentos
Carolina
15 de abril, 2014 En 15:28
Me pregunto a mi misma por qué comento siempre que escribes de Contador?? Lo de mirar hacia arriba es para implorar, o por lo que le pueda caer encima?? Sea lo que sea, visto desde el punto de vista de una aficionada a este deporte; creo que está siendo un buen comienzo de temporada para AC.