Ciclismo antiguo
¿Quién rompe San Remo?
Hace unos días Vincenzo Nibali, medio hastiado, se borró de San Remo. La clásica en la que más lució el año pasado, quizá la única, se cayó de entre los objetivos del vigente ganador del Tour porque acusa la falta de dureza. Ni Pompeiana, el puerto no subido más famoso del mundo, ni Manie, ni le leches. Se mantiene el perfil de siempre, el digno de un monumento que se distingue por quemar los años lozano y reconocible: tras los capos que Miquel Poblet simulaba en sus entrenamientos, vendrá La Cripessa y luego el Poggio. Subidas sencillas si se quiere, pero subidas a mil por hora y con 280 kilómetros en las piernas. Ahí reside en encanto de San Remo.
“La piu facile, la piu difficile” repite Eduardo Chozas cada vez que habla de una carrera que conoce en primera persona, y a través del dolor de sus piernas. Es la más fácil de acabar, pero la más complicada de ganar. Parece sencillo, sobre el papel lo es, pero la historia demuestra lo contrario.
Hubo un tiempo por eso que había ciclistas capaces de romper la dinámica grupal que domina la primera gran carrera de la temporada. No hace tanto de estos nombres y ciertamente era un espectáculo verles reventar el pelotón, casi siempre antes o durante el Poggio, cuando no en el descenso. Imaginen las andanzas de Laurent Fignon, Gianni Bugno, Claudio Chiapucci, Maurizio Fontriest o Giorgio Furlan. Otros ganaron mano a mano como Laurent Jalabert a Fondriest, o Sean Kelly a Moreno Argentin, en un descenso que trasciende los tiempos. También quienes sembraron el caos para recoger su corona en el último suspiro: Paolo Bettini por ejemplo o Filippo Pozzato, en el primer y único gran triunfo que corona su tremenda clase, ese día que Pedro Horrillo lo tuvo a tiro de piedra cuando se debía a Oscar Freire.
Fabian Cancellara es otro que también rompió el sprint en San Remo y no sólo el año que ganó, también el que le ganó Simon Gerrans, ese desagradecido australiano que aprovechó el rebufo del expreso suizo, o en la de Gerald Ciolek, cuando la nieve obligó a recortar el Turchino.
No tengo nada contra los velocistas, pero un triunfo suyo es sinónimo de que el plan B falló en San Remo. No tengo nada contra el tricampeón Oscar Freire, ni Mark Cavendish, ni Alessandro Pettacchi o Mario Cipollini, sólo que su victoria implica el ahogo de aventureros. El año pasado Alexander Kristoff ganó por calidad y porque tenía un genio llamado Paolini merodeando.
Y para esta San Remo qué. Pues un dato clave, que la llegada vuelve a la Via Roma y ello implica un kilómetro menos para perseguir al que pueda ir escapado. Desde el final del descenso del Poggio hasta el arco de meta sólo habrán dos kilómetros y no tres. Parece baladí, pero no lo es cuando todo lo que pasa, pasa tan rápido.
Y en nuestra quiniela de “reventadores” del sprint queremos colocar a Michal Kwiatkowski y a su compi Zdenek Stybar (espero que ambos no se sometan al yugo del inglés que se desvela por ganar y ganar), metemos también a la pareja de Tinkoff Sagan & Kreuziger, que no me digan cómo o porqué pero vuelve a correr. Y a nuestro Van Avermaet, si Gilbert no le molesta, y a Rui Costa, y a Stannard & Geraint, y a Sylvain Chavanel –el auténtico artífice de romper el pelotón hace dos años-, y quizá a un Alejandro Valverde que en principio llega para proteger la baza más obvia: Juanjo Lobato, quien quizá debiera saber que la última vez que se llegó a la Vía Roma, hace ocho años el ganador fue un tal Oscar Freire.
Imagen tomada del Facebook de Milán-San Remo
INFO
Eurosport emitirá el domingo desde las 14:30 la Milán – San Remo, uno de los monumentos del ciclismo conocido con el sobrenombre de “La Clasiquísima”. Esta carrera se caracteriza por ser una de las más propensas a las sorpresas dentro de las pruebas de un día. Además la edición de este año será la gran oportunidad del español Juanjo Lobato (Movistar) de hacerse con su primera “Clásica”, tras estar a punto de subirse al podio el año pasado en su debut en esta prueba. El andaluz llega en un gran estado de forma, como ha dejado patente en el comienzo de la temporada, en el que ya ha logrado tres victorias de etapa. Otro de los grandes protagonistas de la jornada podría ser Peter Sagan. El eslovaco del Tinkoff-Saxo también luchará por hacerse con su primera victoria en un Monumento, después de ser segundo en dos ocasiones en esta misma prueba y otras dos en París-Roubaix.
Tridente de lujo en los comentarios
Juan Antonio Flecha se sumará a Antonio Alix y Eduardo Chozas en los comentarios, aportando toda su experiencia en la retransmisión para llevarle a la audiencia el mejor análisis.
En total, Eurosport y Eurosport 2 emitirán durante 2015 1.800 horas del mejor ciclismo, incluyendo 450 horas en directo, lo que sin duda pone de manifiesto que un año más Eurosport será “La Casa del Ciclismo”. Tras la emisión de la Milán-San Remo, llegarán a Eurosport en el mes de marzo la Volta a Catalunya, el GP E3 de Herelbeke, el Criterium International y los 3 días de la Panne.
Ciclismo antiguo
Briançon, Lieja & Valkenburg, las 3 esquinas del ciclismo
Grandes vueltas, monumentos, ciclocross… esto ocurre en Lieja, Briançon y Valkenburg
Hay lugares en el bello globo bendecidos por la naturaleza, la belleza o el azar. En ciclismo hay tres en concreto que beben de su ubicación y extraordinaria tradición. Supongo que podréis añadir alguno más, pero a mi se me ocurren estos tres: Lieja, Briançon y Valkenburg.
La primera la conocéis de sobra, es noticia una vez al año, fijo, cuando no más.
Es la cuna de la decana, la Lieja-Bastogne-Lieja porque era el trayecto que encajaba para que los periodistas fueran y vinieran en tren el día de carrera, siguiendo al pelotón.
Por Lieja además pasa el Tour de forma recurrente, si no es directamente, en tránsito
Por Lieja discurrió incluso una edición de la Vuelta a España y en Lieja se han jugado varios campeonatos del mundo.
Incluso Lieja ha albergado el mundial, recuerdo uno en tiempos de Mariano Cañardo cuando los italianos monopolizaban la contienda.
Luego está Briançon, ahí en el valle, encajada entre Izoard y Galibier, en medio de un océano de cimas con nieves perpetuas, en una encrucijada, cerca de Italia, de Sestriere, la puerta al valle de Aosta.
Briançon y su ciudadela han visto el mismo año el Giro y a las pocas semanas el Tour de Francia
Si no es final de etapa, es ciudad de paso. En el olimpo de los lugares ciclistas, está tocada.
Ciudades bendecidas por el ciclismo: Lieja, Briançon y… Valkenburg.
Aunque si queréis que os seamos sinceros, lo de Valkenburg es rizar el rizo.
Encajada en el Limburgo, la ceja de las Árdenas donde los Países Bajos dejan de ser bajos.
En el corazón de la vieja europa la ciudad neerlandesa es al ciclismo lo que Old Trafford al fútbol, la catedral del circo de las dos ruedas, un idilio del lugar, de la gente y el paisaje con la bicicleta.
Valkenburg tiene por descontado el ciclismo anualmente siendo ciudad de paso, mil veces, y meta de la Amstel Gold Race, la fiesta nacional neerlandesa de la bicicleta y el ciclismo.
Valkenburg ha puesto en el mapa un enclave como el Cauberg, la violenta subida en la que Philippe Gilbert hace estragos, habiendo ganando varias veces la Amstel Gold Race y siendo, incluso, campeón del mundo.
La ciudad del Valkenburg, modesta en dimensiones y población ha sido sede de los Campeonatos del Mundo de ciclismo en carretera cinco veces. Nada más y nada menos.
Cinco mundiales de ciclismo han acontecido en Valkenburg
Viajamos a 1938 y conocemos a marcel Kint, alemán, que se convierte en campeón mundial.
Diez años después, y tres ediciones más allá, por el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, Valkenburg corona a Alberico Schotte, el belga que sacó petróleo de la increíble rivalidad de Bartali y Coppi, anulados en un marcaje imposible.
Año 1979. Jan Raas, el especialista en la Amstel, saca oro de Valnkenburg que bate al sprint a Thurau y Bernaudeau.
Ya en el 98, Oskar Camenzind, suizo de Mapei, se corona campeón el día que todos miraban a Michele Bartoli bajo el diluvio de septiembre limbugués.
El Tour tambièn ha aterrizado por Valkenburg, dos veces además. Ganaron Giles Delion, prometedor francés, en 1992, y Matthias Kessler, alemán de final infeliz, en 2006.
Pues bien, con este bagaje, con una infinidad de carreras, pruebas y eventos relacionados con las dos ruedas, el Campeonato del Mundo de ciclocross aterrizó hace cinco años en Valkenburg.
Imagen: G.Demouveaux
Ciclismo antiguo
1994: La Flecha Valona que cambió el ciclismo
Nada fue igual tras la Flecha Valona de 1994 y los azules haciendo pleno
La primera parte de los noventa se tiene como la época más oscura de la historia del ciclismo y muchos toman la Flecha Valona de 1994 como el cénit.
No son pocos los testimonios que hablan de un ciclismo psicodélico, de corredores que no corrían, volaban, de cosas raras, de podencos hechos caballos de carreras,…
Testimonios no faltan.
Dos son elocuentes. Greg Lemond justifica parte de su declive por las dos velocidades de aquel ciclismo, un salto de rendimiento que apuntaba una sustancia cuyas siglas eran EPO. David Millar habla en su libro de sus primeras carreras como algo inalcanzable, no había ni roto a sudar que el pelotón ya les había dejado de rueda.
#DiaD 20 de abril de 1994
En el año 94, la Vuelta a España seguía disputándose en abril.
En la antesala de la misma estaba el tríptico de las Ardenas, pero en orden diferente al actual. Una semana después de Roubaix, se corría la Lieja, luego la Flecha Valona y finalmente la Amstel, posteriormente vendría la Vuelta que en esa ocasión dominaría a placer Tony Rominger.
La Flecha Valona se presentaba como la reválida para Eugeny Berzin. El ruso de rubia cabellera había ganado en Lieja días antes y era la punta de lanza del potente Gewiss. Por nombres el equipo celeste copaba las apuestas, sin embargo, los italianos no querían ganar, querían sencillamente coparlo todo.
En el llano que precedía el muro de Huy, Berzin, que iba insultantemente fácil, tomaba unos metros sin que nadie osara seguirle, salvo sus dos compañeros Moreno Argentin y Giorgio Furlan. En la cima de Huy Argentin culminaba la masacre, siendo primero por delante de sus dos colegas.
“Ellos ruedan y nosotros nos quedamos. Hacen que ir en bici parezca sencillo, no necesitan ni preparar estrategia alguna” dijo Gérard Rué, el gregario de Miguel Indurain, preso de la incredulidad.
Los peores temores que circulaban por el pelotón se hacían realidad y las sospechas no tardaron en plasmarse cuando al día siguiente en una conversación entre Michele Ferrari y varios periodistas, en una pedanía de Lieja, el galeno afirmaba sin pudor:
“Si yo soy ciclista y sé que hay una sustancia que mejora el rendimiento y otros la usan, yo también la utilizaría. La EPO no es mala, sólo lo es si abusas de ella, como si te atiborras de zumo de naranja”.
En efecto, el ciclismo de dos velocidades ya era un secreto publicado y público, la caja de pandora se había abierto, estallaría en pocos años…
Imagen: Cronoescalada
Ciclismo antiguo
Amstel Gold Race by Jan Raas
Nadie dominó la Amstel Gold Race como Jan Raas
Jan Raas fue una de las esas buenas figuras que tuvo el ciclismo a finales de los setenta y principios de la siguiente, que hizo de la Amstel Gold Race su feudo, se la llamó «Amstel Gold Raas».
Nacido en 1952, fue posiblemente el primer ciclista con pinta de intelectual.
Todo un espejo donde se miró el maître Fignon.
Fue posiblemente el gran valedor de esa megaestructura neerlandesa llamada Ti Raleigh comandada por Peter Post.A Raas la victoria le gustaba más que a un tonto un lápiz
Era perrete, parecía italiano más que ciudadano del respetable reino neerlandés.
Gustaba, además, de tomar el pelo a los rivales.
Su último gran triunfo fue en el Tour de 1984, una etapa donde puteó con tino al visceral Marc Madiot, hasta que le rebañó la victoria toda vez que le había asegurado que no estaba para dar relevos.
Sin embargo tuvo gestos encomiables, como cuando renunció al amarillo en un prólogo muy condicionado por la furiosa lluvia.
Eso sí, al día siguiente se empleó a fondo para vestirlo en buena lid.
Éste era Jan Raas
En 1977 Jan Raas ganó su primera Amstel, poco después de hacerlo en San Remo
Ciclismo antiguo
El Tourmalet, Indurain, Chiapucci…
1991, en aquella subida y bajada al Tourmalet no sólo sucedió el gran salto de Miguel Indurain
No sé cómo, aunque puedo imaginarlo, el otro día el algoritmo me recomendó echarle un ojo a este vídeo que me llevó directo al Tour 1991, el Tourmalet, Indurain, Chiapucci y cia.
Dicen que el tiempo da perspectiva, que alejarte de proporciona mejor visión de los sucedido y sin duda de las consecuencias y en esta ocasión pude corroborarlo.
Ver aquella grabación me gustó, con los cortes de voz de Pedro González en TVE y Javier Ares y Luis Ocaña en las retransmisiones de radio de José María García.
Total que me papeé toda la subida y bajada a aquel histórico paso por el puerto más emblemático del Tour de Francia, una jornada que 33 años después sigue siendo histórica por lo mucho que pasó en aquella subida.
Recordad que la carrera venía de España, de Jaca, donde la hinchada se había decepcionado fuertemente con la actitud de los Banesto por no empezar a asediar el liderato de facto de Greg Lemond, dorsal 1 y gran favorito.
De hecho, durante un momento de la subida, el narrador de TVE, Pedro González, afirmaba que al americano se le veía seguro y fuerte, con visos de salir de amarillo aquella jornada de 250 kilómetros.
Sin embargo, Luis Ocaña no tenía tanta confianza en el americano, su lenguaje corporal no invitaba al optimismo y acertó.
Estábamos presenciando un cambio generacional en toda regla y no éramos conscientes de ello.
Con Chiapucci abriendo camino en el Tourmalet, e Indurain siempre pegado a su rueda, Perico ya había cedido, Fignon nadaba contracorriente y Lemond acabaría descolgado.
Los de la generación del 64 -a la que perteneció también nuestro invitado del otro día, Raúl Alcalá, aunque en esa etapa ya se había retirado- habían derribado la puerta a por el trozo gordo del pastel.
Y no se irían en unos años, encabezados por Miguel Indurain.
Sin saberlo en esos instantes, estábamos viendo un cambio de orden y la marcación de las jerarquías en ese mismo orden, puesto que el momento de duda de Gianni Bugno, una vez pasado el descenso del Tourmalet le sacaría para siempre de las quinielas del Tour de Francia.
El Tourmalet siempre ha sido mágico, el gran anfiteatro del ciclismo, ha tenido mejores y peores ediciones, pero aquella tarde de julio de 1991 fue el gran «revolucionario» del ciclismo que nos asaltaba y marcaron los años más felices viendo este deporte.
Por suerte, mirándolo ahora, aquella magia, el cosquilleo anterior a las grandes carreras sigue y sólo espero que esa llama no se apague.
-
Ciclismo5 días atrás
Ciclista: El casco, siempre el casco
-
Ciclismo1 semana atrás
Movistar y los puntos, esta historia me suena
-
Ciclismo antiguo6 días atrás
1994: La Flecha Valona que cambió el ciclismo
-
Noticias de ciclismo1 semana atrás
Amstel Gold Race: ¿Quién puede evitar el éxito de Van der Poel?
-
Ciclismo antiguo1 semana atrás
Amstel Gold Race by Jan Raas
-
Ciclismo1 semana atrás
La Flecha Valona de Igor Astarloa ya queda lejos
-
Ciclistas6 días atrás
5 desenlaces de capo en los monumentos
-
Ciclistas4 días atrás
La última marcianada de Van der Poel podría estar en Lieja
Agustin
20 de marzo, 2015 En 14:52
Muy buen articulo, como siempre, un gusto leer este blog
Iván Vega
21 de marzo, 2015 En 0:04
Muchas gracias 😉