Ciclistas
El respeto que Froome se ha ganado y merece
La crono más enrarecida de la historia del Tour, por el desastre del Ventoux y el luto de Niza, ha puesto en bandeja de plata el tercer Tour de su carrera a Chris Froome. A ver quedan los Alpes, la temida tercera semana, miles de recovecos e historias por ser vividas, pero Froome lo tiene en la mano, y viendo los antecedentes se nos antoja complicado que pierda la carrera, y eso que no rompe ni distancia como años atrás. Froome, chapeau tío, porque no sólo luchas contra rivales, te mueves en uno de los ambientes más hostiles que he visto nunca en el ciclismo.
Hay una corriente muy visible, que se hace notar, que tiene muchos frentes, personas de diversa índole, desde opinadores ocasionales a periodistas especializados, que no para de meter mierda sobre el líder del Tour, y claro aspirante una tercera corona, Chris Froome. Es como si al flaco y larguirucho inglés se le hicieran pagar todas las facturas de golpe de años de frustraciones y desafecciones con este deporte.
La sucesión de lecturas sobre lo acontecido en el Ventoux y en los instantes previos fue de espanto. Antes de llegar a la base del puerto, una caída de Gerrans se llevó por delante tres compañeros del líder. ¿Por qué no le atacan? ¿por qué manda Froome parar? primero, porque enfrente de Froome hay un equipo sin sangre, sí el Movistar, y segundo a Froome se le hace caso porque se decide hacerle caso. Valverde agita el brazo como que aquello no es de recibo y nadie pasa. Es más, en ese momento los compañeros de Nairo no iban en cabeza, con lo cual, poco o nada había que acelerar porque ellos no estaban en ese momento en la pomada.
Luego en el Ventoux, para ser más exactos en el camino hacia el Chalet Reynard, dos episodios. El primero deportivo. Ataca Valverde y le seca Landa, ataca dos veces Nairo y le corta dos veces Poels, poderosísimo. Empiezan los voceros: “Con ese equipo cualquiera”. Pero ¿es que Sky comete una ilegalidad fichando a placer? ¿hay una norma de tope de gasto?. En el pasado otoño dijimos que en el Team Sky ya estaban corriendo el Tour, entonces no admito extrañeza por lo de ayer. Sky es un rodillo, el sistema permite estas desigualdades, hacen pero que muy bien en aprovecharlo.
Posteriormente el episodio caótico. La moto, o las motos, que se atasca y Porte, Froome y Mollema, por este orden, al suelo. Con la bici rota, Froome, presa del desconcierto, empieza a correr dirección a meta, quedaba creo más de un kilómetro. Le dicen que “así no, pilla una bici». Espera y la coge. A posteriori llovió fuego sobre Froome y una posible sanción. Pero vamos a ver ¿es el maillot amarillo el causante del desastre? ¿salió beneficiado?
Tras emitir una primera general con Adam Yates de líder, se restableció el orden y el amarillo volvió a Froome. Seguramente en el Team Sky hicieron su parte para que el jurado fallara a favor de su corredor, puedo poner casi las manos en fuego que así fue, porque estas cosas funcionan así y los de negro tienen poder. ¿No juegan otros sus cartas? ¿no hay tráfico de maletines y alianzas curiosas dependiendo en qué etapas? El reglamento obliga al ciclista a cruzar la meta con su bicicleta, es lo que hizo Froome, luego qué pasa por salir corriendo en ese momento. Ocurre una hecatombe en carrera, totalmente ajena a lo deportivo o a las posibliades de los corredores. Nairo sale en un vídeo agarrado a una moto, pero acaso sabemos si estaba esquivándola, sabemos cuánto rato llevaba, sabemos si tardo en soltarla. No ricemos el rizo, por favor.
No lo enciento, la verdad, Froome es un campeón ejemplar, que siempre está presto, que es simpático y respetuoso con rivales y aficioandos, y se le trata como la peor escoria. El año pasado y hace tres se le acusó de llevar motores escondidos, alguien ha probado algo más al respecto. si tal es la certeza que se lo lleven por delante, pero es que después de toda la nebulosa no hay NADA, porque no se puede demostrar NADA. Tenemos una legión de forofos esperando verle caer como Lance Armstrong muchos años después. Hay una inquina, una rabia prendada en algunos que no hace mas que entorpecer y ensuciar este deporte, como esos que se llaman aficionados y no hacen mas que dar por culo en las subidas disfrazados de fantoches y corriendo al lado de los ciclistas.
Froome está donde está porque trabaja mejor que nadie, porque conoce el Tour mejor que nadie y se rodea mejor que nadie. Para llegar aquí se sobrepuso a una enfermedad, al traumático coliderato con Wiggins y posteriormente a todos sus rivales. Disfrutemos del ciclismo, por favor, de su golpe en el Peyresourde, del momento mágico con Sagan en Montpellier y dejemos que la lógica de la carrera dicte en favor del mejor, ahora mismo Chris Froome.
Imagen tomada del FB del Tour de Francia
INFO patrocinada por 226ers
226ERS lanza la nueva NEO – protein BAR con un 50% de proteínas
Una deliciosa barrita con cobertura de chocolate, un alto contenido proteico y chips de soja. Cuenta con un 50% de proteína y menos de 1g de azúcares.
Una textura compacta que la convierte en un snack ideal para una óptima recuperación. Contiene 25 gramos de proteína de alta calidad en cada barrita, extraída de fuentes como la caseína, huevo y lácteos, todas con gran cantidad de aminoácidos esenciales y ramificados.
Con estas pautas se favorece la captación de aminoácidos por parte del organismo aprovechando el periodo de “ventana abierta” y se acelera la recuperación muscular, tan necesaria para lograr optimizar resultados y acercarse hacia tus objetivos, así como para afrontar de la mejor forma la siguiente carga de ejercicio.
La vitamina B6, encargada del metabolismo de los aminoácidos, hace de ella un producto ideal para favorecer la recuperación tisular (de los tejidos) tras grandes esfuerzos, entrenamientos de fuerza o competiciones.
Recomendamos los siguientes usos:
Antes del entrenamiento: una barrita entre 40 minutos y una hora antes, porque el organismo tendrá el tiempo suficiente para asimilar correctamente estos nutrientes y lograr un mayor rendimiento debido a que la fatiga se retrasará y el riesgo de lesión muscular disminuirá.
Después del entrenamiento: una barrita durante los siguientes 30 minutos al finalizar la sesión de entrenamiento.
Después de la competición: una barrita por hora durante las dos horas siguientes después de una competición.
Para una recuperación extra: una barrita en el desayuno el día posterior a un entrenamiento extenuante, de larga duración o una competición.
No obstante, y si el objetivo es un aumento de la ingesta proteica, las Neo-protein se pueden utilizar también a modo de “snack” ingiriendo una cada 5-6 horas.
Dado que las NEO Bar se centran en la recuperación muscular y de tejidos, se recomienda su combinación con productos con alto aporte en hidratos de carbono como las Endurance Bar, Evo Bar o las Energy Drinks de la misma marca para recargar los depósitos de glucógeno muscular y optimizar el proceso global de recuperación.
Ciclistas
5 desenlaces de capo en los monumentos
Ganar en los monumentos es tan complicado, que hacerlo de forma contundente tiene valor doble
Me encanta la expresión italiana de «capolavoro» para retratar esas victorias que dejan huella en el aficionado. victorias que si se producen en alguno de los cinco monumentos valen por dos e incluso por tres, si se logran sin dudas ni titubeos, demostrando superioridad en un entorno de competitividad total.
En estos años creo que han habido jornadas en la que se veía de lejos el ganador.
Los tres Lombardías de Tadej Pogacar o las dos Liejas de Remco Evenepoel están en ese nivel, pero hemos querido ir un poco más allá y recordar esas jornadas en las que el ganador ya se daba por seguro de lejos…
La Lieja 2015 de Valverde
Es cierto que las cuatro victorias de Alejandro Valverde en la Lieja-Bastogne-Lieja han sido para enmarcar, en términos de estrategia y sprint en condiciones de fatiga máxima, pero la que gana en 2015 es una exhibición rotunda.
La forma en la que el murciano controló el desenlace, sabiéndose favorito y vigilado, fue suprema, un punto más en su grandeza.
Les controló desde adelante en el Muro de Ans, dejó hacer a Dani Moreno y a 500 metros de meta se fue a por él, cerró el hueco y se dispuso a lanzar el sprint que acabó ganando.
Parece sencillo, porque así lo hace, pero sin duda que la complejidad de esos momentos explica la enormidad de ganar en los monumentos.
La Lieja 2011 de Gilbert
Ese año había un coco en el pelotón y respondía al nombre y apellido de Philippe Gilbert.
El belga se incrustó entre los dos Schleck y les mantuvo a raya hasta el mismo sprint final.
Nunca hubo opción para los hermanos luxemburgueses, el Gilbert aquel venía de ganar Amstel y Flecha, era favorito y ejerció como tal.
Incontestable.
La San Remo 2019 de Alaphilippe
Está lejos este Alaphilippe de aquel de hace cinco años, pero es que ese ciclista fue superlativo, en especial aquellos días.
Su rueda estaba marcada, venía de ganar Strade y de batir a los velocistas en un sprint de Tirreno, pero ello no fue suficiente para que ejerciera con solvencia hasta la misma Via Roma.
Jugó, literalmente, con los rivales en una carrera que se precia de ser la más complicada de ganar entre los monumentos.
La Roubaix 2015 de Degenkolb
Qué ciclista aquel John Degenkolb en 2015, antes de aquel maldito accidente entrenando.
Ganador en San Remo, dobló Roubaix a las pocas semanas como Van der Poel el año pasado.
Ese día el alemán sacó remató el córner, quedando cortado en un primer término, pero remontando desde atrás, cogiendo el primer grupo y batiéndoles al sprint.
La San Remo 2014 de Kristoff
El noruego tuvo años muy buenos y en especial en ese ciclo, cuando todo le salía.
Su victoria en la Milán-San Remo fue una exhibición de equipo, con un Luca Paolini de excepción en la Via Roma para dejarle sembrado el camino.
Qué poco estético ha sido siempre Kristoff, con ese casco torcido, pero qué jodida fuerza de la naturaleza cuando estaba inspirado.
Este año, en Flandes y Roubaix, he vuelto a tener esa sensación de asistir a algo único y brutal, el control y aniquilación de competencia que ha ejercido Mathieu Van der Poel en ese sentido, ha rescatado esos momentos en los que ganar uno de los cinco monumentos parece la cosa más sencilla del mundo.
Ciclistas
Mola Pidcock, mola mucho Tom Pidcock
El pequeño pero curioso bagaje que está construyendo Tom Pidcock no es desdeñable
He leído de quienes han estado cerca de él que Tom Pidcock es gallo, tiene ego, cierto aire de suficiencia e incluso de distancia.
He leído eso y me lo creo, incluso diría, que lo celebro porque en esa expresión sobrada de ciclista top se prolonga una actitud en carrera que sólo puede gustarte, y al final estamos aquí para valorar a esta gente si son buenos o malos ciclistas, no si en la vida cotidiana resultan más o menos amables.
Tom Pidcock siempre ha sido una estrella, mucho antes de pisar el Ineos y destacar en el World Tour.
Con ese «cuerpo escombro», que diría Alix, ha logrado granjearse éxitos y notoriedad por donde ha pasado, por una forma de correr que no genera indiferencia, más bien todo lo contrario, cualquier amante del ciclismo tiene que estar encantado con lo que hace Tom Pidcock en la carretera.
Él siempre se mueve, arriesga y ataca, e importa más bien poco quién sea el rival.
Lo demuestra cada invierno en ciclocross cuando se mete en las cuitas de Van Aert y Van der Poel, entre los dos, como la cuña que calza una mesa.
Lo evidenció el año pasado saliendo a por Pogacar en Amstel y Remco en Lieja
En ambas ocasiones salió desplazado hacia atrás, pero no se escondió.
Exactamente igual que ayer en la Amstel Gold Race.
Con la duda de Van der Poel activaría el rodillo, él no espero y se metió en una fuga de «mortales», eso es Hirschi, Benoot, Vansevenant…
No escatimó el relevo, tampoco rehuyó algún «ataquito» por si acaso y en el sprint se sacó la espina de esa llegada de hace tres años, aquí mismo, con Wout Van Aert.
A Tom Pidcock le vemos muchas veces a remolque, cerrando huecos, algo descolgado, pero también le vemos y con la misma intensidad que cuando coge el mando y no se deja nada.
Como dijimos el año pasado tras la Lieja es «Juan sin miedo», ha construido un carisma sólido, y apuntalado por la hinchada anglosajona, basado en presencia en carrera y triunfos, pocos, pero muy buenos.
Imagen: FB Amstel Gold Race
Ciclistas
El día y la Amstel que merecía Tom Pidcock
Esta Amstel es un bálsamo para Pidcock e Ineos
Habiendo sido tercero y segundo, a Tom Pidcock no le valía otro resultado que la victoria en la Amstel Gold Race.
Simbólica, en este sentido, la imagen de Tom Pidcock abrazándose con Michal Kwiatkowski en la meta de la Amstel, ganador dos veces aquí, como su los saberes para ganar la clásica de la cerveza se transmitieran en el seno del equipo.
A inicios de año, nos preguntamos en este mal anillado cuaderno cuál sería el día grande de Tom Pidcock este año.
¿Cuál sería su Alpe d´Huez o Strade Bianche en 2024?
Pues bien lo ha sido la Amstel Gold Race, la carrera que le negó fortuna a Tom Pidcock mediante dos fuera de serie.
Hace tres años frente a Van Aert, en un photofinish muy discutible y el pasado ante Pogacar, intratable.
Esta vez Pidcock fue el más listo de la clase.
En una jornada en la que Mathieu Van der Poel no pareció en su prime, se apresuró a sacarlo de la ecuación rápido.
En estas carreras hay un momento en el que si Van der Poel no se ha ido solo, el tema se revuelve y el pronóstico se torna incierto.
Así, fue, en un corte de cortes, Pidcock se metió con gente que no racanea como Vansevenant, Hirschi y Benoot para hacer hueco y jugarlo todo al sprint final, sabedor que es muy fuerte en estas lides.
Su victoria es agua de mayo caída en abril sobre el palmarés de un Ineos que ha dado un claro paso atrás en su presencia en el pelotón, que yo no hegemonía.
Es el tercer triunfo, ojo del equipo inglés, pero qué triunfo, toda una Amstel Gold Race que el equipo británico ya tenía en sus vitrinas, una carrera que un soplo a un equipo sin duda en apuros.
El imperio sigue de pie…
Imagen: @Eltiodelmazo
Ciclistas
3 clasicómanos que se aproximarían a Mathieu Van der Poel
Lo que está logrado Mathieu Van der Poel empieza a ser muy serio
En vísperas de una carrera fetiche para Mathieu Van der Poel como la Amstel Gold Race, le he dado vueltas como el otro día con Pogacar en esfera de las vueltas, a otros corredores que yo haya visto y me recuerden lo que está haciendo el neerlandés: hacer de clásicas tan exigentes e impredecibles tantas veces como Flandes y Roubaix su casi seguro coto del éxito.
Llevo viendo ciclismo hace más de treinta años, he visto clasicómanos que me han impresionado de forma puntual -Alaphilippe en la San Remo que gana-, otros alguna vez más, pero lo de Mathieu Van der Poel excede a la amplia mayoría y sólo se podría medir con tres nombres, cuya sola pronunciación habla del tamaño de la obra que está construyendo el campeón del mundo.
Tom Boonen, el «pedrusquero» perfecto
Es posiblemente el más bueno de todos, al que Mathieu Van der Poel mejor se podría equiparar.
Tom Boonen hizo de las piedras una obra de arte alargada en muchos tiempos estado con el mejor de siempre en Roubaix, Roger De Vlaeminck, y entre los más grandes en De Ronde, entre los que ya se ubica el mismo Van der Poel.
Por su forma de abordar los adoquines, de volar sobre ellos, de mover el cuerpo, de hacer de su estructura sobre la bicicleta un todo perfecto y demoledor, el belga me pareció un maestro en estas lides, un tipo del que seguro el actual coco se ha inspirado alguna vez.
Boonen tenía velocidad pero era muy fuerte, como para ganar en Roubaix con la solvencia que lo hizo el domingo Van der Poel y en Flandes condicionaba a los rivales y resultó decisivo para que un tal Devolder se llevara dos ediciones seguidas.
Fabian Cancellara, en todos los terrenos
Si Boonen era elegancia, conocimiento táctico y efectividad, Cancellara tenía un punto de fuerza que le hacía temible, lo suyo era intimidad a los rivales.
El suizo amasó un palmarés similar a Tom, mostrando una evolución mucho más significada, pues no tenía el sprint del belga.
Eso le llevaba a victorias por derribo de los rivales, hasta que, no podía dejarlos a todos detrás, pero batía al sprint, como con el pobre Sepp Vanmarcke en sendas «majors» del adoquín.
Johan Museeuw, el inspirador
Sin duda el primer gran especialista de estas carreras que he visto.
Se apoyaba mucho en el equipo -ahí está esa famosa Roubaix de 1996-, pero también en su fuerza bruta y en el conocimiento del lugar.
Nunca dio la sensación de poder total que exhibe en la actualidad Mathieu Van der Poel, como si todo lo que puede influir en la carrera lo hará, pero a su favor, sin embargo, era grande torciendo situaciones complicadas de carrera.
Museeuw bebió de los grandes de los ochenta y creció viendo a los mejores de épocas anteriores y lo transmitió en carrera, dotando de un innegable romanticismo sus éxitos.
Pero si hemos de valorar lo que estamos viendo ahora es otro nivel, son máquinas que no dejan nada al azar, ciclistas a los que nada parece afectarles, ni siquiera en las heridas de las manos…
-
Ciclismo antiguo1 semana atrás
El Tourmalet, Indurain, Chiapucci…
-
Ciclistas6 días atrás
3 clasicómanos que se aproximarían a Mathieu Van der Poel
-
Ciclismo3 días atrás
Movistar y los puntos, esta historia me suena
-
Ciclismo antiguo2 días atrás
1994: La Flecha Valona que cambió el ciclismo
-
Noticias de ciclismo6 días atrás
Amstel Gold Race: ¿Quién puede evitar el éxito de Van der Poel?
-
Mathieu Van der Poel1 semana atrás
3 vaciadas de tanque, por Mathieu Van der Poel
-
Ciclismo antiguo5 días atrás
Amstel Gold Race by Jan Raas
-
Ciclismo3 días atrás
La Flecha Valona de Igor Astarloa ya queda lejos