Ciclistas
Sólo faltaba Wiggins
California es un estado-país que hace unos años alumbró, con el patrocinio de una farmacéutica que tiene un producto demoniaco para el ciclismo en su porfolio, lo que se conoce como la cuarta grande. Se trata de una carrera especial por ser la mejor de los Estados Unidos, la única situada en el World Tour, reuniendo buena parte de los mejores ciclistas del mundo en carreteras y parajes realmente bellos y originales. Son rutas surcadas por el cine, en la tierra del cine, y transitadas por pelotones diminutos por carreteras anchísimas y preciosos acantilados verdes. En esta rara combinación de ciclismo y plató ha ganado un ciclista llamado Bradley Wiggins, que para cuadrar el círculo viene patrocinado por una empresa muy de la zona, la 21 st Century Fox.
Hace dos años Bradley Wiggins era un ciclista concentrado en una gesta singular, ser el primer británico en ganar el Tour de Francia. Lo logró y además dejando huella. Pero Wiggins, corredor tan de objetivos, infla y desinfla su ambición con la misma facilidad y las exigencias de repetir una temporada como la que cuajó en 2012 fueron tales que el londinense nacido en Gante no se vio capaz de mantener el tono al año. Centrado en un objetivo difuso para su perfil, como el Giro, acabó claudicando y firmando un año 2013 muy lejos del anterior.
Todo ello dio pábulo a constantes conjeturas sobre la suerte y nuevos horizontes del ciclista. Se habló sobre todo de volver a la pista, de clásicas de adoquín, de Juegos Olímpicos,… mucho humo pero nada claro, bueno sí, sólo una osa, que de volver al Tour sería para ponerse al servicio de Chris Froome, el ciclista que bien atado tuvo que acatar su triunfo en el Tour de hace dos años pese a ser claramente superior en las subidas.
En este tiempo Wiggins ha sido algo así como un bohemio sobre la bicicleta. Ha competido aquí y allá, rubricando actuaciones muy alejadas de su caché, anónimo en carreras como la Tirreno, lejos de los mejores en Trentino. Una especie de hippy sobre ruedas, con licencia para hacer un poco lo que le rotara en cada momento. No en vano ese pasaporte que marca un triunfo en el Tour le hizo acreedor a tanta libertad aunque no de forma infinita.
En Team Sky creo que estaban hasta aliviados, Wiggins es un emblema del equipo, pero con esta forma de hacer se evitaban tensiones mayores entre los dos grandes líderes del equipo y al tiempo incluso descubrían las potencialidades del ciclista en clásicas como Roubaix, olvidándose de paso de la pista donde, los británicos trabajan con gente específicamente desde hace tiempo. Sin embargo la forma en la que Wiggins ha ganado una carrera como Californiam despierta el león dormido, ese problema latente que ahora puede tomar forma cuando en menos de dos meses los dos últimos ganadores del Tour puedan coincidir en la salida de la carrera más importante saliendo además desde el Reino Unido, para más inri.
Wiggins lo ha dicho claro: respetará el liderato de Froome. Sin embargo surgen dudas y no pocas. El inicio de Tour es propicio para el ganador de hace dos años y no tanto para un corredor como Froome que no se distingue por su habilidad en terrenos como los adoquines que conducen a la entrada de Arengberg. ¿Qué pasará? Es difícil saberlo pero la experiencia nos dice que un ciclista del tamaño de Wiggins no esconde su ambición de un día para otro y el Tour es goloso y traicionero, una cosa es la idea que lleves y otra lo que allí te encuentres.
Imagen tomada de www.ciclo21.com
INFO
PINARELLO ESPAÑA comercializará el nuevo modelo de casco INFINITY en el mes de junio de 2014.
El fabricante italiano de cascos KASK, en colaboración con el Team Sky, ha desarrollado un innovador y revolucionario casco de carretera, el modelo INFINITY, un casco de alto rendimiento que garantiza una ventilación y aerodinámica totalmente perfectas.
El casco INFINITY, es el pionero de una nueva categoría casco. Combina las ventajas aerodinámicas de los cascos totalmente cerrados que el Team Sky utiliza en los sprints o en las cronos, y es además un casco totalmente ventilado que garantiza una refrigeración óptima a altas temperaturas, durante ascensos de montaña, o en las etapas en ruta.
El INFINITY es el primer casco de bicicleta que permite al ciclista cerrar las rejillas de ventilación para obtener el máximo rendimiento aerodinámico, o abrirlas completamente para una óptima ventilación y refrigeración, y todo de forma fácil y rápida desde la posición del sillín sin tener que ponerse en peligro al hacerlo.
El INFINITY nace desde el mismo concepto que el BAMBINO, con un perfil totalmente redondeado sin bordes afilados ni ángulos que aseguran un flujo de aire limpio alrededor del casco.
Incluso cuando las rejillas de aireación del casco están totalmente cerradas, un alto grado de ventilación está garantizado gracias a un par de orificios frontales que hacen que el aire entre en el casco desde la parte frontal y siga a través de los canales internos de refrigeración hasta las salidas de escape traseras. Las salidas de escape traseras están siempre abiertas, por lo que el aire caliente sale libremente en todo momento con independencia de la situación del aireador.
En la parte superior también se refuerza la seguridad, con una subestructura interna que incrementa la protección para mantener la integridad del casco en el caso de un impacto.
Con este sistema, aerodinámica y ventilación están optimizados. Incluso el rendimiento aerodinámico mejora gracias a un rebaje lateral con el que cuenta el casco y al que se ha llegado después de extensas investigaciones y pruebas, que rompe el flujo de aire, de tal forma que el aire que pasa se pega a la superficie del casco en lugar de crear turbulencias descendiendo por la espalda.
Disponible en dos tamaños, M: 48-58 cm y L: 59-62 cm.
Dos colores, Blanco y Negro-Rojo.
Peso: 270 gr (Talla M)
Ciclistas
La última marcianada de Van der Poel podría estar en Lieja
No descarto que Van der Poel gane un día en Lieja, pero este domingo lo veo imposible
Es obvio, y a las experiencias ultimas me remito, que cualquier quiniela de Lieja tiene mucho de Pogacar, algo de Van de Poel y un poco del resto.
El ciclismo se ha convertido en esto, en un raro equilibrio roto y condicionado por si uno, dos o tres de los Big 6 toma parte, y no lo digo yo, lo admiten abiertamente ciclistas experimentados y con años en el negocio, tipo a algunos que han pasado por el podcast, desde Luisle a Ion Izagirre, pasando por Verona y Andrei Amador, sin olvidar las sensaciones que Purito nos transmitió el año pasado, en vísperas del Tour de Francia.
La Lieja-Bastonge-Lieja de 2024 pinta a duelo en la cumbre entre los dos mejores ciclistas del año y yo diría que de los últimos años.
Ahora bien, a nadie se le escapa que la balanza en este pronóstico está escorada hacia Tadej Pogacar.
Mano a mano, la Lieja-Bastogne-Lieja ofrece la dureza suficiente y encadenada como para que el esloveno gane con cierta holgura, e incluso trate de empequeñecer las dos últimas exhibiciones que Remco Evenepoel ha logrado en este escenario.
Sin embargo, con Mathieu Van der Poel siempre nos queda el «y si…» y Lieja no escapa de esta lógica.
El neerlandés ha engrosado su saco de esos monumentos que mejor domina a la espera de mirar a los dos que seguro un día va a querer tentar.
Esto de Lieja es una primera aproximación para Mathieu Van der Poel, quien por otro lado conoce la carrera y ya la ha finalizado no lejos del podio.
Lejos de contentarse con el botín obtenido en las piedras, afina la puntería hacia la primera de las dos clásicas que le faltan para ser pedazo gordo de la historia, habiendo logrado los cinco monumentos.
El campeón del mundo puede moldear y acoplar su camino hacia Lieja y Lombardía, claro que sí, es más seguro que lo hará, pues en su ADN, además de un poderío brutal figura esa querencia por la historia del ciclismo.
No creo, repito, no creo que pueda contrarrestar un Pogacar desmelenado, pero ojo lo que va aprendiendo y la aproximación que hace para el futuro.
El domingo hizo un «entreno» de calidad en la Amstel, carrera menos dura, pero que ya ha ganado, y su punto de forma, lo vimos en Roubaix, es yo creo el mejor de siempre.
Se espera frío y lluvia en Lieja, no sé yo si al final del día veremos el arcoíris en la capital valona.
Ciclistas
Juanpe López, el ciclista que te pone nervioso
Esto de Juanpe López es un paso de gigante, no sólo es una etapa, es todo un Tour de los Alpes
Juanpe López es un ciclista especial, por decirlo de alguna manera.
No me lo toméis a mal, es cercano, sensible y transparente, tanto que a veces poner hasta nervioso.
Pero ello no le quita un ápice de atractivo y alegría a lo que ha conseguido esta semana, ganar una etapa, su primer triunfo, y la general del Tour de los Alpes, lo que era el Giro del Trentino, o lo que es lo mismo, un anticipo de lo que espera en el Giro de Italia.
Juanpe López ha abierto la cuenta en la semana del frío y el mal tiempo en media Europa.
El mismo día que el pelotón tiritaba en la Flecha Valona, él encontró el éxito en la nevera que era el Tour de los Alpes con un ataque de media distancia y la certeza de que si apretaba hasta el final incluso la general podía estar en su radar.
No se equivocó.
Por el camino al triunfo le tocó lidiar con Bardet, O´Connor, Tiberi, Poels y cia en una etapa, la de ayer, en la que le pusieron al límite en más de una ocasión poniendo de relieve una de sus grandes virtudes, llevar el sufrimiento hasta un poco más allá.
Como cuando fue líder del Giro, es increíble lo que se agarra a la carrera, de una manera incondicional como a pocos se les ve.
Nuevo en estas lides sacó otra de sus características, los nervios.
Vivir al lado de Juanpe López tiene pinta de ser emocionante, tomándose las cosas como demuestra tomárselas.
Todo esto lo deduzco por su forma de actuar en muchos pasajes de la carrera, un poco a medias entre Evenepoel, Alaphilippe y el gran Thomas Voeckler.
Qué manera de gesticular, que forma de engancharse con todos y cada uno de los integrantes de cada corte que se ha ido formado.
Según piensa, se mueve y actúa, nada más comanda los grupos, pide el relevo, nada más pierde alguna plaza, deja recados por el camino.
Soy yo o Juanpe es muy "turras" con tantos gestos??? #TotA
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 18, 2024
Ya sé que no nos hemos visto en esas circunstancias, que no somos ciclistas profesionales, pero a veces resulta hasta un poco excesivo.
Pero, como os decía al principio, no me lo toméis a mal, esto es un gran paso, un salto de calidad, no es ganar una etapa, es una general y eso, en este ciclismo, tiene mucho valor.
Ahora, el Giro.
Imagen: Lidl Trek
Ciclistas
5 desenlaces de capo en los monumentos
Ganar en los monumentos es tan complicado, que hacerlo de forma contundente tiene valor doble
Me encanta la expresión italiana de «capolavoro» para retratar esas victorias que dejan huella en el aficionado. victorias que si se producen en alguno de los cinco monumentos valen por dos e incluso por tres, si se logran sin dudas ni titubeos, demostrando superioridad en un entorno de competitividad total.
En estos años creo que han habido jornadas en la que se veía de lejos el ganador.
Los tres Lombardías de Tadej Pogacar o las dos Liejas de Remco Evenepoel están en ese nivel, pero hemos querido ir un poco más allá y recordar esas jornadas en las que el ganador ya se daba por seguro de lejos…
La Lieja 2015 de Valverde
Es cierto que las cuatro victorias de Alejandro Valverde en la Lieja-Bastogne-Lieja han sido para enmarcar, en términos de estrategia y sprint en condiciones de fatiga máxima, pero la que gana en 2015 es una exhibición rotunda.
La forma en la que el murciano controló el desenlace, sabiéndose favorito y vigilado, fue suprema, un punto más en su grandeza.
Les controló desde adelante en el Muro de Ans, dejó hacer a Dani Moreno y a 500 metros de meta se fue a por él, cerró el hueco y se dispuso a lanzar el sprint que acabó ganando.
Parece sencillo, porque así lo hace, pero sin duda que la complejidad de esos momentos explica la enormidad de ganar en los monumentos.
La Lieja 2011 de Gilbert
Ese año había un coco en el pelotón y respondía al nombre y apellido de Philippe Gilbert.
El belga se incrustó entre los dos Schleck y les mantuvo a raya hasta el mismo sprint final.
Nunca hubo opción para los hermanos luxemburgueses, el Gilbert aquel venía de ganar Amstel y Flecha, era favorito y ejerció como tal.
Incontestable.
La San Remo 2019 de Alaphilippe
Está lejos este Alaphilippe de aquel de hace cinco años, pero es que ese ciclista fue superlativo, en especial aquellos días.
Su rueda estaba marcada, venía de ganar Strade y de batir a los velocistas en un sprint de Tirreno, pero ello no fue suficiente para que ejerciera con solvencia hasta la misma Via Roma.
Jugó, literalmente, con los rivales en una carrera que se precia de ser la más complicada de ganar entre los monumentos.
La Roubaix 2015 de Degenkolb
Qué ciclista aquel John Degenkolb en 2015, antes de aquel maldito accidente entrenando.
Ganador en San Remo, dobló Roubaix a las pocas semanas como Van der Poel el año pasado.
Ese día el alemán sacó remató el córner, quedando cortado en un primer término, pero remontando desde atrás, cogiendo el primer grupo y batiéndoles al sprint.
La San Remo 2014 de Kristoff
El noruego tuvo años muy buenos y en especial en ese ciclo, cuando todo le salía.
Su victoria en la Milán-San Remo fue una exhibición de equipo, con un Luca Paolini de excepción en la Via Roma para dejarle sembrado el camino.
Qué poco estético ha sido siempre Kristoff, con ese casco torcido, pero qué jodida fuerza de la naturaleza cuando estaba inspirado.
Este año, en Flandes y Roubaix, he vuelto a tener esa sensación de asistir a algo único y brutal, el control y aniquilación de competencia que ha ejercido Mathieu Van der Poel en ese sentido, ha rescatado esos momentos en los que ganar uno de los cinco monumentos parece la cosa más sencilla del mundo.
Ciclistas
Mola Pidcock, mola mucho Tom Pidcock
El pequeño pero curioso bagaje que está construyendo Tom Pidcock no es desdeñable
He leído de quienes han estado cerca de él que Tom Pidcock es gallo, tiene ego, cierto aire de suficiencia e incluso de distancia.
He leído eso y me lo creo, incluso diría, que lo celebro porque en esa expresión sobrada de ciclista top se prolonga una actitud en carrera que sólo puede gustarte, y al final estamos aquí para valorar a esta gente si son buenos o malos ciclistas, no si en la vida cotidiana resultan más o menos amables.
Tom Pidcock siempre ha sido una estrella, mucho antes de pisar el Ineos y destacar en el World Tour.
Con ese «cuerpo escombro», que diría Alix, ha logrado granjearse éxitos y notoriedad por donde ha pasado, por una forma de correr que no genera indiferencia, más bien todo lo contrario, cualquier amante del ciclismo tiene que estar encantado con lo que hace Tom Pidcock en la carretera.
Él siempre se mueve, arriesga y ataca, e importa más bien poco quién sea el rival.
Lo demuestra cada invierno en ciclocross cuando se mete en las cuitas de Van Aert y Van der Poel, entre los dos, como la cuña que calza una mesa.
Lo evidenció el año pasado saliendo a por Pogacar en Amstel y Remco en Lieja
En ambas ocasiones salió desplazado hacia atrás, pero no se escondió.
Exactamente igual que ayer en la Amstel Gold Race.
Con la duda de Van der Poel activaría el rodillo, él no espero y se metió en una fuga de «mortales», eso es Hirschi, Benoot, Vansevenant…
No escatimó el relevo, tampoco rehuyó algún «ataquito» por si acaso y en el sprint se sacó la espina de esa llegada de hace tres años, aquí mismo, con Wout Van Aert.
A Tom Pidcock le vemos muchas veces a remolque, cerrando huecos, algo descolgado, pero también le vemos y con la misma intensidad que cuando coge el mando y no se deja nada.
Como dijimos el año pasado tras la Lieja es «Juan sin miedo», ha construido un carisma sólido, y apuntalado por la hinchada anglosajona, basado en presencia en carrera y triunfos, pocos, pero muy buenos.
Imagen: FB Amstel Gold Race
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5 desenlaces de capo en los monumentos
Javier Izquierdo Enríquez
20 de mayo, 2014 En 23:40
Sería un aliciente más que importante el hecho de que Wiggins vaya al Tour con ganas de no cumplir lo que dice. A lo mejor no está a la altura de sus rivales en montaña, aunque en California se le ha visto cómodo, y cuando llegue ésta se diluyen sus opciones. Pero en las primeras etapas y más si toma ventaja el día del pavé, se nos puede presentar un Tour de Francia muy interesante. Sólo nos queda esperar, pero creo que con crear incertidumbre ya le daría para tomarse otro «Gin Tonic» tranquilamente.