Ciclistas
#Top2016 Chaves hace recto su camino
Hay años que marcan, que pueden suponer el antes y el después en una persona, en un deportista. Yo creo que el 2016 que languidece es el año que marcará la trayectoria de Esteban Chaves, el ciclista de Bogotá que ha firmado una de las campañas más sólidas vista en un corredor en bastante tiempo. No es usual dos podios el mismo año. Chaves es al ciclismo, lo que el azúcar al pastel. Dicen de él que es el resultado de una persona que creyó más fuerte que nadie, tanto tanto, que logró lo que perseguía, que no era otra cosa que estar entre los mejores ciclistas del mundo.
No era una tarea sencilla esta temporada para Chaves. Destacó, y de qué manera, en la Vuelta de 2015. Ganó dos etapas, fue líder y pudo mantenerse entre los mejores de la carrera. Fue la prueba del algodón, tras esas experiencias que frustran pero endurecen con su accidente y la fe que puso en volver a ser quién quería ser.
Probar que esa Vuelta no fue casualidad era el nudo gordiano de Esteban. Tenía que dar el paso al frente y demostrar que lo suyo era solido, consistente. Ayer mismo hablábamos del momento ciclista del año, a nuestro juicio el impás en el que Kruijswijk pierde el Giro por una caída. La desgracia del holandés empezó en el momento que Chaves inició las hostilidades en las paredes del Agnello. Es Chaves, el ciclista que teníamos por tibio en alguna ocasión, quien tomó la responsabilidad de romper la fortaleza del holandés. Como Nibali, quien le siguió en el empeño, Chaves siempre creyó que era posible, y hasta que no lo consiguió no paró.
Líder del Giro, no obstante parecía claro que el italiano iba un punto por encima, y a 24 horas de llegar a Turín, Chaves dejó la túnica rosa a Nibali. Aquella tarde de ciclismo de traca, la familia del colombiano fue la primera en felicitar a Nibali extasiado por el triunfo. Eso, que retrataron las cámaras, es el caldo de cultivo en el que creció Esteban: respeto y admiración por quien es mejor que tú.
Con el segundo el en Giro, pasó por la Vuelta en otro ejercicio de ambición y claridad. Hizo una excelente pareja con Yates y estrujó las posibilidades de su equipo hasta quitarle el podio a Contador en Aitana sin opción a que el madrileño le remontara la situación. Ocurrió, por eso, días antes que Chaves no estuvo en el corte de Nairo y Alberto camino de Formigal, como tampoco estuvo en la escapada de todos los grandes del Giro el día que ganó Valverde. A pesar de ello, la suerte le sonríe como un día se negó a hacerlo, porque con sexos descuelgues, parece milagroso que haya subido al podio.
Le quedaba una guinda, por eso, una guinda en forma de monumento, el Giro de Lombardía, una carrera que ganó con una imponente autoridad con un ataque de lejos y rematada al sprint. Fue ese el día que Chaves dio la vuelta de tuerca a esa suerte que se ha ganado con trabajo y hechos, fue ese día en el que se cerró el círculo, y volvió a su casilla de salida, pues allí, en Bergamo tuvo su casa un tiempo y allí ha dado a Colombia su primer monumento.
Dijo no hace mucho Jorque Quintana que previsiblemente el país sudamericano sea el mejor del mundo dada la calidad y juventud de sus corredores. En esa pléyade Chaves es la punta del iceberg.
Imagen tomada de http://www.greenedgecycling.com/
INFO
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Romain Bardet
Lieja: Romain Bardet sobrevive a los tiempos y los monstruos
La segunda plaza en Lieja nos recuerda el excelente ciclista que es Romain Bardet
En este mal anillado cuaderno cada éxito o buen resultado, como la plaza de plata en la Lieja, de Romain Bardet, se celebra.
Siempre.
Ayer, mientras Pogacar, muy cansado en meta, celebraba los primeros instantes de su segundo victoria en la decana, la televisión pinchó un momento a Romain Bardet, quien miró a la cámara, sonrió y agitó el puño derecho, creo.
Fue un gesto natural, sin aspavientos ni nada similar, estaba celebrando una segunda plaza, pero que segunda plaza
Co esa segunda plaza, el primero de los «humanos» podríamos decir, Romain Bardet recordaba en Lieja que su ciclismo de sentimiento y sensaciones sigue vivo y vigente, no sin dificultades, pero vivo al fin
Era un nuevo top ten para Romain Bardet en la capital valona.
Como es de esperar sus mejores resultados clasicómanos se producen en Lieja y Lombardia, pero en especial en la primera, en la que Romain Bardet ya ha sido dos veces podio.
No ha ganado nunca un monumento, pero ha estado ahí, no lejos de los mejores.
Pero si hasta fue subcampeón en el mundial que corona a Alejandro Valverde.
Porque Romain Bardet lleva años en el negocio, hace diez fue cuando explotó en el Tour, el de Nibali, y toda Francia se emocionó con lo que podría llegar hacer.
Pisó dos veces el podio, pero nunca hizo de menos el resto del calendario, ni siquiera en sus años de prime con la Grand Boucle, y así ha granjeado un palmarés pequeño, sólo 10 victorias, pero muy potente en calidad y aprecio de la gente, pues se le quiere, esa es la verdad.
Cuando el año pasado Remco Evenepoel el ganó la etapa de Pirineos en la Vuelta, todos asintieron ante la entrega y honestidad de este ciclista que admite que las cosas han cambiado mucho para su gusto, pero que tuvo arrestos para salir del grupo que Pogacar acababa de destrozar y firmar una posición de plata que tiene un mérito brutal.
Cuando tengáis dudas de a dónde va este deporte, cuando veais cosas que no os emocionan, hay tirar de los clásicos, tirad de Romain Bardet.
Imagen: A.S.O./Gaëtan Flamme
Ciclistas
Lieja: ¿Qué es Tadej Pogacar?
El dominio de Pogacar en Lieja le sitúa como uno de los mejores clasicómanos de siempre
Cruza la meta solo, tras una cabalgada de 30,40, 50 u 80 kilómetros ¿qué más da? Lo de Lieja es otra muesca en la cuenta de Tadej Pogacar.
Sin Evenepoel, sin Roglic, la gran rivalidad se enfocaba esta vez con Mathieu Van der Poel, pero, ahora mismo, al neerlandés le falta un hervor en estas carreras.
Y ojo que, con este razonamiento, no le descarto para las futuras ediciones de la decana ni de Lombardía, los dos monumentos que faltan en su cuenta
Este domingo Tadej Pogacar ha sumado en Lieja su victoria nº 70.
Tiene 25 años y su palmarés habla por él.
Es un bagaje en el que no caben medianías, un recorrido que para muchos arrancó en la Vuelta que acaba en el podio, para otros, el Tour que le remonta a Roglic, y quizá, para unos pocos, en aquel Algarve que gana recién accedido al profesionalismo.
Si miramos su lista de éxitos, el desconcierto nos invade.
¿Qué es Tadej Pogacar?
¿Un clasicómano con proyección en vueltas? o ¿Un vueltómano que gana clásicas?
Yo no lo sabría decir, es las dos cosas al mismo tiempo, el ciclista total, el especialista en todo, un sueño ciclista y estadístico hecho realidad.
Con su segunda victoria en Lieja, Pogacar pone otra pieza en su recorrido hacia la leyenda.
Sus victorias combinan belleza, riesgo y efectividad a partes iguales, pero todas barnizadas de emoción y empatía, pero con esta lista de victorias yo ya empiezo a pensar que éste es un clasicómano que ha hecho fortuna en la vueltas por etapas.
Tadej Pogacar ha igualado a Mathieu Van der Poel en el top de los monumentos.
Con lo complicado que resulta ganar uno, ambos acumulan seis, en un tiempo en el que cada victoria en estas carreras se cotiza carísima.
Sólo recordar cuántos ganó, por ejemplo, Peter Sagan.
Imagen: A.S.O./Gaëtan Flamme
Ciclistas
La última marcianada de Van der Poel podría estar en Lieja
No descarto que Van der Poel gane un día en Lieja, pero este domingo lo veo imposible
Es obvio, y a las experiencias ultimas me remito, que cualquier quiniela de Lieja tiene mucho de Pogacar, algo de Van de Poel y un poco del resto.
El ciclismo se ha convertido en esto, en un raro equilibrio roto y condicionado por si uno, dos o tres de los Big 6 toma parte, y no lo digo yo, lo admiten abiertamente ciclistas experimentados y con años en el negocio, tipo a algunos que han pasado por el podcast, desde Luisle a Ion Izagirre, pasando por Verona y Andrei Amador, sin olvidar las sensaciones que Purito nos transmitió el año pasado, en vísperas del Tour de Francia.
La Lieja-Bastonge-Lieja de 2024 pinta a duelo en la cumbre entre los dos mejores ciclistas del año y yo diría que de los últimos años.
Ahora bien, a nadie se le escapa que la balanza en este pronóstico está escorada hacia Tadej Pogacar.
Mano a mano, la Lieja-Bastogne-Lieja ofrece la dureza suficiente y encadenada como para que el esloveno gane con cierta holgura, e incluso trate de empequeñecer las dos últimas exhibiciones que Remco Evenepoel ha logrado en este escenario.
Sin embargo, con Mathieu Van der Poel siempre nos queda el «y si…» y Lieja no escapa de esta lógica.
El neerlandés ha engrosado su saco de esos monumentos que mejor domina a la espera de mirar a los dos que seguro un día va a querer tentar.
Esto de Lieja es una primera aproximación para Mathieu Van der Poel, quien por otro lado conoce la carrera y ya la ha finalizado no lejos del podio.
Lejos de contentarse con el botín obtenido en las piedras, afina la puntería hacia la primera de las dos clásicas que le faltan para ser pedazo gordo de la historia, habiendo logrado los cinco monumentos.
El campeón del mundo puede moldear y acoplar su camino hacia Lieja y Lombardía, claro que sí, es más seguro que lo hará, pues en su ADN, además de un poderío brutal figura esa querencia por la historia del ciclismo.
No creo, repito, no creo que pueda contrarrestar un Pogacar desmelenado, pero ojo lo que va aprendiendo y la aproximación que hace para el futuro.
El domingo hizo un «entreno» de calidad en la Amstel, carrera menos dura, pero que ya ha ganado, y su punto de forma, lo vimos en Roubaix, es yo creo el mejor de siempre.
Se espera frío y lluvia en Lieja, no sé yo si al final del día veremos el arcoíris en la capital valona.
Ciclistas
Juanpe López, el ciclista que te pone nervioso
Esto de Juanpe López es un paso de gigante, no sólo es una etapa, es todo un Tour de los Alpes
Juanpe López es un ciclista especial, por decirlo de alguna manera.
No me lo toméis a mal, es cercano, sensible y transparente, tanto que a veces poner hasta nervioso.
Pero ello no le quita un ápice de atractivo y alegría a lo que ha conseguido esta semana, ganar una etapa, su primer triunfo, y la general del Tour de los Alpes, lo que era el Giro del Trentino, o lo que es lo mismo, un anticipo de lo que espera en el Giro de Italia.
Juanpe López ha abierto la cuenta en la semana del frío y el mal tiempo en media Europa.
El mismo día que el pelotón tiritaba en la Flecha Valona, él encontró el éxito en la nevera que era el Tour de los Alpes con un ataque de media distancia y la certeza de que si apretaba hasta el final incluso la general podía estar en su radar.
No se equivocó.
Por el camino al triunfo le tocó lidiar con Bardet, O´Connor, Tiberi, Poels y cia en una etapa, la de ayer, en la que le pusieron al límite en más de una ocasión poniendo de relieve una de sus grandes virtudes, llevar el sufrimiento hasta un poco más allá.
Como cuando fue líder del Giro, es increíble lo que se agarra a la carrera, de una manera incondicional como a pocos se les ve.
Nuevo en estas lides sacó otra de sus características, los nervios.
Vivir al lado de Juanpe López tiene pinta de ser emocionante, tomándose las cosas como demuestra tomárselas.
Todo esto lo deduzco por su forma de actuar en muchos pasajes de la carrera, un poco a medias entre Evenepoel, Alaphilippe y el gran Thomas Voeckler.
Qué manera de gesticular, que forma de engancharse con todos y cada uno de los integrantes de cada corte que se ha ido formado.
Según piensa, se mueve y actúa, nada más comanda los grupos, pide el relevo, nada más pierde alguna plaza, deja recados por el camino.
Soy yo o Juanpe es muy "turras" con tantos gestos??? #TotA
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 18, 2024
Ya sé que no nos hemos visto en esas circunstancias, que no somos ciclistas profesionales, pero a veces resulta hasta un poco excesivo.
Pero, como os decía al principio, no me lo toméis a mal, esto es un gran paso, un salto de calidad, no es ganar una etapa, es una general y eso, en este ciclismo, tiene mucho valor.
Ahora, el Giro.
Imagen: Lidl Trek
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