Connect with us
Leaderboard 1 XX
Leaderboard 2 XX

Ciclismo antiguo

Tour + adoquines = Sean Kelly

Publicado

en

DT-Swiss 1024×14

Durante esta primavera, dimos cierta relevancia a la apuesta que Brad Wiggins realizó a favor de la París-Roubaix. No es habitual ver un ciclista que ha ganado el Tour rebotando por los inmundos pavés del norte francés y la decisión de Wiggins fue tan original como la que treinta años había realizado otro grande del Tour, Greg Lemond, dejándose ver entre los mejores del infierno del norte.

No obstante hubo un ciclista, quizá el último, que distinguió por ser el competidor global, hablamos de un irlandés con una inmensa capacidad de sacrificio, omnipresente, muy comprometido con este deporte y muy querido por todos los que sentimos el ciclismo como parte inequívoca de nuestro ser. Sí hablamos de Sean Kelly, “King Kelly” para los tiempos, y su nombre viene bien estos días de debate sobre la conveniencia de atravesar parajes de la Roubaix con motivo del Tour de Francia.

Sean Kelly demostró hace tres décadas que correrlo todo fue posible, le hizo falta un enorme grado de sacrificio y grandes dosis de paciencia. Kelly ganó dos veces en Roubaix. Bajo las órdenes de Jean De Gribaldy, técnico francés de origen nobiliario en la región de Saboya, Kelly se dispuso a conquistar el infierno desde el mismo momento que empezó a amasar triunfos en la París-Niza, carrera que ganó siete veces seguidas. En 1984, el irlandés se puso a ello con un plan de entrenamiento que desafiaba las leyes de De Vlaeminck, el rey de Roubaix, con series y calidad insertadas en  sus salidas en bicicleta sin necesidad de acumular kilómetros sin ton ni son como hacía el gitano.

Kern Pharma

Ese año entraron en funcionamiento los rankings mundiales que Kelly encabezaría tantas veces y ese año ganó su primera Roubaix en una excelente labor de equipo conducida por Alain Bondue y Gregor Braun, rocosos en la defensa de su líder en Arenberg. A los dos años, Kelly repitió éxito la ciudad fronteriza, pero no en el velódromo sino enfrente de la sede central de La Redoute, la empresa que por los siglos pasó como mecenas de la carrera, que sacó la meta del mítico velódromo para desamparo de los puristas que hablaban de la mercantilización del ciclismo. Sea como fuere ganó en un sprint de muchos quilates pues le siguieron Rudy Dhaenens, futuro campeón del mundo, Ari Van der Poel y Ferdi Van der Haule.

Sin embargo, a pesar de dos Roubaix, en medio de sus nueve monumentos, Kelly no descuidó nunca el Tour de Francia en cuyas huestes rodó entre los mejores muchas veces. El verde que Peter Sagan se mata por vestir lo portó Sean Kelly cuatro veces por los bulevares parisinos. Desafiando la norma de híper-especialización que ahora manda en el ciclismo, Kelly fue cuarto en el Tour de 1985, el último de Hinault y de Francia desde entonces, y acabó otras tres veces entre los diez mejores. Ganó también cinco etapas.

Ahora, que el Tour se adentra en el incierto terreno del adoquín, que tantos malos presagios despierta, conviene reivindicar esos ciclistas que fueron grandes sin importar el terreno y dieron a este deporte la grandeza que pasado un siglo parece a prueba de bombas.

Parte de este relato está inspirado, y documentado, en la excelente obra “The Monuments” en la que Peter Cossins guarda y narra parte de las mejores historias de esas grandísimas carreras que el Tour, de vez en cuando evoca. Si queréis más detalle de la misma podéis acceder aquí.

Foto tomada de cyclinghistorybyfbs.blogspot.com

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo
1 Comentario

1 Comentario

  1. Francisco Bonilla

    8 de julio, 2014 En 18:32

    La primera revista de ciclismo que compré tenía en la portada la foto de Kelly, inolvidable, uno de mis mitos junto a Jaja. Bonito y merecido artículo del todoterreno irlandés.

Dejar Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Ciclismo antiguo

Amstel Gold Race by Jan Raas

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

Nadie dominó la Amstel Gold Race como Jan Raas

Jan Raas fue una de las esas buenas figuras que tuvo el ciclismo a finales de los setenta y principios de la siguiente, que hizo de la Amstel Gold Race su feudo, se la llamó «Amstel Gold Raas».

Nacido en 1952, fue posiblemente el primer ciclista con pinta de intelectual.

Todo un espejo donde se miró el maître Fignon.

Kern Pharma

Fue posiblemente el gran valedor de esa megaestructura neerlandesa llamada Ti Raleigh comandada por Peter Post.A Raas la victoria le gustaba más que a un tonto un lápiz 

Era perrete, parecía italiano más que ciudadano del respetable reino neerlandés.

Gustaba, además, de tomar el pelo a los rivales.

Su último gran triunfo fue en el Tour de 1984, una etapa donde puteó con tino al visceral Marc Madiot, hasta que le rebañó la victoria toda vez que le había asegurado que no estaba para dar relevos.

Sin embargo tuvo gestos encomiables, como cuando renunció al amarillo en un prólogo muy condicionado por la furiosa lluvia.

Eso sí, al día siguiente se empleó a fondo para vestirlo en buena lid.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Éste era Jan Raas

Integraron con él el Ti Raleigh, Gerrie Knetemann, Henk Lubberding y un ciclista de apellido impronunciable, Bert Oosterbosch, quien posiblemente alimente parte del exorcismo presente que mantienen en Países Bajos frente al dopaje.
El de Eindhoven pudo ser por edad y ciclo competitivo uno de los pioneros en el uso de EPO.
Hay opiniones encontradas, pero lo que es constatable es que fue encontrado muerto por paro cardiaco a la edad de 42 años.
Con el tiempo Raas sería mentor de otro gran equipo holandés, la Buckler, ese bloque de los noventa compuesto por tremendos gigantones, el origen del actual Jumbo.

En 1977 Jan Raas ganó su primera Amstel, poco después de hacerlo en San Remo

Abrió por entonces el mejor periodo jamás logrado a título individual en la fiesta ciclista nacional y holandesa.
En sus orígenes, la Amstel debió partir de Amsterdam para acabar en la zona del Limburgo, lo que viene a ser la única montaña del plano estado bañado por el mar del Norte.
Las primeras salidas se tuvieron que ir finalmente a Breda, donde la rendición.
Mucho más joven que sus coetáneas valonas, la Amstel nació en 1967 si bien antes su creador, Herman Krott, logró que la empresa cervecera patrocinara un equipo amateur.
La Amstel surgió en cierto modo como culminación a los muchos critériums que poblaban el calendario nacional.
Eran muchos pero casi sin entidad.
Los Países Bajos que tan buenísimos ciclistas tenían necesitaban un acontecimiento de primer orden.
Si Limburgo es su hábitat, el Cauberg, su faro.
Raas tiene aquí su lugar fetiche, pues al margen de ser campeón del mundo, encadenó cuatro éxitos aunque alguno embarrado en la polémica como en un raro transitar de los coches de carrera que le acabó por beneficiar frente a Francesco Moser en 1979.
El ciclo de Raas lo interrumpió Bernard Hinault, cuando lo relegó a la quinta plaza una vez batió a De Vlaeminck.
Al siguiente Raas volvería a ganar.
Cinco veces campeón, el fenomenal ciclista tulipán es destacadísimo recordman de esta carrera pues lejos se ubican Knetemann, Merckx y Jaermann, dos veces ganadores, y Gilbert, con triple corona cervecera

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Ciclismo antiguo

El Tourmalet, Indurain, Chiapucci…

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

1991, en aquella subida y bajada al Tourmalet no sólo sucedió el gran salto de Miguel Indurain

No sé cómo, aunque puedo imaginarlo, el otro día el algoritmo me recomendó echarle un ojo a este vídeo que me llevó directo al Tour 1991, el Tourmalet, Indurain, Chiapucci y cia.

Dicen que el tiempo da perspectiva, que alejarte de proporciona mejor visión de los sucedido y sin duda de las consecuencias y en esta ocasión pude corroborarlo.

Kern Pharma

Ver aquella grabación me gustó, con los cortes de voz de Pedro González en TVE y Javier Ares y Luis Ocaña en las retransmisiones de radio de José María García.

Total que me papeé toda la subida y bajada a aquel histórico paso por el puerto más emblemático del Tour de Francia, una jornada que 33 años después sigue siendo histórica por lo mucho que pasó en aquella subida.

Recordad que la carrera venía de España, de Jaca, donde la hinchada se había decepcionado fuertemente con la actitud de los Banesto por no empezar a asediar el liderato de facto de Greg Lemond, dorsal 1 y gran favorito.

De hecho, durante un momento de la subida, el narrador de TVE, Pedro González, afirmaba que al americano se le veía seguro y fuerte, con visos de salir de amarillo aquella jornada de 250 kilómetros.

Sin embargo, Luis Ocaña no tenía tanta confianza en el americano, su lenguaje corporal no invitaba al optimismo y acertó.

Estábamos presenciando un cambio generacional en toda regla y no éramos conscientes de ello.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Con Chiapucci abriendo camino en el Tourmalet, e Indurain siempre pegado a su rueda, Perico ya había cedido, Fignon nadaba contracorriente y Lemond acabaría descolgado.

Los de la generación del 64 -a la que perteneció también nuestro invitado del otro día, Raúl Alcalá, aunque en esa etapa ya se había retirado- habían derribado la puerta a por el trozo gordo del pastel.

Y no se irían en unos años, encabezados por Miguel Indurain.

Sin saberlo en esos instantes, estábamos viendo un cambio de orden y la marcación de las jerarquías en ese mismo orden, puesto que el momento de duda de Gianni Bugno, una vez pasado el descenso del Tourmalet le sacaría para siempre de las quinielas del Tour de Francia.

El Tourmalet siempre ha sido mágico, el gran anfiteatro del ciclismo, ha tenido mejores y peores ediciones, pero aquella tarde de julio de 1991 fue el gran «revolucionario» del ciclismo que nos asaltaba y marcaron los años más felices viendo este deporte.

Por suerte, mirándolo ahora, aquella magia, el cosquilleo anterior a las grandes carreras sigue y sólo espero que esa llama no se apague.

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Ciclismo antiguo

Francesco Moser, “signore Roubaix”

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

En la leyenda de Moser, Roubaix es un lugar esencial

La historia es caprichosa, como muchas veces hemos dicho, y situamos a corredores en nuestro imaginario en una faceta que, aunque siendo cierta, no es la única que vistió su leyenda, sucede con Moser y Roubaix.
Por eso cuando la imagen más divulgada de Francesco Moser es la de ese ciclista ancho, profunda mirada, pelo negro, angulada cara y perfil corpulento, sobre la rompedora máquina con la que destrozó el récord de la hora en las altitudes de Ciudad de México, sólo es eso, una faceta, un perfil ideal, una forma de recordar un corredor que fue mucho más y logró mucho más.

Moser también tiene un Giro, el de 84, una carrera marcada por las múltiples influencias que concurrieron para que ganara un italiano ante la insolente juventud que despertaba de Laurent Fignon, que a todas luces fue el ganador moral de aquella carrera. Público hostil, helicópteros que empujaban en las cronos,… Moser tenía que ganar por lo civil o lo criminal. Así lo hizo.

Pero hay una tercera faceta, conocida aunque quizá menos por muchos, las clásicas, y es que Francesco Moser, ese ciclista de porte elegante, rodar agresivo y tremenda ambición, tiene en su palmarés nada menos que seis monumentos: tres Roubaix, dos Lombardías y una San Remo, un botín que le sitúa entre los mejores de siempre, especialmente en el Infierno del Norte, donde sólo le superan De Vlaeminck y Boonen.

Kern Pharma

De hecho Moser es el tercer mejor ciclista del mundo sobre los afilados adoquines encadenando, y eso sí que es difícil, por lo imprevisible de la carrera, tres triunfos consecutivos, logrados en un tiempo en el que las clásicas tenían grandes nombres de todos los tiempos, aunque especialmente uno, Roger De Vlaeminck, ese que llamaban el Gitano, que nunca tuvo amigos, ni siquiera en su propio equipo.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

 

Así las cosas en la Roubaix del 78, Moser, arco iris a la espalda, arco iris que ganó en Venezuela, se presentó ante “Monsieur Roubaix” como alternativa ganadora a la mejor carrera del año.
El italiano, listo como el hambre, jugó sus bazas sin esperar instrucciones del gran jefe. Realizó dos ataques, primer a 23 de meta y luego a 18 para romper la resistencia de Maertens y Raas, mientras el influjo de De Vlaeminck se hacía notar.

Moser llegó solo al velódromo y De Vlaeminck echaba fuego. “Este tipo es un desagradecido” escupía por esa boca que no dejaba indiferente, como cuando dijo que las cuatro Roubaix de Boonen tenían menos mérito que las suyas.

Cabreado, el gitano cambió de equipo, a sabiendas que su tiempo, aunque glorioso, era caduco frente a las hechuras del joven Moser.
El belga al Gis, Moser en el Sanson.

En 1979 le ganaría por la mano otra Roubaix, dejándose segundo, sintomático.

Al año Francesco renovaría la corona en el infierno tras reaccionar a un ataque de largo radio protagonizado por Thurau. Moser arrastró a su sombra, De Vlaeminck, y a Duclos Lasalle. Les acabaría dejando. Era la tercera.

Pero si Roubaix fue el foco de su enemistad con De Vlaeminck, Lombardía fue otra de las cabezas de esa hidra de mil cabezas que fue su relación con Giuseppe Saronni.

En una rivalidad que para Italia era reverdecer los tiempos de Coppi y Bartali, Moser y Saronni entablaron su enemistad desde el momento que corrieron juntos el mundial haciendo de todo aquello que compitieran un corralillo de gallos enfermizos.

En ese clima se corría en la Italia a caballo entre los setenta y los ochenta y en ese clima Moser se llevó dos Lombardías, uno de ellos delante de Hinault, y San Remo, entrando solo en la Via Roma, tras desplegar toda su sabiduría en el descenso del Poggio.

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Ciclismo antiguo

La París-Roubaix siempre fue así

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

En la París-Roubaix nadie toca el recorrido, ni el kilometraje

El Domingo, la Pascale, la París-Roubaix, la llamada reina de las clásicas.

Viéndola cada año, venimos a lo que hemos dicho tantas veces sobre las clásicas como reducto del ciclismo de toda la vida, ese que se mantiene intacto ante las moderneces que tantos disgustos nos significan a veces.

Los nombres, los recorridos, los grandes tramos, los kilómetros… eso no se toca.

Kern Pharma

Como hemos dicho, la París-Roubaix es la “dura entre las duras”, el “Infierno del Norte”, la “Pascale”… apelativos, pseudónimos, coletillas no le faltan.

Otros le llaman la “Reina de las clásicas”. París-Roubaix, una carrera que sale, curioso, de Compiegne, como de Chartres sale la París-Tours. Sea como fuere es la carrera más singular de la temporada, un día que no deja indiferente, lo amas o lo odias, no hay discreción, no consenso, ni equidistancia.

Dicen que fueron dos empresarios del ramo textil quienes montaron la travesía desde la capital al norte de país, a la gris y fabril Roubaix, un enclave que pareció surgido del infierno, en el que tuvieron la curiosa idea de crear un velódromo. En 1896 el alemán Joseph Fischer fue el primer ganador en el infierno. Cien años después Lefevere se lo pasó como un crio eligiendo el orden del podio de la edición del centenario, primero Museeuw, luego Bortolami y Taffi en la parte baja del podio.

Sea como fuere la obsesión por conservar su singularidad ha sido una constante en la historia de la París-Roubaix. La irrupción del automóvil a mediados del siglo pasado fue un síntoma de evolución para Francia, pero una velada amenaza para la carrera y sus infumables sendas adoquinadas.

La París-Roubaix está jodida, es historia

Es una catástrofe, sin pavé no habrá selección, la carrera será como las otras. Tenemos que ir al norte y mirar nuevos caminos, nuevos pavés

Un día de 1967, entró chillando Albert Bouvet en el despacho de Jacques Goddet, mandamás del Tour, y por ende de la París-Roubaix, el tipo que vestía como un explorador mientras coordinaba la caravana de la mejor carrera. Asustados por el desenlace de esa edición que gana Rik Van Looy en un sprint de diez ciclistas, inédito, cogen los bártulos y se van al norte para preservar el tarro de las esencias de su Roubaix. No puede ser que lleguen diez a Roubaix.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Mientras más involución mejor, la carrera va al revés del mundo y suena la flauta. El excampeón del mundo, Jean Stablinsky habla de la mina en la que ejerció antes de ser ciclista legendario. Habla de Arenberg, de una recta adoquinada, descarnada, un lugar para los sueños, como los duendes, por medio de árboles en un denso bosque por donde el sol asoma a duras penas.

Y Arenberg obra el milagro, Roubaix vuelve años atrás, a la anarquía, a la locura. Merckx es el primer en ganar con el bosque en la ruta. “Dos así no lo aguantamos” dicen los corredores al llegar.

Se produce una brecha, una division de opiniones entre los contendientes, unos detestan, odian Roubaix, “carrera de mierda” dice Hinault, otros la aman profundamente, entre ellos Duclos, el viejo, Lasalle, que ganaría muchos años después hasta dos veces la carrera, la prueba por la que se hizo ciclista, por la que muchos suspiraron el día que decidieron ser diablos en el infierno.

Por cierto que dicen que el pavé anda remojado y algo enfangado para el domingo, como en las mejores ocasiones, dicen..

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

DESTACADO: PARIS ROUBAIX 2024

Ciclismo6 días atrás

Entre Flandes y Roubaix, la gente prefiere la segunda

El factor sorpresa de Roubaix pesa sobre la dureza sobrevenida de Flandes Entre papá y mamá, entre Flandes y Roubaix,...

Ciclistas1 semana atrás

Joshua Tarling se pasó de pantalla

La imagen de Joshua Tarling agarrado al coche de equipo le va a acompañar siempre De Joshua Tarling tenemos una...

Mathieu Van der Poel1 semana atrás

Van der Poel o hacer que Roubaix parezca fácil

El control de Van der Poel en Roubaix es tan brutal como el de Flandes Lo mismo que hace una...

Ciclismo antiguo1 semana atrás

Francesco Moser, “signore Roubaix”

En la leyenda de Moser, Roubaix es un lugar esencial La historia es caprichosa, como muchas veces hemos dicho, y...

Ciclismo antiguo2 semanas atrás

La París-Roubaix siempre fue así

En la París-Roubaix nadie toca el recorrido, ni el kilometraje El Domingo, la Pascale, la París-Roubaix, la llamada reina de...

Ciclismo de carretera2 semanas atrás

Un viaje al bar de Roubaix

El viaje a Roubaix es al mismo tiempo un viaje al pasado, a los orígenes del ciclismo Hace 10 años,...

Ciclismo antiguo2 semanas atrás

Viaje a los orígenes de la París-Roubaix

El textil tuvo mucho que ver en los orígenes de la cotizadísima París-Roubaix Nadie puede dudar de que la París-Roubaix...

Ciclismo2 semanas atrás

Johan Bruyneel, Raúl Alcalá y ¿Flandes o Roubaix?

Actualidad y viaje nostálgico con Johan Bruyneel y Raúl Alcalá Ya nos permitiréis decirlo, pero episodio de culto con Johan...

Lo + leído

Copyright © 2017 Página propiedad de JoanSeguidor. www.joanseguidor.com y www.elvelodromo.com son propiedad Joanseguidor. Agencia especializada en contenido deportivo, Ciclismo de carretera, BTT Mountain Bike, Gravel o ciclocross y el mundo relacionado con la bicicleta.