Ciclismo de carretera
Montjuïc quiere que vuelva su escalada
En octubre del 2007, Barcelona perdió uno de sus eventos deportivos más importantes: la Escalada al Castillo de Montjuic.
Hablamos de una prueba histórica con más de 40 años que vio brillar a Merckx, Poulidor, Bahamontes, Lejarreta, Chiappucci, Jalabert, Purito… casi nada.
Cuantas carreras querrían un palmarés de este nivel, del nivel de la Escalada a Montjuïc.
Ese domingo de octubre a 250m de meta era único.
Asomado a la valla, esperaba que al inicio de la Sardana apareciera el coche que anunciaba la siguiente carrera, seguido a los pocos segundos de la cabeza del pelotón retorciéndose en la rampa del 15%.
Algún valiente encendía la mecha desde abajo, y los corredores empezaban a serpentear por la rampa.
A nuestra altura, prácticamente en todas las categorías llegaba el contraataque definitivo, aquel que arrastraba a los elegidos para disputarse la carrera, y yo admiraba a todos los corredores esperando estar un día sufriendo sobre ese asfalto, y si encima ganara sería la bomba.
Subían Cadetes, Juveniles, Elite/Sub23, Tandems, Féminas, Profesionales… ahí no faltaba ninguna categoría.
Equipos de toda España venían para completar los poco más de tres kilómetros de recorrido.
Cuando uno es niño, al menos la mayoría de los de mi época queríamos ganar el Tour como Indurain, pero había que tener objetivos más alcanzables, y el mío era ganar la Escalada o un campeonato autonómico que me hacía ilusión.
Os adelanto que ni una cosa ni la otra, era malo, o como dicen los que quieren maquillarlo, me defendía.
Mi primera participación fue como cadete de primer año. Un día especial, ese y el resto de Escaladas que vinieron los siguientes años.
Era el escenario perfecto, la mejor manera de acabar la temporada, como la final de la Champions o de la Superbowl.
En esas categorías no estás acostumbrado a competir dentro de una estructura de carrera tan grande, tan profesionalizada.
Quedábamos los compañeros del equipo para ir en bici.
Los poco más de siete kilómetros hasta la salida eran como una lluvia de ideas en forma de estrategia de carrera.
Supongo que los poco más de 3km que tenía el recorrido hacía que cualquiera pudiera pensar, que ese día igual sonaba la flauta.
Los que se habían pasado el año persiguiendo apostaban en su mayoría por arrancar de salida y llegar con margen a la subida, pero en realidad lo suyo era llegar a la parte dura entre los 15 primeros, dejarse llevar en los primeros ataques y si se podía, arrancar a 200 metros.
Una vez en la salida nos reuníamos con el director que repartía los dorsales. Colocarlos y una vuelta al recorrido para calentar y verlo.
Llegábamos a la subida final, aun en el warm up, y ya nos sentíamos como Freire, Beloki, Purito… incluso caía el típico ataque en broma imaginando el momento de la carrera.
Bajábamos a la salida para los últimos preparativos, charla de estrategia con el director y a la jaula a coger sitio para que cuando nos la abrieran pudiéramos tener primera fila en la salida.
La carrera a una sola subida se jugaba desde la salida.
Salíamos subiendo y de pito ataques sin parar.
Coronar el primer repecho y bajada de locura con el corazón saliendo por la boca
Al final del tramo de bajada giro de 180º en una rotonda y para arriba. Si no entrabas en cabeza, el latigazo en subida ya eliminaba medio paquete.
Se estiraba y por algún lado rompía.
Los primeros salían de la rotonda y la cola aun se veía bajando.
Del 30 para atrás, si no era un superclase ya estaba eliminado.
Cuando ese latigazo estaba medio asimilado otro giro cerrado de 180º a izquierda (que muchas veces había caída) y primeras rampas duras.
La curva del tiro pichón a 600m ya lanzaba la carrera de verdad.
En mi primera experiencia llegué mal colocado.
Me comí el latigazo de la rotonda, el del pie de subida y al palco. No llegué a cortarme pero ni pensar en disputar, eso sí, vaya subida.
Para un cadetillo, juvenil eso era como una llegada de Tour. Las vallas, el público, cada 10 metros la gente animándote (ventajas de correr en casa).
El esfuerzo era corto unos 7 minutos largos, y unos 2 minutos la subida dura.
Pero qué disfrute.
Con el paso de categorías algo fui mejorando, en mi segundo año de juvenil llegué a ser 15º, único año en que tuve opción de jugar a ganar, pero pese a ver tantísimas ediciones y saber donde se jugaba la carrera, a veces el exceso de confianza te lleva por el mal camino.
Divertirme de verdad el año de elite y sub 23. 3 vueltas al circuito, en el mismo formato que el de los profesionales.
https://www.instagram.com/p/CCQZsinoySI/
La primera subida se iba rápido pero suficientemente fresco como para disfrutar del ambiente de la subida, con mucho más público que cuando subían los cadetes.
La segunda subida te apretaban las tuercas con algún ataque malintencionado, pero aun quedaban balas, y la subida final un sálvese quien pueda al estilo cadetillo, pero no sé si por experiencia o que, pero llegar bien colocado era más fácil.
Por desgracia esa mañana de ciclismo, en la que cualquier corredor de cualquier categoría podía sentirse como un profesional, desapareció.
Ese día en el que los aficionados tenían fácil acceso a los profesionales, ver bicis, cazar autógrafos, o los tan preciados trofeos que eran una gorra a un bidón, quedó en el recuerdo de los que sí pudimos disfrutar de esos domingos de octubre.
Parece mentira que nadie haya podido recuperar esta prueba y que hayamos tenido que pasar una pandemia para que alguien haya vuelto a pensar en una escalada al Castillo de Montjuïc que ya empezábamos a tener olvidada.
Fue en el triatlón 123 a remontar, en modo cronoescalada.
En cuanto me enteré no lo pensé 2 veces.
¿Rememorar esa subida en carrera? Sí por favor!!!!
Ahí estaba yo, con mi bici Clementina en la salida para completar los 2,7 km de recorrido.
Salí muy conservador para retorcerme y dejármelo todo en las tan añoradas rampas del Castillo.
Llegar al tiro pichón esperando que apareciera delante de mí la rampa de la Sardana.
Lástima que mi actual momento de forma ni se acerca al de mis años de corredor, pero aun así pude subir con dignidad, y visualizando, como si fuera ayer, las vallas repletas de público animándome.
Apretar un poco más el culo a falta de 200 metros como si quisiera lanzar ese ataque ganador que nunca lancé, porque era malo, o como he dicho me defendía.
Necesitamos que vuelva la Escalada a Montjuïc.
El público lo merece y el futuro del ciclismo lo agradecerá.
Por Eric Monasterio
Ciclismo de carretera
En la Emilia Romagna, el ciclismo se viste de gala
Paisaje, cultura, gastronomía y tradición son las señas que distinguen el ciclismo en la Emilia Romagna
Lo están esperando como agua de mayo, ilusión, ganas y muchas expectativas, la salida del Tour de Francia desde Italia, atravesando Toscana, Emilia Romagna y Piemonte, marcará un antes y un después en el amor de esta tierra por el ciclismo.
Nosotros pudimos verlo en primera mano, explicado por el propio Davide Cassani, pero también por los diferentes actores para que Italia albergue la Grande Départ 2024, un año después de hacerlo en Bilbao.
Será una fiesta de dos millones y medio de personas por el recorrido y también para quienes amamos el ciclismo, la buena vida y lugares tan bellos como la Emilia Romagna.
Tres días de ciclismo por el lugar y te percatas de los rasgos que hacen de esta región una de las más atractivas para el ciclista, la segunda en recepción de aficionados en Italia, sólo superada por el Trentino.
El kilómetro cero de la segunda etapa del Tour
Ubicados en Cervia, nuestro cuartel estuvo en la salida real de la que será segunda etapa del Tour 2024, toda vez que a caravana haya partido en neutralizada desde Cesenatico.
Luego la carrera tomará el corredor del Po para acabar en la capital de la Emilia Romagna, en Bolonia, donde el ciclismo sabe a universidad y ragú con su símbolo de San Luca y sus avenidas porticadas.
Paisaje amable
El de la Emilia Romagna será un paisaje verde, pero para nada plano, en especial en la primera etapa.
La cornisa montañosa que la separa de la Toscana nos siguió a cada paso, con dos vigías muy evidentes, la República de San Marino y sus torres en lo alto y el Carpegna, el sitio que Marco Pantani puso en el mapa.
Por cierto que en breve será la Nove Colli, la marcha más importante de Italia, aunque nosotros vimos el Granfondo Via de la Sale, más pequeña en dimensión, pero muy bella porque el trazado ofrece un poco de todo de la Emilia Romagna.
La tradición de la sal del lugar queda retratada en las salinas en la salida de Cervia, un paisaje amable y plano, expuesto al viento del momento, pero perfecto para tomar contacto con el territorio.
Ese peso de la sal lo disfrutaremos en los canales al mar de Cesenatico o Cervia, entre cafés para el «coffe ride» o un buen pescado,
Ojo que el de Cesenatico lo firma el propio Leonardo Da Vinci.
Una vez en el interior, las colinas nos ofrecen continuos pueblos salpicando pequeñas lomas, como desafiantes para ser alcanzados.
Ahí estaban Longiano, Roncofreddo y Borghi, entre otros.
La subida a Sogliano al Rubicone es una de los emblemas del lugar, con su continuo de curvas de herradura, contadas una a una, como una gota malaya sobre la resistencia del ciclista.
Formaggio di Fossa
La recompensa en Sogliano tiene forma de queso en tres versiones, es el queso de Fossa, variedad romagnola que sabe a gloria bien maridado con los sangiovese de la zona, las mismas viñas que vas viendo por el camino.
En Fosse Brandinelli, padre e hijo te llenan la mesa de su fantástico queso, leche de los Dolomitas y un hacer ancestral en sus cuevas.
La experiencia ciclista se complementa perfectamente con la gastronómica con toda la variedad de productos de la zona, con especial atención a sus pescados.
Y claro, las piadinas.
Donde el Rubicón
En la primera parte de una de las salidas, nos sentiremos Julio César cuando trazo en el Rubicón la división del Imperio Romano.
En Savignano sul Rubicone veremos el famoso lugar bajo la estatua del gran emperador en el puente sobre uno de los ríos más célebres de Occidente.
Hoteles a punto
Antes que Alicante, antes que Mallorca, los hoteles de Emilia Romagna eran los frecuentados por los equipos profesionales, en sus concentraciones de invierno.
La región aglutina toda la oferta bajo el sello de Terrabici, marcando pautas muy claras para que el ciclista se sienta como en casa, con menús especiales, trato familiar, todas las instalaciones y horarios adaptados.
La gran cantidad de hoteles familiares en la zona asegura que el trato al ciclista se ha heredado de padres a hijos.
Marco Pantani
El embajador de la zona, el gran ciclista que mucho tiempo después sigue vigente en el corazón de tantas y tantas personas que se acercan a su Spazio, junto a la estación de tren, al monumento del paseo marítimo de Cesenatico y a la carretera que pasa por enfrente de su casa.
Una tramo que tiene un gran pirata pintado en el suelo…
Ciclismo de carretera
Primavera y ciclismo: los 5+1 momentos top
La primavera de ciclismo 2024 explicada en los cinco instantes, y un bonus track, más emblemáticos
Quedó atrás, hace menos de una semana tuvimos la Lieja-Bastogne-Lieja y la primavera de ciclismo quedó en el álbum de los mejores recuerdos.
Vamos con ellos…
La Redoute con Pogacar
El sitio y lugar de los grandes eventos, que en ciertas ediciones se había quedado sin ese poder decisorio que con Pogacar y también Remco Evenepoel ha logrado recuperar.
Como buen capo, el esloveno ya había dejado caer que la icónica subida con el viaducto al fondo iba a ser el escenario de su sentencia.
Y lo fue, un ataque y la segunda Lieja de su cuenta, ahondando en la sensación de que cuando atacan ciertos ciclistas el resto parece estar a verlas venir y contener los daños.
Ni siquiera el valiente Carapaz pudo durar más allá de la cima.
El cambio de plan en el Poggio
La estrategia en las clásicas pide flexibilidad llevada al máximo extremo, más cuando las carreras cambian súbitamente de escenario en cuestión de segundos.
Así las cosas, el juego de los Alpecin con el comodín de Mathieu Van der Poel fue genial.
En el Poggio, toda vez que Pogacar había quemado las opciones del campeón del mundo, éste tuvo la cintura suficiente para trabajar para Philipsen y garantizarle llegar todos juntos al sprint.
Que los azules ganaran tres de los cuatro monumentos de la primavera ciclista no fue casualidad.
El atasco del Koppenberg
Como antaño, el Koppenberg hizo estragos.
Iván García Cortina fue protagonista involuntario, fuera de su bicicleta, imposible subirse de nuevo en medio de una pendiente exagerada y sobre un empedrado húmedo y hostil.
Sólo tres subieron sin poner pie a tierra y uno por delante de todos, Mathieu Van der Poel, con el baile de los repechones del ciclocross, acompasado, vertical e incontestable.
El despegue de Van der Poel en Arenberg
En el famoso bosque Mathieu no decidió la París-Roubaix, pero empezó a hacerlo.
Con un control exagerado de su equipo en la previa del gran tramo de la mina, Van der Poel cogió el mano de grupo principal y no lo soltó en toda la recta.
La forma en la que había batido a sus rivales en Flandes se replicaba en Roubaix cocinando su doblete.
La persecución imposible de Van Aert
El momento más fugaz de los descritos, pero el más esperado por todos en la primavera.
A la salida del Oude Kwaremont, Wout Van Aert propuso la persecución más épica de la primavera.
El medio minuto con el que salió Van der Poel hacia la meta de Harelbeke se quedó en casi diez segundos kilómetros más tarde en un pulso memorable.
Pero Van Aert lo había dado todo y no le llegó, llegando a pedir la hora para acabar en el podio tras Jasper Stuyven.
Estábamos, sin saberlo aún, ante el único gran duelo de estos en la primavera.
Y el bonus track, esa Flecha Valona gélida con resultado inesperado y ganador abrigadísimo: Stephen Williams.
Imagen: A.S.O./Gaëtan Flamme
Ciclismo de carretera
3 opciones para descubrir la propuesta ciclista de Cambrils
La profundidad ciclista de Cambrils marida con todos los terrenos
El marco ciclista de Cambrils, en medio de la Costa Daurada, una marca turística que también incluye las montañas del interior, es un cuadro perfecto para el aficionado a la bicicleta.
Enclavada en una zona con una gran tradición turística, pionera podíamos decir, la oferta del lugar marida perfectamente con quien quiera pasar unos días de asueto, tranquilos y relajados en rutas sencillas, medias o complicadas, a su elección, a lomos de la bicicleta.
Hablamos con Juan Sánchez, mecánico de bicicletas que gestiona desde Rodabike el turoperador Cycling Holidays, trayendo a Cambrils ciclistas alemanes, canadienses, ingleses y también del resto de España desde hace dos años.
«Son carreteras variadas y tranquilas, con tráfico reducido en muchas de ellas, buen clima casi todo el año y una población con servicios de primera» comenta Juan sobre Cambrils y su entorno.
Aquí tenemos variedad, con el Baix y Alt Camp como enclaves más cercanos, la dureza y singularidad del Priorat y Montsant, tierras consagradas al vino pero de paisajes muy cuidados, y no lejos el Delta de l´ Ebre, un privilegio entre arrozales para rodar sin más pretensión que disfrutar de la ruta.
«Si quieres desniveles hay que ir hacia el interior -precisa-, en la costa las rutas son suaves y poco exigentes, aunque eso también depende de la velocidad a la que quieras ir. Tenemos carreteras infinitas«.
Cambrils, ciudad ciclista y de turismo
Eso, como decimos en un entorno de gran tradición turística, con una planta hotelera de todos los tipos, adaptada al ciclista, pero también al acompañante que pueda viajar con él, con establecimientos que llevan ya tiempo trabajando un perfil muy apetecible, pues el ciclista acostumbra a ser un cliente muy respetuoso con el entorno, que quiere disfrutar del lugar y asegura un buen nivel de gasto.
La gastronomía del lugar es perfecta para quien quiera sacarle rendimiento a la bicicleta, son abundantes los frutos secos, pero también para quien pretenda cerrar la jornada con una rica cena basada en pescados y vinos de la zona.
Tres salidas recomendadas…
Para gustos, colores, y Juan nos da tres rutas que hablan de la profundidad ciclista de la zona.
Si salimos de Cambrils al sur, paralelos a la costa, por la antigua N340, donde el tráfico es menor, podemos tener una primer experiencia ciclista de unos 70 kilómetros de ida y vuelta hasta El Perelló.
Ruta suave, con el mar apareciendo y desapareciendo de nuestra mirada, que si alargamos un poco más puede llevarnos hacia L´ Ampolla, puerta del Delta de l´ Ebre.
A nivel medio, tenemos una salida de unos 90 kilómetros dirección Montroig para llegar a Colldejou, seguir por Torre de Fontaubella y vuelta por Pradell de Teixeta.
Aquí ya hay más desnivel, unos 800 metros y el paisaje es un anticipo de lo que hay al otro lado de la faja de montañas que se aprecia de Cambrils.
Eso es el Priorat, por donde trazamos la tercera ruta, pasando por el pantano de Riudecanyes y subida hacia Duesaigües antes de entrar en Priorat y bajar a Porrera.
El paisaje cambia, es de interior, la línea de costa queda oculta ante la primera línea de montaña, aquí las opciones son varias, se puede ir hacia Mussara o al Col d´ Alforja para completar unos 125 kilómetros y un desnivel que se va a los 1500 metros, cosa más seria.
Son sólo tres propuestas, pero sobre un mapa que ofrece todas las combinaciones que se necesiten, no en vano aquí hizo su stage hace unos años el Bahrain con Vincenzo Nibali dando fe de las bondades del lugar.
Ciclismo de carretera
Mi experiencia en la Desafio Maestrat
José Julián Balaguer no ha faltado a ninguna edición de la Desafío Maestrat
“Correr en casa me hace ilusión y la Desafío Maestrat es un ejemplo perfecto de lo que esta zona puede ofrecer al ciclista«.
José Julián Balaguer monta hace muchos años en bicicleta. De hecho, si escarbáis en los anuarios veréis su nombre, pues fue profesional unos años. Dio el salto con el Orbea, año 1984, dirigido por Txomin Perurena. Estuvo aquí hasta el tiempo de Caja Rural, el primer Caja Rural y luego compitió con el Helios CR, año 1989.
“Un tiempo que no olvido -admite-. Corrí una Vuelta y un Giro, también algunas clásicas como la Lieja-Bastogne Lieja”.
“Es toda una vida en bici” rememora.
Hoy compite en ciclocross, ha sido campeón de España de master 50, en una enconada rivalidad con el mítico Jokin Mugika.
Pero no sólo compite, disfruta y sale en bicicleta con su grupeta de Benicarló, conociendo todas las grandes marchas cicloturistas: “Pon todas las más importantes, la Quebrantahuesos, la Purito, la Perico… incluso la Monegros de BTT”.
El placer de correr en casa
José Julián conoce bien el terreno de la Desafío Maestrat -el próximo 1 de junio-. “He estado en todas las ediciones -concreta-. Hace una gran ilusión que se la del pueblo, incluso salí con el dorsal uno en la primera edición. Un lujo”.
Para él, este tramo del norte de Castellón es “zona ciclista por excelencia, lleno de puertos no muy largos, pero que vas encadenando uno tras otro. Es perfecto para el ciclista, carreteras tranquilas, arregladas y estrechitas, como nos gusta a los ciclistas, en medio de parajes amables, es monte total”.
“A mí me gusta la Desafío Maestrat, es la marcha de aquí, es tranquila y pequeña, no como las grandes, por eso el trato al corredor es cercano” comenta José Julián.
Encontrar tu grupo
En el desarrollo de la Desafío Maestrat describe que “el inicio permite ir en grupo, encontrando la gente que te acompañará en el segundo tramo. Es a partir de la Mirona que se forman los diferentes grupetos y encuentras tu ritmo. Es importante hacerlo así porque la aproximación a Ares es dura y a veces sopla el viento”.
Para el ciclista es reseñable “la seguridad de la marcha. Detectas que hay un buen control de los vehículos, incluso tratándose de carreteras tranquilas. Los avituallamientos están bien, aunque en mi caso debo admitir que no paro mucho”.
El fiesta es con producto local: “Nos metemos un arroz o fideuá mientras comentamos la jugada”.
Y advierte: “Ojo con la segunda cerveza, que venimos de hacer un esfuerzo importante y es traicionera”.
La prueba se realizará el próximo 1 de junio con salida y llegada a Benicarló, abriendo la ruta a los increíbles parajes del norte de Castellón, escalando sus emblemáticos puertos por los que ya han transcurrido pruebas de primer nivel como La Vuelta a España.
Desafío Maestrat: 200 km / +3000 m
Se disponen de dos puntos de control (PC), para recortar kilómetros y completar 84 km o 125km.
En este duro recorrido se coronan 5 puertos: el Alto de Cervera, La Mirona, Coll d´Ares, Alto de Santa Agueda y Alto de Vallibona, y entre ellos diversas pequeñas cotas para completar la experiencia.
Inscripciones y precios
Las inscripciones están abiertas hasta el 12 de mayo con escalado de precios por 66€, incluyendo maillot, bolsa del corredor y avituallamientos.
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