Opinión ciclista
¿Por qué Induráin siempre está de moda?
Más de veinte años después, todos sigue acordándose de Indurain cuando ven un ciclista
Miguel Indurain siempre de moda…
Cierto, ¿no?
Hablar de Miguel Induráin, aún hoy en día, desata las pasiones más diversas entre nosotros, los ciclistas, y nos ponemos nostálgicos recordando su época dorada cuando cada mes de julio, hacia las cuatro de la tarde, las calles se quedaban vacías y todo el mundo animaba al Gigante de Villava, desde sus casas, desde los bares, pegados a la televisión, mientras un ciclista venido de otro planeta escribía con mayúsculas la Historia del Ciclismo.
Qué recuerdos, ¿verdad?
El otro día leía, en un foro, una divertida entrada que hablaba de unos cicloturistas a quienes les cantaron, desde el asiento trasero de un coche, el manido: “¡Induráin, Induráin, Induráin!” y con un ¡vamos, Induráin!, ellos mismos explicaban cómo con este “derroche de ingenio” eran animados por estos fans “atrapados en el tiempo”.
Comentando esta anécdota, es cierto que la mayoría nos pusimos de acuerdo en qué ningún otro ciclista de la época reciente en nuestro país, ya sea Contador, Valverde o Purito, ha llegado a este punto de exaltación, sobre todo cuando se trata de hacer comparaciones con los anónimos esforzados que salen los fines de semana por estas carreteras de Dios. Vamos, que nunca hemos oído decir a nadie dirigiéndose a un desconocido cicloturista con la expresión“¡vamos, Valverde!”, o que le canten a un nutrido grupo de ciclistas: “¡Contador, Contador, Contador!”.
Estamos de acuerdo, ¿no?
Como os digo, incluso cuando hablamos en este mal anillado Cuaderno sobre Miguelón, la expectativa es tanta, que siempre es signo de gran revuelo, para lo bueno… y lo malo, porque si alguna vez se le ha hecho una pequeña crítica por algún motivo relacionado con su pasado, que haya podido crear debate y opinión, las respuestas, de lo más variopintas, han llegado a ser incluso a veces insultantes para el que la ha escrito.
Y es que ya sabemos que tocar a Induráin, en este país, es algo todavía aún sagrado, ya que lo han convertido en poco menos que un Dios del ciclismo, un profeta de toda una religión de la que existen millones de creyentes.
Ojo, yo me encuentro entre ellos, y para mí es todo un santo de mi devoción, por supuesto.
A mí Induráin que no me lo toquen, pero no por ello vamos a dejar de hablar de él abordando todos los aspectos de su carrera como ciclista, no con la intención de buscar alguna nota negativa, que no parece que pueda haber motivos, sino porque algunos, aún a día de hoy, siguen discutiendo sobre determinados puntos poco claros de su trayectoria deportiva, y es cierto que no siempre hay que escribir sobre Miguel para adularlo, ensalzarlo y elevarlo a los altares.
No sé si me entendéis.
El propósito de este texto es intentar averiguar por qué seguirán pasando las décadas y continuarán resonando a diario por las carreteras de España el nombre del campeón navarro, una costumbre que parece transmitirse de generación en generación.
Para eso, echemos la vista atrás.
Cuando Miguel Induráin decidió colgar la bicicleta, lo hizo de manera discreta y seca, siendo, como siempre, más elocuente con sus silencios que con sus palabras. Su adiós dejó un regusto amargo, extraño, con demasiadas preguntas sin responder en el aire: muchas dudas, demasiados enigmas.
En primer lugar, resultó poco creíble que se retirara “por no encontrar equipo”.
En su día se habló de la ONCE, incluso también alguna oferta del Kelme y del Polti, pero por lo que fuera Induráin “no tenía ganas” de volver a competir.
Sólo con mostrar su disposición le habrían llovido las ofertas.
Eso está claro.
También fue chocante oírle decir que se retiraba a pesar de verse aún con fuerzas para luchar por el codiciado sexto Tour.
Bien es cierto que, si hubiera continuado, habría sido uno de los favoritos en Rouen, lugar de salida del Tour del 97. Pero hay que reconocer que no hubiera sido “el máximo favorito”.
Muchos campeones a su altura, y con su palmarés, nunca se habrían retirado si hubieran tenido la más mínima posibilidad de ganar un Tour de Francia.
¿Seguimos estando de acuerdo?
Hay que recordar que Induráin era un corredor conservador y pragmático, que no se dejaba llevar por las emociones humanas, a pesar de generar su figura entusiasmo, cariño y afecto, lo cual parece una contrariedad y una perplejidad, pero cierto a todas luces.
También es criticable el hecho de la eterna comparación, aún perdurable hoy en día, con otros grandes campeones, que surgió desde el primer minuto de su retirada al ser considerado como “el mejor ciclista español de todos los tiempos”, una frase atribuible a los medios de comunicación, que buscaban titulares sensacionalistas y apelando al sentimiento patriota, eso sí.
¿Por qué subrayo esta frase como poco afortunada?
Muy sencillo, porque Miguel Induráin no corrió en “todos los tiempos”, aunque sí es verdad que fue uno de los más grandes encima de una bicicleta.
Miguel sigue siendo referencia obligada siempre que hablamos de ciclismo… y del bueno, sin embargo, como estoy comentando, cuando se habla de él, nunca se hace de manera modesta, sin que él, por supuesto, tenga ningún tipo de culpa.
Apelativos como Tourminator, Extraterrestre, Máquina, Dios y cosas por el estilo, no encaja en un hombre tranquilo y sencillo, buena persona aunque poco expresiva.
¿Qué lo hace por tanto diferente al resto de grandes campeones españoles que no son recordados de la misma forma?
Miguel es un hombre discreto, quien muchas veces se tomaba las circunstancias de carrera de manera indiferente o pasiva, algo que puede haberle hecho vulnerable a ser manejado por personajes manipuladores, para lo bueno y lo malo, porque Induráin, incluso ahora, no se molestaba en matizar o desmentir nada: “yo voy a lo mío” o “ganar el Tour es mi obligación”, frases que expresaban bien a las claras una visión del ciclismo exclusivamente profesional y técnica, lejos del romanticismo, de la épica ciclista y de “antigua usanza” de la que muchos se llenaron, y nos seguimos llenando, la boca, hasta el punto de, por ejemplo, quitarle mérito a la victoria de Olano en el Mundial de Duitama, porque Miguel “había sido un caballero que le había dejado ganar”.
Hablar de Miguel Induráin sigue estando de moda, y lo seguirá estando siempre, mientras en este país se le continúe calificando como la locomotora que nos llevó a la modernidad y a la europeidad.
Un deportista atípico español, de 1,88 metros de altura con apenas 30 pulsaciones por minuto en reposo, capaz de ganar 5 Tours de manera consecutiva, llevando “la bandera del deporte español a pasearla con descaro por todo el mundo”, patrióticas declaraciones en boca del que fuera entonces secretario de Estado para el Deporte, Rafael Cortés Elvira, dejando en evidencia que Induráin era, y sigue resultando, un reclamo muy apetitoso para el poder.
Ilustración: Juan Manuel Escrihuela
Opinión ciclista
Tour: Estas etapas matan el ciclismo
La primera de las etapas en Francia ha sido un lastre para el Tour
En un ciclismo, en una sociedad de paciencia menguante, como leo a Ander Izagirre, etapas como la primera del Tour en Francia son un tiro en el pie de este deporte.
Llego ahora a casa y leo que os estáis aburrrrriendo con la etapa tostón del Tour. Aquí tenéis algunas decisiones brutas y cómicas que tomaban los organizadores de Giro, Tour y Vuelta contra el aburrrrrimiento. pic.twitter.com/HDRvFMGrRr
— Ander Izagirre (@anderiza) July 4, 2023
No hablamos del deportista, ni de su necesidad de tomarse un respiro en una jornada que conecta la salida vasca con los Pirineos, que puede ser tomada con más o menos calma, hablamos de imagen, de la percepción, de la sensación que, o eres un enfermo de esto, o es imposible tragarse semejante bodrio.
¿Lo mejor?
La retransmisión, como casi siempre, aunque para conocer las Landas, quizá mejor los documentales de La 2.
La imagen de recreo y asueto generalizados esta jornada de julio fue el mejor tarjetón de invitación a la siesta.
Ya veis, el mito de la siesta y el ciclismo, con la voz de Perico o Javier Ares de fondo, en el calor de julio, las jornadas intensivas en el trabajo.
El ciclismo no puede permitirse etapas así, el Tour, tampoco.
Es la etapa cuatro del Tour de Francia 2023, no estamos en ruta hacia los Campos Elíseos, de homenaje al ganador, ni tampoco en el día después de una gran batalla.
Las fuerzas están frescas y las etapas buscan ganadores y protagonistas en su desarrollo.
El hecho que lamentaba Antonio Alix, sobre los belgas atacando al unísono, como en una broma pactada con la moto de Philippe Gilbert, define un paisaje triste, indigno de la mejor carrera del mundo.
El comentario de Contador, sobre cómo suben los clicks de su marca de bicicletas cada vez que uno de los suyos va en fuga debería ser de conocimiento generalizado en el pelotón, a sabiendas que hay mucha gente mirándoles, pero también equipos de marketing calculando cada segundo que su marca tiene exposición en la televisión.
Jasper Philipsen repitió triunfo en una de las peores etapas que recuerdo del Tour, y eso que hay unas cuantas, pues fumadas suceden cada año, puntuales a la cita.
El ciclismo no se puede permitir días así, los ciclistas por intocables que crean, tampoco.
Seguro que vendrán grandes días de ciclismo, pero si a la larga estos trayectos decantan la balanza sucederá que igual no habrá dinero para todos.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
Opinión ciclista
Faltan datos para valorar el convenio de Movistar con Arabia
El anuncio de colaboración de Movistar y Arabia es incompleto
Dinero e influencia árabe en el deporte occidental es algo tan corriente, que a veces no entiendo tanto revuelo como ayer, cuando supimos del acuerdo de colaboración entre el Movistar Team y Arabia Saudí, a través, tengo entendido, de su federación.
Lo cierto es que el anuncio de ayer entra el molde habitual de estos comunicados.
Hablan de colaboración, lo centran en personal técnico y métodos de entrenamiento, pero poco hablan de lo que todos queremos saber: la panoja.
Y es así, y así lo refleja, por ejemplo, Cyclingnews, que deja la duda en el ambiente, cosa que no he leído en otros sitios.
Hace unas semanas, durante la Vuelta, Eusebio Unzue habló de dinero fresco para la estructura, luego vinieron los efímeros rumores de Repsol y ahora esto.
¿Es Arabia el mecenas que va a incrementar el presupuesto del Movistar Team?
Esa es la madre del cordero y la pregunta para la que nadie tiene, ahora mismo, una respuesta, por mucho que nos podamos imaginar que así habría de ser.
Como decía al principio, dinero e influencia árabe en el carísimo deporte occidental es un hecho que ya sabemos no es exclusivo del ciclismo.
En el caso de Arabia Saudí, es obvia su relación con el fútbol español, además de invertir en otros deportes como Fórmula 1, golf y ciclismo, con el Saudi Tour que les organiza ASO, como uno de esos bolos de pretemporada en medio del desierto, antes que empiece la campaña trascendente.
Para los países de la zona, es capital sacarse de encima el yugo del petróleo activando acciones ajenas al mismo, bien asesorados desde occidente.
Empezaron entrando en marcas de lujo de moda, colonias y esas cosas, siguiendo por infraestructuras y llegaron deporte, viendo el ciclismo como algo muy occidental en lo que también les interesa estar presentes y de paso blanquear su imagen.
A nadie se le escapa que estos países no son paradigma de derechos humanos ni tde rato igualitario entre mujeres y hombres, pero eso no ha sido óbice para negar su dinero y que siga la fiesta.
Porque cuando aplaudimos a un corredor del Bahrain o el UAE, o a ver el año que viene el Movistar, nos desproveemos de todos los prejuicios que podamos tenerles.
Hay en este sentido una entrevista muy interesante a Gino Mäder, corredor que ha tenido cierto compromiso con temas como el medio ambiente, en la que se encoge de hombros cuando se le pregunta por el sueldo que percibe y su pagador, el estado de Bahrain.
Vengo a decir que sí, que no es estético, que no es edificante de primeras, pero que el tinglado necesita de pasta y ésta ahora mismo está en ese lado del hemisferio y aunque nos hagamos cruces, el que gestiona las estructuras no dudará en cogerlo si en ello le va el futuro.
No olvidemos que en breve veremos un mundial de fútbol sacado del verano por jugarse en Qatar y que todos acabaremos mirando para otro lado en estas cuestiones.
Como en todo, el diablo está en el detalle y no sabemos el 100% del contenido de ese acuerdo, cuánto le supone a las arcas del gestor del equipo y que contraprestaciones tendrá, por ejemplo, en el maillot.
Por eso practicar la autopsia antes de cualquier saber el precio de todo esto, me parece precipitado.
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