La muerte de Lambrecht vuelve a poner el ciclismo en esos sitios que nunca se acuerdan de él
Hablar de ciclismo hay mil maneras.
La muerte de Lambrecht nos lo ha vuelto a demostrar.
A la gente que nos gusta el ciclismo que trenzamos el día a día sabiendo de éste y de aquel, de ésta y aquella carrera, nos llena que se hable de ciclismo en grandes medios.
Llamadnos antiguos, nostálgicos, pero un servidor vivió la época de Miguel Indurain, las portadas del Marca, el butanito con conexiones horarias, los cabreos por los que Perico no corrió la Vuelta…
Aquel ciclismo saltaba por las primeras planas, prendía en el ambiente.
Hoy cuando se habla de ciclismo en medios generalistas es que algo no está bien.
El gigante de A3 Media, que tiene a bien hacer programas de pancarta donde el fútbol es la excusa, es un ejemplo.
No hace tanto que Antena 3 era la dueña de la Vuelta a España, diez u once años a lo sumo.
Entonces la carrera que estaba en su porfolio rara vez daba el salto a las noticias o los titulares de la jornada.
Hoy cuando alguien de ese rodillo se acuerda de ciclismo es, como decimos, que algo malo ha pasado.
La muerte de Bjorg Lambrecht, por ejemplo, ha tenido su hueco en ese espacio de deportes que sigue a un noticiario que por higiene mental preferimos omitir.
Le dedican un hueco en la cargadísima actualidad de ese deporte que es precioso, menos cuando entra por los canales de la telebasura, el fútbol.
Yo no he visto el accidente, y no por querer ejercer autoridad moral sobre nadie -cada uno debe hacer lo considere oportuno-, y sí porque ya no merece la pena saber cómo fue y porque fue si un servidor no va a tener que tomar medidas para que esto pase lo menos posible,
Que el ciclismo esté de luto es noticia para esta gente que, como bien dice Sergi López, es muy libre de trabajar y publicar como quiera, pero que se lo hagan mirar.
Hace un par de años el ciclismo fue portada en La Sexta por los azafatos del Tour Down Under.
Son formas de verlo y para este colectivo, tan pequeño tan sentido, es triste.
Al menos reconforta el reconocimiento que la Vuelta a Polonia le ha hecho al ciclista fallecido.
La llegada con los Lotto en punta, en solitario, suspirando por la desgracia que nos ha sobrevenido, totalmente despoblada de publicidad, arcos y globos, Polonia hace un despliegue que anualmente nos parece excepcional, ha sido sentida, pero de verdad.
Un homenaje de etapa en toda su acepción, donde la figura del ciclista fallecido ha sobrevolado toda la jornada.
La gamma 2020 de Berria ya disponible
Su recuerdo y lo poco que lo pudimos disfrutar, el gran público me refiero, nos los llevamos con nosotros.
Y Polonia, ese país verde a rabiar, bello cada vez de agosto, que nos llena las tardes que quedan hasta la Vuelta de buen ciclismo, nos ha ganado con un homenaje que nos ha parecido sincero.
Lambrecht estaría orgulloso.
Imagen: FB de Tour de Pologne