La UCI anuncia «llamativas» medidas para combatir el dopaje mecánico
Para parecer limpio y honrado, no hay mejor cosa que parecerlo o al menos sugerirlo. Eso parece que la UCI es lo que quiere en la lucha contra el dopaje mecánico.
A saber…
El ciclismo es un deporte estigmatizado desde tempos inmemoriales, que nosotros lo veamos y sigamos, no significa que haya personas que le hayan dado la espalda hace tiempo, por esos escándalos que algunos desaprensivos nos dejaron en herencia.
Como el fantasma que arrastra perennemente sus cadenas, el ciclismo purga esos pecados intentando demostrar que es más limpio y reluciente que nadie.
La lucha contra el dopaje de toda la vida ha tenido en este deporte el caldo para pruebas, lanzamientos e innovaciones.
Creo, sería un error decir lo contrario, que las cosas no andan tan desmadradas como antaño, pero los sustos que subyacen de vez en cuanto, demuestran que hay quien no quiere aprender la lección.
Sin embargo, la sospecha es congénere a este deporte y cuando lo otro parecía más lejos, pam, entra en escena el dopaje mecánico.
El dopaje mecánico está dando que hablar
Cada vez más, para desgracia de quienes creemos que esto no debe ser tan sencillo.
Y ocurre que el ciclismo es como el tonto útil de la prensa y los voceros, y ocurre que es sencillo colgarle los muertos.
Así las cosas con sólo dos casos declarados de dopaje mecánico, motorcillos escondidos en la bicicleta, todo el mundo mira con recelo los cuadros de los ciclistas.
Más cuando vamos a ferias y no distinguimos entre una bicicleta sin truco de otra con eso, con truco.
Pero la UCI tiene un presidente estrella, con dotes de mando y sentido de la escena.
Al menos, eso sí, se mueve.
David Lappatient ha sacado un arco tipo de aeropuerto para mover por las carreras, por hasta 150 días de competición por medio mundo para pasar por el tubo las bicicletas.
Como diría Mou, «teatro del bueno».
No hay que ser honrado, hay que parecerlo. Sencillo.
Que la gente vea que nos lo tomamos en serio. Luego, saldrá un idiota cantando en una carrera amateur.
Llama la atención el panel de responsables en esta ardua lucha.
Los responsables de la lucha contra el dopaje mecánico
Jean Christophe Péraud, uno de esos ciclistas que llegaba destrozado a meta cuando disputaba. No lo daba todo, lo daba todo y un poco más. Debe creer firmemente en lo que hace a tenor de su pasado.
Péraud no descuidó los estudios en su época de ciclista, es ingeniero y ahora encabeza esta cruzada. Le deseamos la suerte que se ganó el prolífica carrera ciclista.
Y Bob Stalpleton, gestor del ínclito T Mobile, equipo que hace más de diez años perdió la telefonía alemana que salió espantada por la cantidad de escándalos de dopaje que sacudió la escuadra.
No sé si Stapleton es la persona adecuada para este menester, pero desde luego en su casa tenía porquería para regalar, porquería que no limpió a tiempo.
En fin, que ahora el acceso a la zona de salida tendrá un arco y un control de accesos como esos que el 11S nos regaló en el aeropuerto.
Así las cosas, espero que el teatro no sólo sea del bueno, que merezca la pena.
Imagen tomada de FB de Milano Sanremo
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