Las respuestas a la retirada de Dumoulin se encuentran en el límite que está el deporte profesional
Con la retirada de Tom Dumoulin de la concentración del Jumbo Visma y por ende del ciclismo profesional por tiempo indeterminado las reacciones, y especialmente preguntas, empezaron a aflorar por las redes…
Cierto es que Tom Dumoulin se une a otros casos de ciclistas que en la flor de la vida o con lo mejor por venir deciden dar un paso al lado, cuando no por la retirada.
Dumoulin asegura que lo deja por un tiempo, quiero ser optimista y pensar que volverá, pero da mala espina.
Otros dieron el paso atrás definitivo y salieron de una espiral que en el mundo del mortal aficionado es complejo entender.
Algún joven australiano colgó antes de tiempo, también Marcel Kittel, incluso mantuvimos no hace mucho una charla con Martín Bouzas, un ciclista gallego que ha elegido estudiar para cartero en su pueblo antes que proseguir con algo que no le hacía feliz: el ciclismo.
¿Qué motivos les empuja a dejar el ciclismo?
Muchos y variados, después de hablarlo con no pocos ciclistas, y leyendo las palabras de Dumoulin basar tu felicidad en la vida en el éxito deportivo es muy arriesgado, pero es que el éxito deportivo marcará tu estatus… un círculo vicioso.
Un ciclista profesional está en medio de tantas cosas que caer de un pedestal es más sencillo de lo que en principio parece.
Con su retirada temporal, Dumoulin admite quitarse kilos de encima saliendo del foco y de los escrutinios de los aficionados que esperan lo mejor de él.
El paisaje que muchos idealizamos en el deporte profesional de éxito, glamour y dinero es algo muy poco común, la inmensa mayoría queda fuera de mismo, las penurias son tremendas y las recompensas, casi siempre, pingües.
Martín Bouzas era muy explícito hablando de estar separado de los tuyos, «tirado en cualquier aeropuerto» tras poner tu cuerpo mucho más allá de lo recomendable.
El ciclismo profesional es cualquier cosa menos salud
No es complicado percatarse de ello, os invito a ir a cualquier desayuno de un concentración un día de estos en Levante, tipos huesudos y tostados ya en enero, fuera de temporada, ¿cómo estarán en la tercera semana del Tour?
Lo que muchas veces hemos dicho, lo lo hagáis en casa, pues eso.
Son máquinas de matar y generar vatios, medidos hasta la obsesión, sin margen para un nugget de pollo extra o un helado, por que cada gramo penaliza, sin más horizonte que la carretera, la línea continua y no perder la rueda de tu rival.
Es eso, y lo que a nosotros nos entretiene, es un peso colosal sobre las espaldas de esta gente.
Gente que, como sucede como Dumoulin, lo ha sido todo, fama y gloria, Giro, Mundial, el podio del Tour… les sobreviene una lesión y cuando vuelven el panorama es diferente al que dejaron.
Lo comentó Santiago Botero sobre Egan Bernal: «Con los mismos números que un año antes Egan se dio cuenta que no tenía no para seguir a los mejores«.
Esto le ha sucedido al campeón saliente del Tour ¿qué no le habrá de suceder a Dumoulin?
Dumoulin ve cómo la vida le sonríe a su compañero Van Aert y de paso a Van der Poel trepar por los corazones de los neerlandeses, tan amantes de la bicicleta per al mismo tiempo ávidos de volver a tener grandes campeones.
Viendo al neerlandés, viendo a Kittel y a otros menos conocidos, cabe valorar lo que han hecho y hacen otros como Valverde o Froome, regresando de los infiernos de caídas de pesadilla y recuperaciones que minan a cualquiera.
Esperemos ver a Tom de nuevo, es una debilidad de este mal anillado cuaderno, pero mucho me temo que lo que nos dijo Borja Cuadrado sobre que no le veía ganando otra vez una grande es un pronóstico con visos de éxito.
En todo caso, esto es más común de lo que imaginamos, al fin y al cabo la psicología del pelotón es algo de lo que se habla hace mucho…