El papel de la mujer en el Giro es preeminente
Si una cosa podemos decir del Giro recién finalizado es que ha sido el «Giro de los pintalabios».
Aunque no haya sido muy comentado, no en la medida de lo que creemos tendría que haber sido, lo cierto es que las imágenes de Simon Yates ya los primeros días llamaban la atención.
En la organización, supongo que generosamente patrocinado, alguien negoció una marca de cosméticos para marcar bien al ciclista en el podio.
El poder de la imagen es innegable…
Como Yates, todos los que han pasado por el podio se han llevado la impronta.
Hemos visto a Chaves, Mohoric, Viviani y al final hasta Chris Froome, que en Roma salía del podio con la marca.
Nunca había visto tanta intensidad en este apartado y es que vamos camino de verlo cada vez menos.
Desde que el año pasado en Australia, en las carreras de enero, la mujer fuera desapareciendo de los podios y de la escena ciclista, estas cosas obviamente van a ir a menos.
En la Volta a Catalunya los premios los daban ciclistas jóvenes, en la Vuelta a España, tampoco hubo azafatas el año pasado.
No sé si el Tour de Francia tendrá azafatas en los podios este año, creo que no, pero en todo caso el año pasado sí las vimos.
Algunas, pobres, tuvieron que subir a dar el premio de la montaña con un vestido blanco y puntos rojos realmente feo.
La mujer en el ciclismo y en el Giro
Como veis la mujer pierde terreno, el beso de las guapas que decían.
Me vais a perdonar pero en esto soy clásico, y no por machismo, una cosa que muchos eluden en público y practican en privado.
Creo que, como decía el amigo Jaume Mir, la mujer no desentona en los podios, al contrario.
«¿Quién va a dar el premio? ¿el alcalde?»
Y en el Giro este debate no existe, aún y a riesgo de conseguir que Italia sea una isla en medio del océano.
Hemos visto que hasta el trofeo sin fin tenía madrina, que lo sacaba como por una pasarela y lo situaba en el estrado para exhibición pública.
La marca del pintalabios en el rostro de los ciclistas ha sido honda y evidente, y yo creo que como una forma de señalar que lo femenino en el circo ciclista es posible.
En Italia hubo hasta no hace mucho un pase de maglias antes que llegaran los ciclistas, un pase en el que las azafatas entraban en meta ante el aplauso de la gente.
Aunque eso quizá me parezca excesivo, el rol de la mujer en el ciclismo, dando el premio en el podio, no me parece ni discriminatorio ni vejatorio, siempre que haya respeto entre ciclista y el público.
Así las cosas, no es que queramos que las cosas sean como antes, porque el ciclismo tiene otras prioridades, pero al menos en Italia se ha demostrado que el debate es absurdo.
Imágenes tomadas en FB de Giro d´ Italia