El Tour puede pedir a la UCI dejar los potenciómetros fuera de la carrera
Dice Christian Prudhomme que «el potenciómetro mata la gloriosa incertidumbre del deporte«.
Dice que quiere el potenciómetro fuera del Tour de Francia el año que viene, ya.
No sé si Prudhomme está viendo estos días las veladas de los Seis Días de Londres.
Pantallas cargadas de datos, eso parece un videojuego.
Vatios, frecuencia cardiaca, velocidad, metros entre los grupos…
A veces son tantos los datos que se contradicen.
Es una pantalla de tablet de esas que nuestros hijos tienen por la mano.

El potenciómetro es para muchos elemento del diablo
Vincenzo Nibali fue uno de los que peor se tomó su implantación en el pelotón.
Como Nibali otras voces fueron críticas, pero todos acabaron pasando por el aro.
Sin embargo ahora mismo está tan integrado, el ciclismo tiene tanto de tecnología, por la propia evolución de la sociedad y de la ciencia, que es muy complicado pensar que se pueda prescindir del elemento del diablo.
Está en todos los manillares y, entre otras cosas, el aficionado espera ver resultados «live» mientras la carrera se desarrolla.
Una cosa es querer recuperar el espectáculo que el ciclismo no es capaz de ofrecer, y otra muy diferente conseguirlo a base de desandar el el camino emprendido.
El potenciómetro es ya parte del paisaje, como lo han sido otras novedades, como lo serán las que han de venir.
El ciclismo de potenciómetro tiene un garante en el pelotón, el Team Sky, el mismo que hizo de los vatios y el rendimiento su bastión el límite para saber a cuánto hay que subir para nadie vaya a sitio alguno.
Nadie de los importantes me refiero.
Es un tema sencillo sobre papel, pero el potenciómetro no da pedales por el ciclista, es una herramienta como cualquier otra.
Cruz Frame. Abatible mediante pedal para un fácil acceso al maletero
Buscar los problemas del espectáculo supondría otras medidas: presupuestos de los equipos, recorridos más equilibrados…
Pero esos problemas no parecen entrar en la agenda.