Ciclismo antiguo
El ciclismo también tuvo su 11 M
Echar la vista diez años atrás es como meterse en el coche de una montaña rusa y ejercer la pura teoría de gravedad ante la primera gran rampa que te espera. Una especie de caída al vacío. Bajo nuestros pies desapareció la tierra firme mientras a cada minuto algún reporte radiofónico, alguna conexión televisiva, se hacía el último recuento de muertos en los trenes de Madrid. Luego tras el caos, vino el silencio de las almas rotas, y no hizo falta tener a nadie querido en esos trenes porque lo sentimos como si todos fuéramos con ellos.
Ese mes de marzo el ciclismo vivía revolucionado con un joven murciano que llevaba los colores del Kelme a lo más alto allá por donde participaba. Había explotado Alejandro Valverde. Recuerdo con total nitidez que esos días se corría la París-Niza, una carrera que acabó en manos del alemán Jorg Jaskche. Llovió mucho, vaya si llovió durante esos oscuros días de marzo. Como la tarde que la Setmana Catalana acabó en Parets del Vallés y Joaquim Rodríguez ganaba la carrera de su tierra en las puertas de su casa. Aquel Purito no tenía el carisma de hoy en día, vestía de amarillo Saunier Duval, pero su desparpajo prometía. Todo aquello aconteció esos días de marzo.
Y mientras España vivía el vuelco electoral, la retirada de las tropas de Irak, las primeras premisas del gobierno Zapatero, el ciclismo se aprestaba a vivir su hecatombe. No sé si fue en marzo o en abril de aquel mismo año, pero sí que fue por esas fechas y que el golpe fue tremendo. Hablo de la entrevista concedida por Jesús Manzano al diario As.
Juan Gutiérrez condujo con todo arte de detalles aquel serial de dopaba en papel de periódico. Bajo el título “¿Cómo se dopa un ciclista?” Jesús Manzano abrió el melón de las bambalinas. Habló de centrifugadoras, de plasmas caninos,… explicó su desmayo en una etapa del Tour de 2003, abrió en canal “el sistema”. Pero, ¿es realmente así el sistema? Mucho me temo que no anda lejos de esas descripciones.
Recuerdo también que el diario As, hoy patrocinador de la Vuelta a España, mantuvo un banner con la confesión de Manzano durante mucho tiempo. Recuerdo una portada me parece que con Pablo Alfaro sujetando un cuchillo con los dientes, diciendo que esperaba a Zinedine Zidane en el Sánchez Pijuán. En aquella eliminatoria de Copa Madrid y Sevilla se dieron hasta en el carnet, y el diario que se preciaba sacar una exclusiva como la de Manzano mantenía ese nivel.
La detonación de Manzano tuvo muchas consecuencias a corto plazo. Imagino llamadas de urgencia esos días de confusión, de maldiciones sobre su persona, de desmentidos. Es la historia del ciclismo, es la historia del deporte, no se engañen, nada es como parece. Todo está lejos de ser perfecto, más o menos como en la vida, siempre hay un pero, o dos, o tres.
A medio plazo la confesión de Manzano, que bien podría haber sido completada por un futbolista o tenista arrepentido, aunque de estos parece que no hay, emergió la Operación Puerto y lo que parecía iba a ser un barrido en toda regla ha quedado en pura cosmética. Un descojone internacional, otro más, de cómo funcionan las cosas en España, ese país que exculpa banqueros probadamente ladrones y desacredita “preferentistas” estafados.
Dicen, me han contado, casi jurado, que el pelotón está más limpio que nunca, pero el goteo de escándalos no cesa y siempre hay un imbécil que se inmola –lamentablemente, nunca mejor dicho- haciendo un daño irreparable al colectivo. Como en el 11 M, la sensación de que las cosas han cambiado en el ciclismo es más bien eso una sensación, sin embargo aquí seguimos con un inquebrantable amor por este deporte y sus actores. Eso no hay Manzano que lo cambie.
INFO
INVERSE vestirá a la Selección Andaluza de Ciclismo
Manuel Rodríguez, presidente de la Federación Andaluza de Ciclismo, firmó el pasado 1 de marzo un acuerdo de colaboración con Inverse. En dicho acuerdo, Inverse confeccionará todas las equipaciones de todas las disciplinas de ciclismo en las que compite la selección autonómica andaluza, así como, los maillots de los Circuitos Provinciales de Andalucía.
Joan Sabaté, director comercial de Inverse, ha manifestado su satisfacción por dicho acuerdo por la relevancia que tiene la actividad de Federación Andaluza de Ciclismo en panorama deportivo de España. Inverse se compromete a aplicar su reconocida calidad en todas las equipaciones que fabrique para dicha federación. Inverse confecciona ropa de ciclismo, triatlón, running y de otros deportes en su fábrica de Mollet del Vallès (Barcelona) y sus orígenes se remontan al año 1969, siendo un referente internacional por lo que se refiere al diseño y confección de ropa técnica deportiva personalizada.
Imagen principal tomada de www.nieuwsblad.be
Ciclismo antiguo
París-Niza 1989, el primer gran Indurain
Con esa victoria en la París-Niza, Miguel Indurain se postulaba en los escenarios grandes
En el baúl del recuerdo, mirándolo ahora, y gracias a la invitación de los amigos de Pedal Vintage, uno se percata del valor que tuvo aquella París-Niza de 1989 para Miguel Indurain.
El mocetón ya había dado algunas claves de su clase, un crecimiento contenido bajo las recomendaciones de reputados médicos que hablaban del portento que estaban cultivando en el inolvidable Reynolds.
El año anterior, 1988, había formado parte del equipo que acompañó a Perico en su Tour, con ese famoso capítulo del Peyresourde en el que empezó a descolgar a gente y casi se quedó solo.
A las pocas semanas ganaría la primera de sus tres Voltas.
Pero el año 1989 fue otra cosa, fue pisar suelo francés y seguir su idilio con el país vecino, donde ya había triunfado en un Tour de la CEE, lo que hoy sería el Avenir.
En esa París-Niza, Miguel Indurain anticiparía cosas que habrían de pasar durante los años venideros.
El inicio en París, lo ganó el prologuista por excelencia, Thierry Marie, pero con Indurain ceca, a cinco décimas de segundo, y por delante de los dos grandes favoritos, Laurent Fignon y Stephen Roche.
El navarro ya había puesto el pie en la carrera y de ahí nadie le apartaría, ni siquiera una mala crono por equipos de 58 kilómetros en medio de una carrera de una semana de duración.
Aquel era otro ciclismo.
Pese a la mala crono por equipos, y eso que Reynolds iba con Gorospe y Mauri, entre otros, Indurain utilizó un par de jornadas consecutivas para de remontarle el minuto veinte que el joven Laurent Bezault, el «nuevo Jeff Bernard» le llamaron, le había tomado al final de aquel test colectivo.
Fueron dos movimientos tan significativos como premonitorios.
En el Mont Faron, Indurain se pone en cabeza del grupo de los grandes desde el inicio, y hace de la preciosa subida a orillas del Mediterráneo el primer gran filtro de la carrera.
Uno a uno, un goteo sin fin tras la estela del ciclista del Reynolds que le sacó los colores hasta el mismo Stephen Roche, el gran favorito, toda vez que Laurent Fignon se había retirado (ganaría en San Remo a los pocos días.
Café para muy cafeteros pic.twitter.com/mDT1mUvCnf
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 23, 2024
Al día siguiente, una jornada de media montaña hace el resto. a poco de coronar el Col de Vignon, el vigente ganador del Tour, Pedro Delgado hace destrozo en el pelotón y lanza a su compañero cuesta abajo.
Miguel Indurain cogería al fugado, su futuro compañero en Banesto, Gerard Rué, y entre ambos disparan la diferencia hasta más allá del minuto.
Con el navarro de líder, sólo quedaba defender la renta en el Col d´Eze ante el «hiperespecialista» Stephen Roche quien se queda a 13 segundos de la gesta.
Sin saberlo, había perdido el irlandés ante el inminente monstruo del ciclismo, un poderío latente que en ese 1989 despertó del todo, incluso en el Tour, en un lugar llamado Cauterets.
Imagen: @crstobalcabezas
Ciclismo antiguo
Briançon, Lieja & Valkenburg, las 3 esquinas del ciclismo
Grandes vueltas, monumentos, ciclocross… esto ocurre en Lieja, Briançon y Valkenburg
Hay lugares en el bello globo bendecidos por la naturaleza, la belleza o el azar. En ciclismo hay tres en concreto que beben de su ubicación y extraordinaria tradición. Supongo que podréis añadir alguno más, pero a mi se me ocurren estos tres: Lieja, Briançon y Valkenburg.
La primera la conocéis de sobra, es noticia una vez al año, fijo, cuando no más.
Es la cuna de la decana, la Lieja-Bastogne-Lieja porque era el trayecto que encajaba para que los periodistas fueran y vinieran en tren el día de carrera, siguiendo al pelotón.
Por Lieja además pasa el Tour de forma recurrente, si no es directamente, en tránsito
Por Lieja discurrió incluso una edición de la Vuelta a España y en Lieja se han jugado varios campeonatos del mundo.
Incluso Lieja ha albergado el mundial, recuerdo uno en tiempos de Mariano Cañardo cuando los italianos monopolizaban la contienda.
Luego está Briançon, ahí en el valle, encajada entre Izoard y Galibier, en medio de un océano de cimas con nieves perpetuas, en una encrucijada, cerca de Italia, de Sestriere, la puerta al valle de Aosta.
Briançon y su ciudadela han visto el mismo año el Giro y a las pocas semanas el Tour de Francia
Si no es final de etapa, es ciudad de paso. En el olimpo de los lugares ciclistas, está tocada.
Ciudades bendecidas por el ciclismo: Lieja, Briançon y… Valkenburg.
Aunque si queréis que os seamos sinceros, lo de Valkenburg es rizar el rizo.
Encajada en el Limburgo, la ceja de las Árdenas donde los Países Bajos dejan de ser bajos.
En el corazón de la vieja europa la ciudad neerlandesa es al ciclismo lo que Old Trafford al fútbol, la catedral del circo de las dos ruedas, un idilio del lugar, de la gente y el paisaje con la bicicleta.
Valkenburg tiene por descontado el ciclismo anualmente siendo ciudad de paso, mil veces, y meta de la Amstel Gold Race, la fiesta nacional neerlandesa de la bicicleta y el ciclismo.
Valkenburg ha puesto en el mapa un enclave como el Cauberg, la violenta subida en la que Philippe Gilbert hace estragos, habiendo ganando varias veces la Amstel Gold Race y siendo, incluso, campeón del mundo.
La ciudad del Valkenburg, modesta en dimensiones y población ha sido sede de los Campeonatos del Mundo de ciclismo en carretera cinco veces. Nada más y nada menos.
Cinco mundiales de ciclismo han acontecido en Valkenburg
Viajamos a 1938 y conocemos a marcel Kint, alemán, que se convierte en campeón mundial.
Diez años después, y tres ediciones más allá, por el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, Valkenburg corona a Alberico Schotte, el belga que sacó petróleo de la increíble rivalidad de Bartali y Coppi, anulados en un marcaje imposible.
Año 1979. Jan Raas, el especialista en la Amstel, saca oro de Valnkenburg que bate al sprint a Thurau y Bernaudeau.
Ya en el 98, Oskar Camenzind, suizo de Mapei, se corona campeón el día que todos miraban a Michele Bartoli bajo el diluvio de septiembre limbugués.
El Tour tambièn ha aterrizado por Valkenburg, dos veces además. Ganaron Giles Delion, prometedor francés, en 1992, y Matthias Kessler, alemán de final infeliz, en 2006.
Pues bien, con este bagaje, con una infinidad de carreras, pruebas y eventos relacionados con las dos ruedas, el Campeonato del Mundo de ciclocross aterrizó hace cinco años en Valkenburg.
Imagen: G.Demouveaux
Ciclismo antiguo
1994: La Flecha Valona que cambió el ciclismo
Nada fue igual tras la Flecha Valona de 1994 y los azules haciendo pleno
La primera parte de los noventa se tiene como la época más oscura de la historia del ciclismo y muchos toman la Flecha Valona de 1994 como el cénit.
No son pocos los testimonios que hablan de un ciclismo psicodélico, de corredores que no corrían, volaban, de cosas raras, de podencos hechos caballos de carreras,…
Testimonios no faltan.
Dos son elocuentes. Greg Lemond justifica parte de su declive por las dos velocidades de aquel ciclismo, un salto de rendimiento que apuntaba una sustancia cuyas siglas eran EPO. David Millar habla en su libro de sus primeras carreras como algo inalcanzable, no había ni roto a sudar que el pelotón ya les había dejado de rueda.
#DiaD 20 de abril de 1994
En el año 94, la Vuelta a España seguía disputándose en abril.
En la antesala de la misma estaba el tríptico de las Ardenas, pero en orden diferente al actual. Una semana después de Roubaix, se corría la Lieja, luego la Flecha Valona y finalmente la Amstel, posteriormente vendría la Vuelta que en esa ocasión dominaría a placer Tony Rominger.
La Flecha Valona se presentaba como la reválida para Eugeny Berzin. El ruso de rubia cabellera había ganado en Lieja días antes y era la punta de lanza del potente Gewiss. Por nombres el equipo celeste copaba las apuestas, sin embargo, los italianos no querían ganar, querían sencillamente coparlo todo.
En el llano que precedía el muro de Huy, Berzin, que iba insultantemente fácil, tomaba unos metros sin que nadie osara seguirle, salvo sus dos compañeros Moreno Argentin y Giorgio Furlan. En la cima de Huy Argentin culminaba la masacre, siendo primero por delante de sus dos colegas.
“Ellos ruedan y nosotros nos quedamos. Hacen que ir en bici parezca sencillo, no necesitan ni preparar estrategia alguna” dijo Gérard Rué, el gregario de Miguel Indurain, preso de la incredulidad.
Los peores temores que circulaban por el pelotón se hacían realidad y las sospechas no tardaron en plasmarse cuando al día siguiente en una conversación entre Michele Ferrari y varios periodistas, en una pedanía de Lieja, el galeno afirmaba sin pudor:
“Si yo soy ciclista y sé que hay una sustancia que mejora el rendimiento y otros la usan, yo también la utilizaría. La EPO no es mala, sólo lo es si abusas de ella, como si te atiborras de zumo de naranja”.
En efecto, el ciclismo de dos velocidades ya era un secreto publicado y público, la caja de pandora se había abierto, estallaría en pocos años…
Imagen: Cronoescalada
Ciclismo antiguo
Amstel Gold Race by Jan Raas
Nadie dominó la Amstel Gold Race como Jan Raas
Jan Raas fue una de las esas buenas figuras que tuvo el ciclismo a finales de los setenta y principios de la siguiente, que hizo de la Amstel Gold Race su feudo, se la llamó «Amstel Gold Raas».
Nacido en 1952, fue posiblemente el primer ciclista con pinta de intelectual.
Todo un espejo donde se miró el maître Fignon.
Fue posiblemente el gran valedor de esa megaestructura neerlandesa llamada Ti Raleigh comandada por Peter Post.A Raas la victoria le gustaba más que a un tonto un lápiz
Era perrete, parecía italiano más que ciudadano del respetable reino neerlandés.
Gustaba, además, de tomar el pelo a los rivales.
Su último gran triunfo fue en el Tour de 1984, una etapa donde puteó con tino al visceral Marc Madiot, hasta que le rebañó la victoria toda vez que le había asegurado que no estaba para dar relevos.
Sin embargo tuvo gestos encomiables, como cuando renunció al amarillo en un prólogo muy condicionado por la furiosa lluvia.
Eso sí, al día siguiente se empleó a fondo para vestirlo en buena lid.
Éste era Jan Raas
En 1977 Jan Raas ganó su primera Amstel, poco después de hacerlo en San Remo
-
Ciclismo1 semana atrás
Ciclista: El casco, siempre el casco
-
Ciclismo antiguo1 semana atrás
1994: La Flecha Valona que cambió el ciclismo
-
Ciclismo1 semana atrás
La Flecha Valona de Igor Astarloa ya queda lejos
-
Ciclistas1 semana atrás
5 desenlaces de capo en los monumentos
-
Mundo Bicicleta2 días atrás
Cambribike 2024: Cambrils en el mapa del ciclismo
-
Ciclistas6 días atrás
La última marcianada de Van der Poel podría estar en Lieja
-
Ciclistas7 días atrás
Juanpe López, el ciclista que te pone nervioso
-
Ciclismo antiguo5 días atrás
Briançon, Lieja & Valkenburg, las 3 esquinas del ciclismo