Romain Bardet
¿Por qué insiste Bardet en el Tour?
El recorrido del Tour parece ideal para Bardet, cuando lo importante es que la carrera no se le da
Leo en muchos sitios que este Tour está diseñado para que un francés vuelva a ganar la carrera, tantos años después, y muchos miran a Bardet.
Ojo que vamos para 35 años en el inminente 2020, una competición que en este tramo ha caído en manos de españoles, americanos, ingleses y hasta un italiano y colombiano.
Sinceramente, pensar que esto se hace para un francés es un argumento tan manoseado que suena a tópico, parte perenne del paisaje.
Un tópico tan manido como el de «ahí fuera nos tienen manía» tan extendido a este lado de los Pirineos.
El Tour es bueno para el más fuerte, y si éste es un francés, perfecto, en todo caso, las cosas hay que demostrarlas.
Cualquier favorito que no salga de la terna del Team Ineos para el Tour 2020 no tiene, sobre el papel, el mismo peso, a meses vista de la gran carrera.
Ahora bien, ojo, que una cosa es decir que el Tour se hace para un francés y pensar que el ciclismo del hexágono tenga opciones reales de ganarlo.
Y el ejemplo más plausible es Romain Bardet, quien parece seguir empeñado en el error que está marcando los mejores años de su carrera deportiva-
Hace unas semanas metimos al francés en una muy subjetiva lista de corredores que pensábamos que nunca ganarían el Tour: además de Bardet, ahí situamos a Adam Yates, Nairo y Porte, éste hace dos o tres años que ya no era favorito.
Desde entonces, aquello fue hace un par de meses, en el calorcito de las vacaciones de agosto, Romain Bardet había demostrado querencia con el Giro de Italia.
Todos los portabicicletas de bola de remolque
Una decisión sabia sobre el papel, que cabía demostrar con hecho, el Giro es una carrera que te da y quita razones, que te pone en el candelero o te deja en la cuneta, no tiene el caché del Tour, ni su valor universal, pero ciclísticamente es apetecible.
Más cuando tu principal motivo vital, el Tour de Francia te cierra las puertas a cada paso, de forma además tajante.
Cualquiera que mire la progresión de Bardet en el Tour verá que su montaña rusa apunta para abajo.
Pisó dos podios, el segundo de ellos in extremis tras la crono de Marsella, pero eso fue hace dos años.
Desde entonces: calabazas.
Decir que Romain Bardet no va a ganar nunca el Tour es atrevido, qué duda cabe, pero sinceramente, no se le da.
A la luz del recorrido que el Tour presentó ayer en París, Bardet le ha hecho ojitos a la carrera y su trazado.
Vuelve a las andadas, veremos si finalmente corre el Tour 2020.
Quizá le convendría ver lo que hizo en su día Thibaut Pinot, que tomó distancia del Tour, se oxigenó, ganó etapas en Giro y Vuelta, firmó un Lombardía memorable y volvió reforzado.
Vale que acabó abandonando, entre lágrimas, pero el mejor Pinot de la historia lo vimos en este último Tour, convendría que Bardet lo sopesara.
Como Alaphilippe que va a ver qué pasa… pero sin obviar otras piezas, también codiciadas, de la campaña.
Un paréntesis, relajar la presión, y al final… hasta igual salen bien las cosas.
Romain Bardet
Lieja: Romain Bardet sobrevive a los tiempos y los monstruos
La segunda plaza en Lieja nos recuerda el excelente ciclista que es Romain Bardet
En este mal anillado cuaderno cada éxito o buen resultado, como la plaza de plata en la Lieja, de Romain Bardet, se celebra.
Siempre.
Ayer, mientras Pogacar, muy cansado en meta, celebraba los primeros instantes de su segundo victoria en la decana, la televisión pinchó un momento a Romain Bardet, quien miró a la cámara, sonrió y agitó el puño derecho, creo.
Fue un gesto natural, sin aspavientos ni nada similar, estaba celebrando una segunda plaza, pero que segunda plaza
Co esa segunda plaza, el primero de los «humanos» podríamos decir, Romain Bardet recordaba en Lieja que su ciclismo de sentimiento y sensaciones sigue vivo y vigente, no sin dificultades, pero vivo al fin
Era un nuevo top ten para Romain Bardet en la capital valona.
Como es de esperar sus mejores resultados clasicómanos se producen en Lieja y Lombardia, pero en especial en la primera, en la que Romain Bardet ya ha sido dos veces podio.
No ha ganado nunca un monumento, pero ha estado ahí, no lejos de los mejores.
Pero si hasta fue subcampeón en el mundial que corona a Alejandro Valverde.
Porque Romain Bardet lleva años en el negocio, hace diez fue cuando explotó en el Tour, el de Nibali, y toda Francia se emocionó con lo que podría llegar hacer.
Pisó dos veces el podio, pero nunca hizo de menos el resto del calendario, ni siquiera en sus años de prime con la Grand Boucle, y así ha granjeado un palmarés pequeño, sólo 10 victorias, pero muy potente en calidad y aprecio de la gente, pues se le quiere, esa es la verdad.
Cuando el año pasado Remco Evenepoel el ganó la etapa de Pirineos en la Vuelta, todos asintieron ante la entrega y honestidad de este ciclista que admite que las cosas han cambiado mucho para su gusto, pero que tuvo arrestos para salir del grupo que Pogacar acababa de destrozar y firmar una posición de plata que tiene un mérito brutal.
Cuando tengáis dudas de a dónde va este deporte, cuando veais cosas que no os emocionan, hay tirar de los clásicos, tirad de Romain Bardet.
Imagen: A.S.O./Gaëtan Flamme
Ciclistas
Romain Bardet ante el ciclismo cada vez más frío e igual
Las críticas de Bardet a la gelidez del ciclismo actual están bien justificadas
«Somos rendimiento y más rendimiento, pero se está perdiendo su lado humano» así, tan simple, lo ha explicado Roman Bardet.
Ya sabéis que en este cuaderno al francés se le tiene un justificado cariño, y digo justificado, porque cada vez que habla, lo clava.
Romain Bardet lleva en esto más de diez años y ha presenciado ese vuelco que ha experimentando el ciclismo en primera persona,
Un cambio que en nuestro podcast ya han expresado ciclistas como Luisle, Amador o Ion Izagirre.
Sólo tenéis que pasaros por cualquier hotel de la provincia de Alicante, por ejemplo, y tomar un café en el lobby del mismo si hay un equipo ciclista concentrado.
El factor humano existe entre los ciclistas y el staff, es obvio, pero fista mucho de lo que fue.
Todo son pantallas, excels y responsables de rendimiento analizando datos más allá de la persona, números que chafan sensaciones, que no hablan de la moral ni del ánimo.
Sucede que esto ya es una realidad hace unos años y ¿qué pasa?
Pues que como bien dice Romain Bardet, el ciclismo se nutre de piezas clónicas e iguales, omitiendo la singularidad y neutralizando la iniciativa individual
«Nos perdemos un Thibaut Pinot» viene a decir en lo que considero un acto de justicia de su persona hacia quien ha sido su gran rival en el corazón de franceses durante esta década.
Con este paisaje es de recibo que elementos que se atreven a marcar la diferencia, dígase Pogacar o Evenepoel, de la nueva generación, se hayan ganado el favor del público, claro que para ello hay que tener el motor de privilegiados que sacan en cada carrera.
Romain Bardet
Mucho interés por ver a Bardet en el Tour
Sin optar a ganar el Tour, Bardet seguro que escribirá titulares en Francia
Ya sabéis que con Romain Bardet la objetividad no es norma de la casa y esta vez, al calor del Tour, tampoco a va ser una excepción.
A pocos días del Tour, leemos que Bardet será de la partida.
Hace unos años que el francés no es aspirante al trono que un día le discutió al propio Chris Froome..
De hecho creo, que nunca estuvo en disposición de ganar el Tour, por muchas ganas que hubiera en «la France» tuviera en verle suceder a Hinault.
El 2016, asaltó la segunda plaza en el tramo final con un ataque bajo la lluvia que fue de lo mejorcito de aquella edición.
Al año siguiente, tuvo a Froome siempre ha tiro, gozaba de un gran equipo, pero nunca inquietó al inglés, al extremo que casi le quita el podio Landa.
Esas dos opciones que tuvo Bardet de subir al cajón parisino se resumen rápido pues desde entonces nunca más ha estado en él.
La presión que Bardet debió gestionar los días de miel os la podéis imaginar.
Estaba entonces Francia buscando sucesor al tejón más de treinta años, y sobre Bardet y Pinot se depositaron grandes esperanzas de devolver el Tour a su anfitrión.
Ahora, que vamos camino de los cuarenta años del Tour de 1985, Bardet vuelve a Francia con ideas renovadas.
Hace tiempo que se percató que el Tour no entraba en su molde, pero descubrió que había más terreno para brillar.
Apostó al Giro, cosa que no le ha salido nada bien: en 2020 quería correrlo pero la pandemia removió el calendario, el año pasado estuvo cerca de ganar alguna etapa, pero nunca le vimos para la general y esta vez, dejó la carrera cuando estaba entre los que acabaría en el podio, lo hizo vomitando.
Luego están las clásicas, una opción poco divulgada para Bardet que ha sido podio en Lieja y Strade e incluso medalla de plata en un mundial, el que ganó Valverde.
Como veis, registros no le faltan y este corredor que un día optó a ganarlo, vuelve al Tour con idea, seguramente, de sacarle brillo a la pizarra de su equipo, un DSM que gana poco, pero que cuando lo hace lo logra en base a un buen trabajo colectivo y una estrategia brillante.
Bardet en el Tour ya no cuenta como ganador potencial -nos gustaría haber visto dónde habría llegado hace dos años- pero eso no le quita atractivo por ver cómo sabe reformularse y luchar por otras opciones que también embellecen una trayectoria deportiva.
Tras él y Pinot, no veo a nadie en Francia con hechuras de ganar el Tour a modo inmediato, pero ello no le va a quitar un ápice de ganas al bueno de Romain, el mismo que en 2015, tras descolgarse de la lucha por el podio, maravilló en el descubrimiento de los Lacets de Montvernier y nos obsequió con un descenso para enmarcar.
Porque este tipo tan flaco y repeinado siempre vuelve, es un tesoro, uno de esos ciclistas de clase top que echamos de menos en este lado de los Pirineos, un tipo que ademas protagoniza portadas porque en el albur de un terraplén es capaz de olvidarse de la carrera y ayudar a su compañero a volver a la carretera.
Tenemos interés por ver qué le depara el Tour…
Romain Bardet
Así supe de los estudios Romain Bardet
Los ciclistas con estudios como Bardet siempre me llamaron la atención
Hace ya unos años que leí y guardé un recorte de L´ Equipe en el que salía una entrevista a Romain Bardet.
La pieza data del momento que el ciclista nacido en los confines de la Auvernia tenía 23 años, justo cuando acabó el Tour 2013.
Entre los balances de Froome, la explosión de Nairo y el podio de Purito, nos llamó la atención un artículo que hablaba de un ciclista- estudiante que firmaba interesantes lecciones:
“No sé si tengo un perfil raro, pero sí que despierta interés. Soy una persona etiquetada como corredor-estudiante, algo que nunca busqué. Sin embargo no me presento como un ciclista cuando estoy en la universidad ni como estudiante cuando compito. Ahora bien, si mi historia puede servir a los jóvenes, perfecto”
“Yo digo que es posible hacer las dos cosas, competir y estudiar, al máximo nivel. Muchas veces me vienen chavales que dicen interrumpir los estudios porque quieren ser profesionales. Perfecto, les respondo, pero ojo, porque la bicicleta no debe ser exclusiva en tu vida para hacerlo bien”
Romain Bardet no fue el primer ciclista que en su equipaje se lleva libros de texto, si bien a mi entender son pocos los que prueban a compaginar.
La extenuación que rodea este deporte provoca una conciliación difícil, pero no imposible tal y como aquí vemos.
Bardet manejaba una teoría que podría titular “mantener un pie en la realidad” y no es otra que el vínculo entre la facultad y el ciclista y el mundo real, algo que para muchos es un muro más complicado que los empedrados flamencos.
Él lo llama aterrizaje y lo pone en la edad ficticia, aunque probable, de 35 años, ese periodo en el que muchos ponen o están a punto de colgar la bicicleta.
El francés acabó décimoquinto ese Tour, con el tiempo llegaría a ser podio.
No le dedicaba tiempo a la Playstation ni estudiaba tumbado.
Cursaba entonces administración de empresas en la Escuela de Comercio de Grenoble a través de correspondencia y formación continua.
“La bicicleta es mi pasión, en ella vuelo, me realizo como persona, pero si un día, por lo que sea, tengo que parar, no seré un desconocido, habré preparado un camino que podrá abrirme nuevas posibilidades”
Foto tomada de www.mon43.fr
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